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sábado, 29 de marzo de 2014

Pide entrar el amor; abrid la puerta,
que no pase de largo y os olvide.
Nadie sabe qué es ni lo que pide;
nadie hablará de él a ciencia cierta.

Dejad que siga así, pues no está muerta
el alma en que el amor llegue y anide.
Que llegue y que se quede, pues no impide
vivir esa pasión que siempre acierta.

Quiere entrar el amor dando la vida;
no le importa ninguna circunstancia
ni se anuncia su hora de venida.

Dejadlo entrar; volved a vuestra infancia.
Que nadie por soñar es un suicida
y nadie por amar sufre ignorancia.

viernes, 28 de marzo de 2014


San Jorge y el dragón

Hay tradiciones en la Iglesia que datan desde la más remota antigüedad y que mantenerlas a toda costa le han hecho más daño que todos los cismas y herejías juntos. Una de ellas es la de san Jorge y nos vamos a ocupar hoy de esta figura canonizada por el Papa Gelasio I en tiempos tan lejanos como el año 494. En el acta de su canonización figura que lo ha sido "como uno de esos hombres cuyo nombre es venerado por los hombres pero cuyos actos son sólo conocidos por Dios". Esta nota es ya lo suficientemente ilustrativa como para indicarnos que ya por aquellos tiempos existían dudas sobre su existencia y sus hazañas.

Como todo el mundo conoce, con más o menos adornos y variaciones, se cuenta que Jorge fue un caballero de Libia o Capadocia -en esto no se ponen de acuerdo- que mató a un dragón para salvar a una doncella que alguna de estas leyendas llega a definir como princesa. Pero ¿quién se cree semejante patraña? Sería para reírse si no fuera por lo serio del asunto. Y en ese asunto vamos a tratar de entrar ahora.

Aunque puede haber otras explicaciones que se refieran a trasuntos de personajes o dioses mitológicos trasplantados a la hagiografía cristiana, la historia más probable es la del hombre notable o caballero de alguna ciudad del norte de África o de la actual Turquía quien se enfrentó al gobernador local en tiempos de Diocleciano, cuando más arreciaban las persecuciones contra los cristianos hacia el 303 de nuestra era. Al ser un hombre notable nada tiene de extraño que se le uniera gran parte de la población para conseguir echar o matar al representante de la Roma perseguidora y liberar a la Iglesia perseguida.

Ya tenemos todos los elementos: Un caballero que se enfrenta a un dragón (el gobernador) que se dedica a matar a los habitantes de la ciudad (los cristianos) y que, de paso, libera a una princesa (la Iglesia) cautiva por ese malvado dragón que también se dedicaba a arrasar cosechas y a matar el ganado. Con este último símil se define mucho mejor al gobernante que fríe a impuestos al pueblo en provecho propio.

Como es natural, ante una poderosa Roma bien poco tenía que hacer a medio plazo, así que poco después, Jorge murió mártir. Según unos fue decapitado como ciudadano romano y según otros fue atrozmente torturado antes de morir al despojársele de dicha ciudadanía por levantarse contra la autoridad del Imperio. El culto a San Jorge mártir comienza muy temprano y ya se tienen noticias de una iglesia levantada en su honor y convertida en lugar de peregrinación en tiempos de Constantino en la ciudad de Diospolis, la antigua Lydda.

Está claro. Lo que no está nada claro es por qué la Iglesia ha permitido la persistencia de una leyenda muy posterior a su muerte. El asunto del dragón y la princesa ya es tardío porque se empiezan a tener noticias de tal patochada simbólica entre los siglos IX-X ¿Quizá porque tal leyenda simbolizaba a la perfección la liberación de una iglesia local por el santo en una época muy dada a las hazañas de caballeros de armadura reluciente y de creencias en dragones y monstruos fabulosos? Quizá; pero lo cierto es que el mantenimiento de tal leyenda y la iconografía que originó ha sido y es motivo de mofa de los detractores de la Iglesia.

Ya es hora de tratar de aportar mi granito de arena a la muy probable verdad. Y eso acabo de hacer. Gracias por aguantarme.

jueves, 27 de marzo de 2014

El origen de la tapa

Se ve cada cosa producto de la ignorancia que da vergüenza ajena, pero que pasa desapercibida porque la gente no se da cuenta. Así me explico yo la clase de gobiernos que padecemos.

Pero no voy a hablar de política porque acabo de cenar y no quiero vomitar. Hablaré de algo que acabo de prometerle a mi hermana y suelo cumplir mis promesas cuando me dejan. Por ello voy a tratar de ilustar el origen de la tapa y el porqué de su curioso nombre que no tiene nada de caprichoso.

En la Sevilla de principios del XX y hasta muy avanzado tal siglo, existió en la calle Sierpes un lugar llamado Café Madrid que hasta yo conocí y frecuenté en mi juventud como pésimo aficionado al billar que fui. Aquel lugar era muy grande y su principal atractivo, como ya he dicho, era que tenía bastantes mesas de billar que casi había que reservar hora para usarlas, tal era el éxito del negocio. Acudíamos aficionados y profesionales de ese divertido deporte y también una buena pandilla de maricones que se apostaban al lado de la barra para disfrutar viendo posturitas. Eso lo supe después y no volví ¡Faltaría más!

Pues bien, apenas comenzado el siglo había en Sevilla un señorón de los de antes que, aquejado de obesidad mórbida como se dice ahora, los médicos le recomendaron un ejercicio moderado como el billar, por ejemplo. Nuestro gordinflón les hizo caso y allá que fue todos los días a echarse su partidita dándole al taco.

El remedio medicinal tuvo tanto éxito que el buen hombre se aficionó y se pasaba las horas en el Café Madrid dale que te pego a las bolas sobre el tapete. Tantas horas se tiraba allí que a media mañana sentía hambre y como en el Café no se servía comida, mandaba al botones a una taberna cercana a por una copa de buen vino dándole la siguiente orden:

-Me traes una copa de vino pero bien tapada con su tapa ¿Eh?

El botones cumplía fielmente el encargo y llevaba a su ordenante la copa de vino tapada con una hermosa loncha de jamón del mejor. No sé si en aquellos tiempos existía con el precio del jamón el mismo cuento de ahora, pero nuestro protagonista no estaba para reparar en gastos.

El caso es que se puso de moda entre los señoritos de la época pedir el vino con su tapa correspondiente. Del jamón se pasó a los embutidos y así se llegó a una serie de platitos pequeños deliciosos que los camareros recitaban de memoria sin parar ni respirar en cualquier bar o taberna que se preciara y que, más o menos, decía así:

-Calamares fritos, calamares a la riojana, merluza frita, merluza a la vasca, bacalao frito, bacalao al pil-pil, boquerones fritos, boquerones en vinagre, acedías fritas, gambas a la plancha, gambas rebozadas, chipirones plancha, tortillita de camarones, riñones al Jerez, huevas fritas, huevas con mayonesa, mero empanado, pez espada a la plancha, filete empanado, solomillo con papas, carne con tomate, carne mechada, jamón, queso, chorizo, salchichón...- Sin olvidar que, en temporada, no podían faltar los gloriosos caracoles y las cabrillas, deliciosos gasterópodos de especies muy diferentes que se confunden por sistema fuera de Andalucía la Baja.

El tiempo pasó y cerró el Café Madrid. En su lugar existe hoy día un horror muy moderno que más vale no mencionarlo. Pero sigue existiendo la calle Sierpes y la implacable memoria de los que vivíamos entonces y que ya falta poco para que nos extingamos para que venga a reclamar la paternidad de la tapa cualquier idiota de cualquier parte con su porquería llamada "Cacafú de la vaca a la reducción de la salsa de ostras con vino Pedro Jiménez y su santa madre" y te cobre por esa guarrada un chaparrón de euros.

¿Tapitas a mí? ¡Amos, anda!

martes, 25 de marzo de 2014

Reactivo mi blog de siempre. Han pasado casi cuatro años desde mi última entrada y he tenido en alguna ocasión que limpiarlo de comentarios cifrados que Dios sabe de dónde venían y con qué propósito.

No quiero comentar las circunstancias que me alejaron de aquí y de las que soy el único responsable. Tampoco pienso cargar contra aquellos que se llamaban mis hermanos y amigos y acabaron calumniándome y traicionándome... precisamente por haberles ofrecido alojamiento en este lugar en Octubre de 2009. Lejos de mí el rencor y las tentaciones de citar nombres y lugares donde pueden ser fácilmente identificados.

Pero no todo va a ser malo. He vuelto; y he vuelto libre de ataduras y compromisos. He vuelto con ánimos redoblados y la satisfacción del deber cumplido. A partir de ahora colgaré en este lugar en primicia e "in extenso" las cosas que se me ocurran e iré dejando atrás, poco a poco, mi muro de Facebook, en el que sólo iré poniendo enlaces a este lugar.

Gracias a todos los que hicieron aquí sus comentarios en la etapa anterior. Espero que en esta nueva andadura no se vean defraudados. Esta es mi casa, la de mis amigos y la de todas las personas de buena voluntad. Bienvenidos seáis todos los limpios de corazón.