Visitas

miércoles, 4 de marzo de 2009

UNA PROFECÍA PAGANA. BUCÓLICA IV DE VIRGILIO

La llegada de Jesús al mundo no pasa desapercibida fuera del ámbito de Israel. En la propia Escritura se nos habla de la adoración de unos desconocidos magos que, procedentes de oriente, ofrecen al recién nacido oro como a Rey, incienso como a Dios y mirra como a hombre. Este episodio, por sabido, no lo comentaré. Pero, aparte de algunas leyendas de marineros mediterráneos que no tienen más base que las creencias populares, sí ha llegado hasta nuestros días un poema que, pasto de falsos eruditos, no todos han querido ver en él lo que realmente significa. Fue escrito cuarenta años antes del nacimiento de Jesús y comienza así:

¡Oh musas de Sicilia! Elevemos un poco el tono de nuestros cantos. No todo el mundo ama las arboledas y los humildes tamarindos. Si cantamos las selvas, que al menos sean dignas del cónsul. Ha llegado la edad anunciada por la sibila de Cumas. Todo empieza de nuevo y he aquí que empieza una nueva serie de siglos. He aquí, asimismo, que vuelven la Virgen y el reino de Saturno y que baja una generación nueva de las alturas del cielo. Dígnate amparar ¡oh casta Lucinia! la cuna del niño cuyo nacimiento significará el fin de la raza de hierro y hará surgir en el mundo la raza de oro. Reine ya en adelante tu hermano Apolo. Es justamente bajo tu consulado ¡oh Polión! cuando va a iniciarse esta edad gloriosa y, bajo él, cuando los meses del Año Grande van a abrir su curso. Si alguna huella quedase de nuestro crimen, no tendrá efecto alguno y su desaparición librará a la tierra de un terror perpetuo. Este niño tomará existencia divina, verá mezclados los héroes con los dioses, le contarán éstos como uno más de ellos y gobernará el universo pacificado por las virtudes de su padre (...) Todo rebosa alegría por el honor del siglo que llega. ¡Ojalá pudiera ver prolongarse mis últimos días! ¡Ojalá tuviese espíritu bastante para celebrar tus magnos hechos!...

No busquen este texto en la Biblia. El autor es Virgilio y el poema es su Bucólica IV (algunos cursis la llaman égloga) y, bajo mi punto de vista no puede ser más significativo. Cierto es que el cónsul Polión era su mecenas y que su mujer estaba embarazada por aquellas fechas pero, por muy pelota que fuese Virgilio, si esto es un elogio al futuro hijo de Polión se nos antoja desmesurado y su propio mecenas lo podría mandar crucificar por adulador descarado. Además, el esperado hijo resultó ser una niña. A mi humilde modo de ver, es una profecía mesiánica escrita en la Roma pagana del siglo I antes de Cristo.

En la Divina Comedia, Dante hace de este poeta su guía en los infiernos. Por algo será.