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martes, 27 de mayo de 2014

- UN RIDÍCULO PARA LA HISTORIA UNIVERSAL: EL DISCURSO DE OBAMA DE 2009 EN EL CAIRO -

No me quedo con las ganas de publicarlo. El ataque de risa que me dio el 4 de Junio de 2009 fue tan grande que aun me provoca la carcajada al recordarlo. Fue una de las meteduras de pata más grandiosas de la Historia Universal. Quizá sólo comparable al ridículo que hizo Franco en la entrevista de Hendaya(1) o a la soberana estupidez del soberano estúpido de Sabino Arana cuando pretendió convertir Vasconia en un estado más de USA.

El flamante Presidente y Premio Nobel de la Paz Barack Hussein Obama, se planta en la Universidad de El Cairo a hablar de la tolerancia y, sin cortarse un pelo, va y larga por esa boquita: "...como podemos ver en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición"(2) ¡Bien, señor Presidente! ¡Ha dado usted en la tecla! Lo malo es que no sé de qué Andalucía ni de qué Córdoba estaba usted hablando.

Parto de la base de mi firme creencia de que un Presidente de los Estados Unidos de América no es ni puede ser tonto. Para empezar, él sabe de sobra qué poderes lo han elevado a tan alta magistratura a través de unas elecciones muy democráticas, pero de las que todos sabemos lo que hay detrás. El Presidente puede ser, como en este caso, un perfecto inculto; pero nada de tonto. Entonces ¿por qué elige a una manada de tontos, incultos y analfabetos para escribirle los discursos?

Con los debidos respetos, señor Presidente, la frase es para grabarla en piedra como un monumento a la antología de la estupidez. Es muy difícil decir tantas tonterías en tan pocas palabras(3)

En esa tolerante Córdoba Omeya de la que usted nos habla, señor Obama, Almanzor se dedicaba a cortar los pechos de las mujeres cristianas lactantes para darse el gustazo de ver a sus hijos morir de hambre. Sólo es una anécdota sin importancia, claro. Pero repasemos los hechos de la Historia de tan tolerante Califato que usted puso como ejemplo en la Universidad de El Cairo.

Año 750. Egipto. La familia Omeya es derrocada de la línea del Califato por el asesinato de Marwan II y sustituida por la familia de los Abasidas. Los Omeyas supervivientes fueron convocados en la villa de Abu Futrus, en la actual Israel, para un banquete de reconciliación. Naturalmente, dados los usos y costumbres de tan pacífica y tolerante sociedad, sólo hubo algunos supervivientes de ese banquete tan amistoso. Y eso porque pudieron esconderse y huir. Estos supervivientes escondidos fueron los hermanos Abderramán y Yahia, un pequeño de cuatro años llamado Suleimán, hijo del primero de ellos, más un grupito formado por sus hermanas y un liberto de origen griego llamado Badr. Primero se esconden en Damasco pero, ante la presión de la persecución, el valiente Abderramán abandona a sus hermanas y a su hijo a su triste suerte y se escapa al desierto a vivir entre las tribus de beduinos. La persecución arrecia y, al final, Yahia es capturado y decapitado. Abderramán y su liberto Badr se escapan gracias a saber nadar y poder cruzar así el Éufrates. Tras lo que pueden llegar a escabullirse y seguir camino hacia el norte de África.

El idílico y tolerante viaje de Abderramán no había terminado aun. Revueltas y más revueltas, caciques locales derivados de la fragmentación de poder que propició la destrucción de las estructuras administrativas romanas a causa de la invasión islámica, hacen que nuestro hombre llegue hasta Mauritania, desde donde también es expulsado por peligroso y tiene que huir por pies hasta llegar a Ceuta en el año 755.

Aprovecha Abderramán las continuas guerras civiles tan típicamente morunas de la Península y desembarca en Almuñécar con la declarada intención de derrocar al emir Yusuf quien, a la sazón, estaba sofocando otra revuelta en Zaragoza(4). Tiene éxito y, a la vuelta de Yusuf con su ejército muy mermado, se encuentra ocupada la silla y tiene que capitular ante el nuevo jefe, aunque después sufriría la más que esperada traición del recién llegado. Así eran los tolerantes tiempos y así las tolerantes figuras.

Bien; pues ya tenemos instalado en Córdoba al flamante emir que decía ser tributario de Damasco. Tan tolerante era que le daban grima sus nuevos súbditos, por lo que decidió recluirse en el entonces palacio de la Ruzafa para no tener que mezclarse con ellos. Antes de morir daría otro ejemplo de tolerancia al expropiar a la fuerza y por cuatro perras a los cristianos la iglesia de san Vicente Mártir para empezar a construir la Gran Mezquita. No hará falta añadir que, de paso, se cargó todos los monumentos romanos que pudo para conseguir materiales de acarreo. Eso de innovar no iba mucho con su mentalidad. El buen Abderramán I se llevó su ejemplar tolerancia al Paraíso del Profeta un día de 788, donde espero que siga ejerciéndola para bien de sus seguidores.

La Historia siguió. Y con ella la tolerancia musulmana. Los impuestos, ese asunto del que hasta usted, señor Obama, es reacio a mencionar y le comprendo, eran del 2.5% de sus ingresos para los musulmanes en el añorado y tolerante Emirato; para judíos y cristianos tan sólo eran de 50%. Una muestra más de la bondad de su régimen que consiguió hacer huir de Córdoba tantos artesanos cualificados que lograron dar esplendor a una incipiente Castilla con el arte mozárabe. Cosas de la Historia.

No quiero marearle, señor Presidente, con datos y cifras porque los registros están a su disposición y a la de sus muy torpes asesores. Tan sólo añadiré que, cuando el Emirato se convierte en Califato para evitar ser súbdito del de Túnez, el tolerante Abderramán III sentó plaza de infame pederasta con el asunto del niño Pelayo. Algo parecido a lo que ocurrió en nuestra España de 1992 con el caso de las niñas de Alcáser; asunto aun no aclarado pero que los nombres de sus infames autores circulan en boca de todos en la bella región valenciana.

Tampoco quiero aburrirle con la tolerancia de Almanzor. De sobras es sabido su decencia y humanidad con los cristianos muy poco antes de la caída definitiva de aquel reino de delicias en el que la vida de un no musulmán valía menos que la de una rata. He hablado de cristianos pero no me olvido de nuestros hermanos los judíos. El insigne Maimónides tuvo que salir huyendo de Córdoba por no poder soportar la tolerancia de los Califas. Otro gran ejemplo. Pero ahora volvamos a su necio discurso, señor Obama. Usted alude a los tiempos de la Inquisición y ya riza el rizo de la ignorancia.

Mire usted, señor Presidente. La primera inquisición establecida en el mundo fue la Pontificia en 1231. O sea, doscientos años después de la caída del tolerante Califato. La Inquisición Española, tan famosa a los ojos de los ignorantes que no quieren ver que sólo fue una más de las europeas y la menos sanguinaria(5) se estableció en 1486; o sea, más de trescientos cincuenta años después de la feliz caída del tolerante Califato.

¿Dónde queda su discurso, señor Obama?

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(1)Debidamente tapado por la prensa.

(2)El País. 4-06-2009.

(3)En el archivo oficial posterior se ha suprimido esa barbaridad y se ha suavizado diciendo: "Como estudiante de Historia, conozco la deuda que la civilización tiene con el Islam. Fue el Islam en lugares como la universidad de Al-Azhar, quien llevó la ilustración del saber durante muchos siglos, allanando el camino del Renacimiento y la Ilustración en Europa". Ya no hay más alusiones a Córdoba que por su madrassa (que no universidad) ni a la Inquisición. Por suerte, hay hemerotecas que nos dan la intervención directa. Yo la ví.

(4)Para quienes aun confundan Al-Ándalus con Andalucía. Al-Ándalus era toda la Península. Si algún insensato quiere entregar Al-Ándalus al Islam, ya sabe a lo que se expone: España y Portugal pasarán a los archivos de la Historia. Si es que queda algo más que un montón de basura.

(5)Tengo datos a su disposición. Si no los quiere, puede consultar al ilustre profesor Henry Kamen.

viernes, 23 de mayo de 2014

- SOBRE LA LIBERTAD. PENSAMIENTOS -

Mal puede la Verdad estar segura
en esta sociedad de cobardía
si no somos capaces, día a día,
de sortear la estúpida censura.

No hablo de ninguna dictadura
de la que declararse en rebeldía,
hablo de la perversa cercanía
de nuestro propio miedo a la aventura.

Cara es la libertad; todos hablamos
del estado feliz si es alcanzada
y todos ante ella renunciamos.

Somos, en fin, hipócrita manada
que ante la soledad nos achicamos
y demostramos ser que somos nada.

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Por fin en el silencio, meditando
en lo que puede hacerse con la vida,
concluyo que no puede estar perdida
si soy capaz aun de estar amando.

Serenos pensamientos van pasando
en busca de la puerta de salida,
haciéndome saber que no se olvida
la fuerza del amor que está esperando.

Silencio: fin de un día que nos deja
y habrá otros días más en que aprendamos
que hay algo que jamás se nos aleja.

En estas ocasiones meditamos
y una voz interior, clara y serena,
nos dice que vivimos porque amamos.

jueves, 22 de mayo de 2014

- A VUELTAS CON LOS REYES MAGOS -

Estamos tan inmersos en leyendas y en historias deformadas que, a estas alturas, es difícil distinguirlas de la realidad de los hechos. No obstante existimos algunos optimistas que lo intentamos e, incluso, optimistas patológicos que hasta divulgamos nuestros intentos en la esperanza de arrojar alguna luz sobre hechos tan cubiertos por la hojarasca del tiempo y de las intenciones más o menos dudosas de quienes ensombrecieron más o menos adrede ciertos episodios. Basta con recordar el sambenito que le cayó a la pobre Magdalena quien, siendo una mujer santa y virtuosa durante toda su vida, se vio obligada a cargar durante siglos con la fama de prostituta a causa de algún clérigo caprichoso que quería atraer para la Iglesia la inmensa legión de ellas que había en toda la Cristiandad(1). Por fortuna, ya los últimos pontífices han deshecho el embuste, pero lo que se mantuvo más de mil años no se borra en una generación y la gente sigue creyendo a pies juntillas que María de Magdala era una puta arrepentida. Pobrecita.

Pero este artículo no va de prostitución en el sentido literal de comercio sexual, sino de la falsificación iconográfica que se ha mantenido durante los últimos seiscientos años en torno a tan entrañables personajes como los Reyes Magos.

¿Sabemos algo de los Reyes Magos? Si somos sinceros, muy poco o casi nada. La Escritura nos habla sólo de unos Magos de Oriente (Mt 2:1-12) que le ofrecen al Niño oro, incienso y mirra, sin aclarar si eran dos, tres o más. Habla en plural, luego no era uno sólo; pero nada más sabemos aparte de leyendas tan dispares que no coincide ni una. Para aumentar la ceremonia de la confusión, el admirado y venerable Pontífice Emérito Benedicto XVI sugiere tímidamente, basado en el Salmo 72:10(2), que podrían provenir de Tharsis. Pero Tharsis no está precisamente al oriente de Belén, sino todo lo contrario. Repito: no sabemos nada.

Tan no sabemos nada que las representaciones iconográficas actuales, bien poco tienen que ver con las primitivas. Basta con empezar a mirar imágenes antiguas para darnos cuenta. Por ejemplo ésta:


Rávena. Basílica de San Apolinare Nuovo. Mosaico de los Reyes Magos (c. S. VI)

Empieza aquí a llamarnos algo la atención respecto a la iconografía actual, aunque los nombres coinciden con los que ahora conocemos. Tres personajes tocados con gorros frigios en actitud oferente pero ¿dónde está el Rey Negro? Cierto que la imagen es de principios del siglo VI. Sigamos buscando en el tiempo y nos encontramos con esta otra, nada menos que de Giotto di Bondone y pintada hacia finales del siglo XIII:


Padua. Capilla de los Scrovegni o Capilla de la Arena. Adoración de los Magos. Obsérvese la imagen del cometa sobre el Portal. Tampoco hay Rey Negro.

Pero avancemos en el tiempo y lleguemos a Stefan Lochner con esta pintura de la Catedral de Colonia fechada entre 1400 y 1410:


O irnos al divino Fra Angelico, ya en 1438, para observar lo mismo respecto a las razas de los adoradores:


Conclusión: El invento del Rey Negro es posterior, ya muy tardorrenacentista o plenamente barroco pero ¿Qué ocurrió para ello? Pues lo más probable es que los grandes viajes patrocinados y publicitados(3) por las coronas europeas que se empiezan a realizar por aquella época, con la consiguiente exportación de misioneros a tierras lejanas, hace calar en la conciencia eclesiástica la idea de incorporar esos pueblos a la Iglesia. En consecuencia, se implanta la figura de un Rey Negro como representante de esos pueblos de nueva evangelización. Un blanco anciano con pinta de sabio, Melchor; un semicobrizo Gaspar y un Baltasar completamente negro completaban el imaginario humano de la época.

Así es la Historia y así la cuento. Gracias por la paciencia.


Rubens. Adoración de los Magos. 1609. Museo del Prado

(1)Quizá algún día me decida a contar algo sobre prostitución durante el Siglo de Oro en Sevilla y sobre quiénes eran sus principales chulos beneficiarios.

(2)Los reyes de Tarsis y de las islas traigan presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrezcan tributo...

(3)Ya se hacían desde mucho antes, pero se callaban rutas, puertos, destinos y mercancías transportadas para evitar rapiñas de piratas. Tanto los de abordaje como los de la Hacienda de aquellos tiempos.

martes, 20 de mayo de 2014

- UNA MALA COMPRA: ASUS Transformer Book T-100 - (Y la esperanza de un final feliz)

Una mala compra y un peor servicio técnico. Lo normal en cualquier garantía es que si el aparato no cumple con todas las especificaciones sea reparado y, en caso contrario, sustituido por otro igual o de superiores características que satisfagan las expectativas del cliente. Pues cuento mi penosa experiencia con una de estas máquinas para que nadie que lea esto vuelva a picar en comprar este equipo y, por extensión, ninguno de la marca ASUS. El tratamiento que recibirá en caso de avería no podrá ser más desastroso.

- El pasado 11-03-2014 compré el citado equipo con número de serie 4716659640677. Dicho equipo fue debidamente probado y configurado y empezó a funcionar con total satisfacción.

- A los pocos días, en una videoconferencia apareció la imagen emitida con una franja horizontal de color verde que ocupaba dos tercios de la pantalla, aparte de observarse una doble imagen en la misma y dicha anomalía se transmitía al receptor. Puesto en contacto el 24-04-2014 con el vendedor (PC Componentes) se me indica que lo ponga en conocimiento del servicio técnico de ASUS, cosa que hice, donde se me indicó un procedimiento de restauración (Recovery) del sistema. Efectuado éste, el aparato volvió a funcionar con normalidad durante unas horas.

- Nuevamente se repite la avería y el servicio técnico de ASUS me da instrucciones para embalar el equipo. Me lo recogen en mi domicilio y lo llevan nada menos que a Viseu (Portugal) desde donde me es devuelto el 15 de este mismo mes acompañado de una hoja en la que se especificaban los trabajos efectuados; trabajos que no todos podían ser ciertos, ya que se habla de la reparación de la cámara y me cuesta creer que pueda ser reparable o sustituible una cámara integrada en una placa.

- Con esa misma fecha pruebo el equipo y, como me temía al leer el informe, la avería continuaba tal y como cuando salió de mi domicilio.

- Nuevamente llamo al servicio técnico desde donde se me solicitan fotos de la anomalía. Se las envío sobre la marcha y, al día siguiente se me hacen más preguntas sobre si la anomalía afecta sólo a la videoconferencia o a la captura de imágenes mediante fotos o vídeos. Le informo en el acto y, nuevamente me hacen esperar hasta hoy en que llamo por teléfono, ya indignado, y la única solución que me ofrecen es la de enviarlo de nuevo al taller.

Como se puede comprender, esto ya pasa de la raya. Sólo me queda recurrir a PC Componentes quien, dado el volumen de compras que hace al proveedor, quiero suponer que tiene mejores medios que yo para convencerlo de hacer las cosas como es debido. Por supuesto me reservo el derecho de hacer la debida publicidad de esta incidencia donde y ante quien estime oportuno.

Como curiosidad debo decir que, desde 1984, he ejercido de Analista y he asesorado a empresas y particulares sobre todo tipo de equipos informáticos. Y esta es la primera vez que me encuentro con esta contumacia ante una avería. Tomo nota de la marca para no volver a caer en una compra así.


Imagen de videoconferencia transmitida desde el ASUS y recibida en un HP-Compaq.

Postdata primera. Ante este artículo, PC Componentes me manda un amabilísimo correo en el que se ofrece a desfacer el entuerto. El equipo ya va camino de su sede. Espero ser tratado como una persona y como cliente. Ya sabéis: El servicio técnico de ASUS ¡Caca!

jueves, 15 de mayo de 2014

- CANIBALISMO EN LA BIBLIA -

Quizás pudiéramos pensar que fuera del desgraciado episodio de la hija del juez y caudillo Jefté se habían acabado las historias de horror en la Biblia pero, desgraciadamente, no es así. A veces hay situaciones tan extremas que sus consecuencias son repugnantes a nuestros ojos aunque, en realidad, no estamos en condiciones de juzgar ciertos hechos que ocurrieron en estado de absoluta necesidad. Recordemos el caso de aquel avión estrellado en medio de los Andes, cuando los supervivientes se comieron a los muertos en el accidente.

En el Código de las Siete Partidas, Alfonso X el Sabio manda castigar con la muerte el delito de canibalismo; pero se menciona la excepción a esta pena si tal hecho se diera ante la circunstancia de un asedio prolongado que hiciera imposible conseguir los víveres más elementales para una supervivencia básica.

Preámbulos aparte, vamos ahora con el relato bíblico. Ocurrió en los tiempos de Joram, Rey de Israel(1), cuando Ben Adad, Rey de Siria, sitia la ciudad de Samaria provocando un hambre atroz por la falta de suministros. Fue tal el hambre que, pasando el Rey por la muralla, una mujer le pide justicia contra una vecina suya (II Reyes, 6:28-30):

Preguntóle luego el Rey “¿Qué te pasa?” Y ella respondió: “Esta mujer me dijo: Trae a tu hijo y lo comeremos hoy, y mañana comeremos el mío, Cocimos, pues, mi hijo y lo comimos, y al día siguiente yo le dije: Trae a tu hijo para que lo comamos, pero ella ha escondido su hijo.” Cuando oyó el Rey las palabras de esta mujer, rasgó sus vestiduras...

Sorprende la actitud de tolerancia del Rey Joram, al rasgarse las vestiduras en lugar de mandar matar a aquellas madres caníbales. El estado de necesidad debía haber sido muy fuerte para nublar la razón de aquellas mujeres hasta ese extremo.

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(1)No confundir con su tocayo y coetáneo que fue Rey de Judá al quinto año de la subida al trono del Rey Joram de Israel, hijo de Ajab, de quien nos estamos ocupando ahora mismo.

miércoles, 14 de mayo de 2014

- DESMONTANDO MITOS (y VI) -

Las nuevas ideas y conceptos suelen tardar muchos años en calar en cualquier sociedad. Demasiados años en los que coexisten esos nuevos conceptos mezclados con los antiguos creando divisiones que pueden llegar a ser profundas. Para hacernos una idea sin salirnos del contexto en el que se ha desarrollado esta serie de artículos, sólo decir que en todo el Antiguo Testamento no se encuentra una sola mención al concepto de premio o castigo en la otra vida(1) y sólo en la tardía época de los Macabeos aflora tímidamente este concepto. Cuando se producía un fallecimiento, los autores bíblicos suele usar el eufemismo "Se durmió con sus padres" o una expresión parecida. Sin embargo, ya en vida de Jesús estaba casi totalmente extendida esa creencia en el pueblo judío. Tardó el concepto en penetrar casi del todo aquellas mentes.

Ahora presumimos de ser muy avanzados y de captar los avances tecnológicos y sociales al vuelo pero me temo que, en general, esto no pasa de ser una mera presunción. La mentalidad generada por dichos avances tarda generaciones enteras en modificarse y, cuando lo consigue, nos asombramos al ver que existen inmensas masas sociales aun ancladas en las ideas del pasado.

Pues bien; exactamente eso es lo que ha ocurrido con las ideas del Cristianismo. Dos mil años después de la venida de Jesús al mundo es ahora cuando, a nivel social, nos empezamos a dar cuenta de la trascendencia del Mensaje que nos dejó. Dos mil años de guerras de religión, de castigos en nombre de la misma, de inquisiciones, excomuniones por desviarse de la línea doctrinal impuesta, definición de dogmas que en muchos casos estaban encaminados al blindaje de la jerarquía; y un largo etcétera que hasta pueden escandalizarnos vistos desde la perspectiva del ser humano actual. Dos mil años sin ver, o sin querer ver, que el Mensaje no incluía guerras, imposiciones, exclusiones ni tormentos; tan sólo el Amor estaba incluido porque el mismo Amor era el Mensaje.

En estos mismos días en los que escribo esta serie, muchas almas aferradas al pasado se llaman a escándalo ante las expresiones de libertad del Papa. Expresiones de libertad ya esbozadas desde el breve reinado de Benedicto XVI, ese inmenso Teólogo aun felizmente vivo y lúcido, pero que ahora Francisco ha tenido el valor de empezar a exponer para escándalo de timoratos y esperanza feliz de los demás. Quiera Dios que esos timoratos abandonen pronto sus posturas arriscadas y se unan al alegre canto de libertad que nos ofrece la vida si seguimos el mensaje.

Termino ya esta serie de artículos. Y la termino con un par de fragmentos de mi Retablo de Resurreción. Perdonad la autocita. Aquí tenéis el breve Romance de la Libertad y su réplica:

"Nadie pretenda imponer sus criterios caprichosos, que ya no hay amos ni esclavos sino cristianos dichosos. Se acabe la prepotencia, se acabe la tiranía, terminen los sinsabores, acabe la hipocresía, concluyan los malos tratos y la sucia villanía de cobardes insensatos que asesinan la alegría de sentirse Hijos de Dios.

Caminemos por la senda de la igualdad sin reparos y del respeto hacia todos. Nadie quiera prevalencia: No admito ningún tirano ni admito a los opresores; no admito la fuerza bruta ni admito a quien no valore el trabajo que, por ellos, realizan sus servidores; el que corta iniciativas; quien se rinde ante los celos; quien envidia facultades y desea mal por ello. No admito a quien quiera ser el primero en el reparto; no admito a aquel que se encumbra sin méritos y trepando sobre mentiras sociales y sobre prestigios falsos. Que Dios confunda a los malos y que no oculten sus rostros y no admito el matrimonio en el que uno de sus miembros quiera ser dueño del otro. Que ya no hay amos ni esclavos, que no hay dueños ni señores; sólo siervos de un Amor que nuestras almas redime y nuestras vidas trasciende: el Amor de los Amores.
"

"Que no venga ningún necio con burdas imposiciones ni cobardes tradiciones de obediencias ancestrales, orígenes de los males de una humanidad esclava que ni decide ni piensa. La libertad, esa intensa llama que Dios nos ha dado; ese Dios que se ha inmolado para darnos esa inmensa sensación de ser amados. Sin dejar de ser un Hombre, nos ha enseñado el camino de la Libertad sagrada; puedo elegir mi destino al ser la criatura amada de quien nos da regalada la chispa de lo Divino: la Libertad deseada.

Gustosamente aceptamos las normas de convivencia, pero también repudiamos que fuercen nuestras conciencias -creyendo ser nuestros amos- quienes con más diligencia por ser quienes más amamos, nos impongan exigencias abusando que les damos nuestras vidas y vivencias.

Que nadie abuse de nadie ni le imponga sus criterios; que sólo el amor decida, que se destierre el desprecio. Que nunca habite en mi casa ni duerma bajo mi techo quien quiera tener esclavos, hasta que no rectifique y pida perdón por ello y pueda ser admitido a calentarse en el fuego que sólo Dios ilumina. Que sólo Dios es mi Dueño.
"

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(1)Para ser sinceros, salvo en el caso de la pitonisa de Endor (I Sam. 1:28) ni siquiera hay alusiones a esa otra vida tras la muerte del cuerpo.

martes, 13 de mayo de 2014

- DESMONTANDO MITOS (V) -


En las entradas anteriores ya se ha expuesto a grandes rasgos el hilo argumental de la Historia de la Salvación. El resto de esa Historia es muy conocido a través de la vida, pasión y muerte de Jesús hasta su Resurrección y Ascensión. Como dije antes casi dos mil años pasaron desde Abraham hasta él, años en los que hubo de todo lo bueno y todo lo malo. Nadie piense que en la línea genealógica del Mesías sólo hubo santos; nada más lejos de la verdad porque desde Judá yéndose de prostitutas y dejando embarazada a una de ellas hasta el propio David, quien se vale de un adulterio con asesinato incluido para engendrar a Salomón y siguiendo por la línea de reyes que cayeron en el paganismo y tomaron esposas y concubinas bien ajenas a lo ordenado en la Ley, hubo de todo. Pero no vamos a extendernos en ello porque no es propósito de esta serie de artículos. Centrémonos ahora en los dos mil años siguientes a la Resurrección de Jesús(1).

Bien claro lo dejó dicho inmediatamente antes de abandonarnos en cuerpo físico. "Un nuevo mandamiento os doy: Amaos los unos a los otros como Yo os he amado"(2). Sin embargo, parece que nos olvidamos de ello tan pronto como se nos impuso, porque los dos mil años siguientes fueron de traca.

En efecto. En cuanto empezó a extenderse la nueva Religión los aprovechados de turno se movieron con toda la rapidez posible para acaparar los puestos de más relumbrón. Al principio, tal acaparación de cargos era un pasaporte casi seguro al circo o a servir de luminaria pública en vivo pero pasaron los años y, tras la batalla de Puente Milvio en 312, un victorioso Constantino declara la libertad del culto cristiano en todo el Imperio con la consiguiente supresión de restricciones anteriores. Al ser el cristianismo una más de las religiones del Imperio sus sacerdotes y obispos tenían derecho a las mismas exacciones tributarias y subvenciones que los representantes de las demás religiones; además, siendo el Emperador hijo de una cristiana(3) dio a la nueva Religión toda clase de facilidades y hasta le regaló su propio palacio(4). Pero no nos apartemos del asunto.

La Historia avanza y con ella la Historia de la Iglesia. Se suceden herejías o desviaciones más o menos graves en una doctrina aun no asentada ni definida. Con los obispos detentando el poder delegado del Imperio, fácil es averiguar el destino de muchos de los promotores de dichas desviaciones. Poco a poco, lo que fue en su origen un canto al Amor y a la Libertad, se fue cargando de reglas, normas, leyes y nuevos mandamientos que iban asfixiando el mensaje original y despojándolo de toda su frescura. Diríase que para implantar el Cielo en los reinos de la Tierra, los mismos poderes eclesiásticos, en estrecha alianza con los civiles, lograron el efecto contrario a base de terror, hambre, guerras y ruina.

Desde la Baja Edad Media todo fue un cúmulo de despropósitos emanados desde las jerarquías eclesiásticas. El poder se les subió a la cabeza y contemplamos atónitos cómo era posible que algunos pocos santos aislados trataran durante toda su vida de recuperar el mensaje original del Amor mientras que papas y obispos, salvando muy pocas excepciones, sólo hacían reforzar su poder y fortuna a costa de lo que fuere. Parece increíble que la Iglesia continuara su andadura en manos de tantísimo sinvergüenza, ratero, inculto y vicioso. Y sin embargo lo hizo, aun a pesar de perder el mando de las iglesias orientales, también deseosas de robar al pueblo sin dar cuentas a Roma, y que tampoco podían presumir de seguidoras de Jesús al incurrir en los mismos vicios que las de Occidente(5).

El Renacimiento no cambió las cosas para bien. El gran cisma luterano propició el nacimiento de un sinfín de nuevas iglesias que, una tras otra y sin excepciones, incurrían en los mismos o peores vicios atribuidos a la de Roma. Guerras de religión que encubrían móviles económicos o de poderes locales, aumento de la influencia de unas omnipotentes Inquisiciones(6), ascenso por simonía no sólo a sedes episcopales sino al mismísimo solio de san Pedro. En definitiva: corrupción y podredumbre. Inexplicablemente en medio de todo ese apestoso lodazal seguían surgiendo santos que se dejaban la vida por perpetuar la pureza del Mensaje. Las cosas iban de mal en peor en los niveles jerárquicos; sin embargo, nunca faltaron quienes mantuvieron viva la llama.

Pasó el tiempo y nada hacía presagiar que pudieran venir cambios positivos. Comienza la Revolución Industrial y de nuevo encontramos a la Jerarquía metiendo sus sacras narices en todo para proteger al incipiente empresariado rico, al igual que hacía con el terrateniente rural desde tiempos inmemoriales. Pero con la Revolución Industrial llegaron conceptos como los de igualdad y solidaridad. Ahí sí encontraron algunos de los nuevos santos sus nichos de predicación. La Iglesia no podía negarse a hacerse eco de gran parte de las reivindicaciones de una nueva clase, la obrera, cada vez más consciente de su fuerza y cada vez más organizada.

Una vez más, Dios escribía derecho con renglones torcidos.

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(1)Para los no creyentes, lo dejaremos simplemente en su fallecimiento en la Cruz.

(2)Jn. 13:34

(3)Su madre, Elena, se venera como santa. Constantino sólo se bautizó al final de su vida, aunque en Roma se cuenta que fue bautizado allí en el breve tiempo en que residió en la ciudad.

(4)Constantino jamás pensó quedarse en Roma. No quería terminar como muchos de sus antecesores. En cuanto pudo se fue de la ciudad para no volver.

(5)El pretexto del cisma fue la cuestión del Filioque del Credo latino. Sutileza teológica que no explicaré aquí pero de la que doy buena cuenta en mi obra Otra Historia de las Religiones. Está disponible en Amazon o en la propia editorial. La realidad fue, como siempre, el ansia de poder de unos y otros.

(6)Nótese que no hablo de Inquisición, sino de Inquisiciones. Tengo más que dicho y explicado que la española era un conjunto de hermanitas de la caridad al lado de sus homólogas europeas. Hasta algún predicador barato y comunicador muy conocido tuvo la desfachatez y poca vergüenza de acusarme de defender a la Inquisición Española cuando publiqué las cifras de sus víctimas. Para mayor información, ver la obra citada en la nota anterior.

lunes, 12 de mayo de 2014

- DESMONTANDO MITOS (IV) -

La estirpe de Abraham ya ha sido liberada de los satánicos cultos de la naturaleza. Nunca más primogénitos arrojados al fuego de los altares de Baal y sus secuaces. Pero no todo ha terminado porque es con él cuando empieza la siguiente etapa.

Es cierto que con Abraham se acabaron los sacrificios humanos en el pueblo que él funda. No obstante, los satánicos cultos de la naturaleza aun tienen que seguir cobrándose sus tributos y, bien para que no se olviden aquellos horrores de los caldeos, o bien motivado por alguna extraña y nada improbable imposición de aquellos repugnantes dioses ancestrales, hasta el pueblo de Israel recuerda en algunas de sus leyes tales aberraciones. No se sacrificaba al primogénito, pero había que presentarlo en el templo y ofrecer por él un sacrificio de sangre de algún animal cuyo valor variaba en función de la fortuna de sus padres.

Tampoco olvidaban las leyes la existencia de dioses ajenos, aunque no los adorasen. En la ceremonia anual de la Expiación, se ordena tomar dos carneros sin defectos y echar suertes sobre ellos. Uno era para Yavé y otro para Azazel(1). El de Yavé era sacrificado en holocausto y el de Azazel, tras haber impuesto el sacerdote sus manos sobre él simbolizando el traspaso de los pecados del pueblo, era abandonado en el desierto o, según costumbres posteriores, despeñado por un precipicio, sin que esto significara un sacrificio a los otros dioses porque el animal era enviado vivo. Estas y otras muchas costumbres reflejadas en las leyes nos dan idea de que la nueva religión no se olvidaba de sus orígenes y respetaba, al menos de manera simbólica, los principios de los horrendos cultos de la naturaleza.

El mismo Dios estaba respetando unas reglas del juego impuestas por alguien o algo que no era Él. Aquí cobra sentido la tradición talmúdica del dominio de la Tierra por cesión divina al Príncipe de las Tinieblas. Cesión refrendada en el episodio evangélico de las Tentaciones de Jesús en las que el diablo se le presenta como dueño y señor del planeta.

Ahora sigamos y retomemos el hilo del artículo anterior. Ya hemos visto que se ha ido estableciendo, paralelamente a la nueva Ley, una línea genealógica bastante accidentada y llena de irregularidades como incestos, trampas para hacerse con la primogenitura e inclusiones de sangres extrañas a pesar de las prohibiciones legales(2). En un pueblo semita como el hebreo, era fundamental la transmisión de la memoria genealógica por línea paterna; no obstante, siguiendo ese hilo genealógico nos vamos a encontrar con la sorpresa de hallar contradicciones en esa línea y los exégetas, para variar, seguirán empeñados en hacer el ridículo tratando de ofrecernos explicaciones más o menos pintorescas de esas contradicciones. Nosotros vamos a verlo desde otro punto de vista. Al fin y al cabo ese es el objetivo de este trabajo.

En efecto: Los evangelistas Lucas y Mateo difieren bastante en sus genealogías de Jesús a partir de David ¿Qué está pasando? Pues en este caso debo confesar que ni lo sé ni me importa, ya que ambas genealogías tratan de desembocar en José y no es José quien puede ostentar el honor de ser el padre del Mesías. Nos basta con saber que era de todos conocido que ambos esposos, José y María, eran descendientes de David; y en alguna ocasión el mismo Jesús es llamado Hijo de David(3).

Ha llegado el momento de desvelar el interrogante que dejé abierto en el capítulo anterior y seguro que ustedes ya lo han adivinado. Todas las trapisondas, trucos, incestos y casualidades de la genealogía estaban destinadas a poner sobre la Tierra un ser humano excepcional. Un ser totalmente humano, hija de varón y mujer. Un ser tan especial que sería capaz de albergar en sus entrañas nada menos que al Redentor sin intervención humana. Casi dos mil años de refinamiento evolutivo y genealógico a partir de Abraham para traer al mundo a la Santísima Virgen María.

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(1)Personaje diabólico. Su nombre significa Soledad.

(2)En el caso de Rut, la moabita, la prohibición es burlada al haber sido antes esposa de un judío residente en Moab; por tanto, judía de adopción.

(3)Lc. 18:38

domingo, 11 de mayo de 2014

- INTERMEDIO -

No quiero que penséis que estoy perdido;
tan sólo tomo aliento meditando
cómo decir las cosas e intentando
darle una digna forma al contenido.

Se agolpan las ideas; y aturdido
espero que se vayan ordenando.
No es fácil escribir y estar pensando
en no dejar atrás lo concebido.

Escribo sin esquema, de memoria,
con la expresión un tanto atropellada
de no buscar vender ninguna historia.

Busco saber por qué desde la nada
se intuye ese destino y esa gloria
que todo ser anhela su llegada.


Monasterio de Santo Domingo de Silos. Claustro. Altar de los esclavos libres (Foto del autor)

- DESMONTANDO MITOS (III) -

Pasan miles de años; quizá muchos miles de años. Aquellos grupos de cazadores-recolectores descubren las ventajas del pastoreo y la agricultura y se van asentando de manera permanente en ciudades. Esta nueva forma de vida requiere de más normativas y leyes, con lo que el ser humano se civiliza poco a poco. Pero no nos engañemos porque estas nuevas normativas ya traían la base contaminada de la salvaje época anterior. A mayor civilización más personas dedicadas a tareas no directamente productivas o, directamente, al ocio más vergonzoso. El aseguramiento de cosechas o victorias en guerras ya no sólo se confía a la suerte o al ingenio humano, sino que estas clases ociosas saben convencer al pueblo llano de su influencia sobre los poderes superiores invisibles.

Para aterrar más aun, si cabe, a la gente sencilla que los mantenía, estas clases que se presentaban como intermediarias entre dioses y hombres exigen en nombre de las divinidades sacrificios que, al principio, sólo servían para el mantenimiento de esa casta ociosa; pero muy poco después, con el constante aumento de su poder e influencia social, no dudan en exigir cosas que dejen huellas indelebles en los sufridos súbditos, como eran los sacrificios humanos. Muchos fueron los pueblos asentados en Asia Menor que ofrecían a los dioses sus varones primogénitos arrojándolos vivos al fuego de los templos. Desde luego que si estos dioses existían no tenían nada que ver con los conceptos de caridad que, de alguna forma, latían en los corazones humanos porque aun sentían el anhelo de evolucionar para ser cada vez más perfectos. Sin saber cómo, algo trataba de frenar esa evolución y, en contradicción permanente, los hombres de aquellas primitivas civilizaciones se debatían entre las normas impuestas y lo que sentían en su interior.

De nuevo intervino ¿el azar?

Hago un inciso. La Biblia no es en absoluto una obra histórica y el hilo de su relato no siempre es fiel a los hechos reales(1). Sin embargo, no pasa nada por tomar como ciertos los hechos que no contradicen la investigación histórica. Como es el caso que relatamos a continuación.

Asia Menor, Caldea, actual Irak, ciudad de Ur consagrada a Sin, dios de la luna. Contaminada hasta los cimientos por los ritos ancestrales del culto a los dioses de la naturaleza. Por decirlo en lenguaje actual, entregada de lleno a la degeneración natural a la que nos obliga el incremento de la entropía. Allí, un hombre rico llamado Abraham recibe o cree recibir una orden de un Dios desconocido que se presenta bajo el nombre de "El Que Es" o Yavé para que se marche al desierto con su familia, siervos y riquezas y que se aleje para siempre de las comodidades de la vida urbana. Muy fuerte tuvo que ser la capacidad persuasiva de esa orden cuando Abraham no lo duda y se pone en marcha.

Ahora empieza la verdadera Historia de la Evolución espiritual y del exitoso intento de escapar de aquellas fuerzas naturales que, a falta de mejor nombre, llamaremos satánicas a partir de este momento.

Un hombre solo en el desierto no era nada si no tiene descendencia; y Abraham no la tenía. Para colmo, su esposa era también su hermana por parte de padre y, de tener esa descendencia, era más que probable que no fuera del todo apta para sobrevivir en aquellas condiciones. Pero Abraham no se arredra y se fía de la orden recibida. Tras tener un hijo con su esclava Agar y tras años de intentarlo con Sara, su esposa, tiene un hijo legítimo al que llama Isaac que, como era de esperar, no sale demasiado inteligente ni demasiado sano. Empiezan ahora a ocurrir cosas muy extrañas. Sara da a luz a Isaac muchos años después de haberle cesado la menstruación, cosa que se repetirá en varias ocasiones a lo largo del relato bíblico(2). También se sucederán las uniones más o menos incestuosas entre miembros cercanos de la misma familia. Y hasta un par de generaciones después, se dio el caso de un suegro dejando embarazada a su nuera viuda(3).

Isaac se casa con una prima suya, también nieta de Teraj al igual que él, teniendo de ella dos mellizos. Saltándose con engaños la ley de primogenitura Jacob, el segundo en nacer, es el heredero de la saga y gracias a Dios que lo fue porque era el más brillante en inteligencia. A su vez, Jacob tiene doce hijos varones de cuatro mujeres, dos de ellas también primas hermanas suyas y, de las dos, una que fue estéril durante muchos años(4). También hubo algo de trampa con la primogenitura entre los hijos de Jacob ya que la hereda Judá, el cuarto hijo, en lugar de Rubén, el primero de ellos(5). A pesar de esta endogamia no se duda en recurrir a sangre extranjera cuando es necesario para mantener la línea de descendientes directos. Así, muchos años después, Boz tomaría por esposa a Rut, la joven viuda moabita.

A estas alturas del relato creo que ya empezamos a darnos cuenta que hay una trama planeada y una selección generacional que es totalmente ajena al azar. Parece como si algo o alguien buscara el nacimiento de un ser humano muy especial.

¡Y tan especial! Creo que muy pocos de ustedes se imaginan de quién estoy hablando(6).

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(1)Recordemos el episodio de la toma de Jericó. No pudo existir tal conquista porque la ciudad llevaba abandonada muchos años antes de la llegada de los israelitas. Sus murallas se habían derrumbado por abandono de sus habitantes.

(2)También santa Ana tuvo a su hijo Juan en las mismas circunstancias.

(3)Judá, continuador de la dinastía, dejó embarazada a su nuera Tamar sin saber que era ella. De esa unión nacieron los gemelos Fares y Zara.

(4)Raquel. Madre de José y Benjamín ya con cierta edad.

(5)Las razones exceden con mucho este artículo, ya que se necesitaría uno solo para ellos. Ya hay otra entrada en este blog en la que lo explico. Se llama: Judíos, no rubenitas. Es del 10-01-2009.

(6)Por favor. No hagan sus apuestas en este blog pero si ganan acuérdense del autor. Gracias. Es broma, claro.

sábado, 10 de mayo de 2014

- DESMONTANDO MITOS (II) -

Ha llegado ya el Hombre a la Tierra
y la Tierra se alegra con ello;
y las cosas reciben su nombre
porque el Hombre se place en hacerlo...


(De mi Retablo de Navidad)

A estas alturas ya va siendo preciso recopilar y ordenar un poco las ideas. Ya está el Hombre sobre la Tierra ¿Quién o qué lo ha hecho posible? Una fuerte corriente de pensamiento me dirá que ha sido el azar y otra, no menos fuerte, lo atribuirá a un Creador Supremo; si bien, esta última, no puede presumir de ser tan científica como la anterior. Pero ¿podría el azar lograr la Creación o, más concretamente, "esta" Creación?

Parece estar fuera de toda duda que este universo se originó por una tremenda explosión que hizo que toda la materia existente, concentrada hasta entonces en un punto, se dispersara. Admitido esto nos quedan muchas preguntas nada banales: ¿De dónde salió esa protomateria concentrada? ¿Qué hizo que se dispersara de golpe para formar las partículas elementales y éstas, a su vez, los átomos y moléculas primigenias? Quizá se puedan seguir secuencias lógicas a partir de algún tiempo, por pequeño que sea, después del Big Bang pero ¿y antes? Y aun siguiendo esas secuencias lógicas ¿por qué la materia tomó esta forma concreta de organizarse, y no otra, para la consecución de las primitivas moléculas orgánicas? ¿Qué camino evolutivo siguieron estas moléculas para, aumentando su complejidad, ser capaces de sacar copias de sí mismas para reproducirse? ¿Por qué ese camino y no otro? ¿Acaso era el único posible? Experimentos biológicos recientes nos demuestran que bien hubieran podido ser otras las soluciones, e igualmente válidas, las adoptadas; pero repito: ¿Por qué éstas y no otras? Algo induce a pensar de manera irresistible que en el caos del Big Bang ya existían pautas de ordenación. Las que fuesen, pero unas pautas determinadas, y no otras, las que dieron lugar a lo que conocemos hoy.

A quienes me acusen de llevar el agua a mi molino les diré claramente que tienen razón. Porque esa misma razón me obliga a pensar así. No me he pasado la vida entera estudiando, viajando, hablando con sabios y meditando hasta la extenuación para callarme a estas alturas cuando ya el tiempo me ha serenado lo suficiente como para que mis ideas se decanten. Razón y Fe. Filosofía, Física, Lógica y todo lo válido que pudiera ponerse por delante. Nada me asustó y siempre traté de coger el toro por los cuernos aunque me embistiera, como sucedió más de una vez. Pero no quiero ponerme como ejemplo.

El caso es que ya nos encontramos con una Tierra poblada e hirviendo de vida. Y llegó la hora en que esa vida podía y debía ser consciente de sí misma. Ese es el significado de comer el fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Y se acabó el Paraíso porque la nueva especie tomó consciencia de estar sola y de ser enteramente responsable de sus actos. El Hombre, como especie, emprendía un camino desconocido que lo debía llevar a otros estadíos más avanzados ¿Podría el puro azar guiarlo? Mucho me temo que no. Como tampoco pudo guiar todo el proceso anterior. Todo tuvo que estar planeado minuciosamente desde antes de la existencia del tiempo. Intervienen infinitas variables como para que, de forma espontánea, se llegue hasta aquí.

La nueva especie está aun demasiado cercana a su tronco original. Por decirlo de forma un tanto pedestre, aun el ser humano es demasiado mono y está demasiado pegado a la tierra y a sus influencias. Su alma consciente le conmina a elevarse pero su primitivo cuerpo no puede hacerlo. Tiene que alimentarse, necesita descanso, necesita ser amado, sabe que es mortal y que sus experiencias se perderán con él a no ser que las legue en herencia a sucesores dignos.

Al mismo tiempo también es consciente del mal. Cae enfermo y herido; la caza no siempre aparece a tiempo y pasa hambre; las cosechas se estropean a veces. Con la multiplicación de su especie se ve expuesto a robos y asaltos por parte de sus congéneres. Las fieras no le dan tregua en su disputa por los alimentos. La sed, el calor, el frío, la sequía, las inundaciones y tantos y tantos problemas no le son ajenos. Antes de ser consciente de sí mismo sufría las mismas calamidades, pero no caía en la cuenta de que quizá pudiera tratar de paliarlas o evitarlas. La especie nueva lo hará con brillantez y se impondrá a la cruel naturaleza siempre que le sea posible.

Los acontecimientos se suceden con rapidez. La especie se multiplica y el cazador sabe que él solo no puede abatir una pieza de gran tamaño que le asegure el alimento a una gran familia o a una tribu completa, pero sí aprende rápidamente que un grupo de hombres puede enfrentar con éxito al mamut, al rinoceronte, al búfalo y a la más poderosa de las fieras. Astucia y pensamiento por encima de la fuerza bruta aislada le darán los primeros éxitos y se verá obligado a vivir en grupos para gozar del mutuo apoyo. No obstante, la convivencia en medio de esos grupos no es fácil si no se observan unas reglas elementales de respeto y ayuda entre los miembros del clan. Surge así el concepto de Ley y, con tal concepto, el de pecado o delito que aparta del clan a los transgresores. Así tenemos una de las primeras consecuencias de la hominización y se empieza a dividir a los hombres en buenos y malos.

Recordemos ahora que todos, sin excepción, llevan dentro el anhelo de seguir evolucionando, de elevarse por encima de la crudelísima naturaleza que les maltrata ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo atajar el camino? En su primitiva mente, el hombre intuye la existencia de entidades que no puede dominar y que se portan caprichosamente con él: lo mismo le colman de presentes que lo hacen caer por un barranco o lo matan de hambre. Hay, pues, que aplacar y tener propicias a esas entidades haciéndoles representaciones gráficas, poniéndoles nombres, erigiéndole estatuas, ofreciéndoles alimentos e invocarlas constantemente en busca de sus favores. Las tribus, cada vez más numerosas, se dividen y dispersan poblando la Tierra hasta sus confines. Cada una de ellas adora o venera a sus dioses que no siempre tienen mucho que ver unos con otros. Se diversifican los rituales llegando en muchos casos a verdaderas aberraciones en el culto, como eran los sacrificios humanos. Cualquiera de aquellos cultos conllevaba indefectiblemente la supeditación a poderes de la Naturaleza que, en el mejor de los casos, retendrían al nuevo ser en la ignorancia permanente y sujeto a los caprichos de los sacerdotes, chamanes o intermediarios de esas supuestas divinidades ¿Qué pasó entonces para que el ser humano diera un paso de gigante en el camino de su liberación?

viernes, 9 de mayo de 2014

- DESMONTANDO MITOS (I) -


Soy consciente que este artículo y los que sigan sobre este asunto van a levantar ampollas. Los pocos lectores que me honran con sus visitas pueden saltárselo si son de los que creen en la verdad literal de la Biblia. Yo no creo en esa verdad literal ni tampoco en las barbaridades teológicas que dicha literalidad ha establecido como los cimientos inmutables ¿Cimientos inmutables de qué?

Desde que aprendí a leer, hace ya demasiados años, muy pronto me dí cuenta de que casi todo lo que explicaban los curas de aquel tiempo no era más que pura farfolla destinada al consumo de tontos, ignorantes y timoratos que veían demonios por todas partes sin darse cuenta que, además de esos demonios omnipresentes, ellos mismos llevaban encima los peores de ellos. Y se hacían sus cómplices con esa actitud.

Cielo, Infierno, Purgatorio, Limbo. Conceptos descritos como lugares cuando el término "lugar" sólo tiene sentido en el universo tridimensional palpable y mensurable donde vivimos o percibimos vivir sin ser conscientes de que ese espacio tridimensional no es más que la sombra de otro superior proyectado en él. Y ese superior que se proyecta aquí es, a su vez, la sombra de otro por encima de él y así sucesivamente hasta llegar a donde ni imaginamos ni podemos imaginar.(1)

Esa es, en mi opinión, la Grandeza de Dios.

Confieso que tuve la gran fortuna de encontrarme a mis tiernos catorce añitos con teólogos que discutían sobre la imposibilidad de tratar como lugares a lo que sólo eran estados de ánimo. Aquello me convenció de no abandonar mis creencias, a pesar de la burricie de tantos y tantos sacerdotes que predicaban cosas absurdas. Al mismo tiempo descubrí(2) la obra del Padre Teilhard de Chardin y aquello cambió mi vida.

No me eran ajenas por entonces la teorías evolutivas; incluso los trabajos de campo del Padre Breuil sobre los restos de hombres llamados primitivos, pero la obra de Teilhard de Chardin tenía la virtud de intentar aunar fe y razón; Teología y Lógica. Como un segundo Galileo que, como era de esperar, corrió su misma suerte al ser silenciado y morir amargado a causa de las tremendas verdades que esbozaba en sus estudios rigurosamente científicos(3). Pero sigamos.

Como sabe hasta el más tonto de los Ingenieros de tercera división, como yo mismo, el segundo principio de la Termodinámica es inamovible: La piedra que cae desde lo alto de la montaña no volverá a subir por sí sola sino que necesitará un aporte de energía extra para hacerla subir de nuevo; la sal se disuelve sola en el agua pero, para extraerla necesita de un aporte de energía adicional. Cualquier tipo de energía puede convertirse en calor, pero no todo el calor generado puede volver a convertirse en la energía original. Y así sucesivamente: La célula se divide para crear células nuevas pero, tarde o temprano, en ese proceso de división cometerá algún error y producirá nuevas células defectuosas o, lo que es peor aun, creará monstruosidades como el cáncer.

Pues bien, en la evolución ocurre todo lo contrario. De los "errores" de multiplicación pueden venir organismos más complejos y avanzados. De lo simple a lo complejo. De lo inorgánico a lo orgánico. De lo orgánico a lo organizado. Del animal inconsciente de sí mismo al ser humano consciente y completamente individualizado. A este proceso, Teilhard de Chardin le llamó Neguentropía; o sea, el proceso inverso a la Entropía que, inexorablemente, condena a todos los procesos de cambio a la degeneración. La Evolución es el ejemplo palpable de la existencia de la Neguentropía.

¿A qué, pues, empeñarnos en creer a pies juntillas el bonito símil de la creación de Adán partiendo del barro? ¿Os imagináis a Dios haciendo muñequitos y soplando luego en sus narices para darles vida? El símil bíblico es muy gráfico: Del barro de la tierra. De los mismos materiales de los que está hecha la Tierra ¿Y qué me decís de Eva? ¿Se cree alguien lo de la costilla(4)? Pues también es un símil muy bueno: De la costilla de Adán. De la misma especie y estirpe que el hombre.

Pero el tiempo avanzaba y, con él, los descubrimientos científicos y paleoantropológicos se sucedían. Ya conocíamos al hombre de Neandertal y al de Cromañón aunque, debido a los escasos conocimientos de Biología de la época, éramos incapaces de saber si eran especies diferentes o la misma especie en distintos estadíos evolutivos. Entonces ¿De qué rama venían Adán y Eva? Para colmo, años después se descubren dos especies humanas nuevas; una en la Isla de Flores y otra en Denisova. Y las que quedan por descubrir, productos de una evolución imparable que había dado en conseguir diferentes ramas a partir de diferentes cepas humanoides ¿A qué carta nos quedamos?

No nos devanemos los sesos. Ahora sólo existe una especie humana sobre el planeta. Especie que no parece descender de ninguna de las anteriores aunque haya podido hibridarse de alguna manera con alguna o algunas de ellas. El hecho que esa hibridación haya dado descendencia fértil nos indica la proximidad entre dichas especies afines y, por tanto ¿qué más nos da proceder de una u otra? El caso es que el animal pensante y reflexivo ya está aquí. Y usa ese poder de reflexión para hacerse las tres preguntas de rigor: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? El humano que pudo y supo formularse esas preguntas fue el verdadero primer ser humano. Humano que muy pronto se apartó de la rama zoológica de la que procedía para constituirse en una especie aparte que, con el tiempo, dominaría a todas las demás. Un nuevo animal pensante ha irrumpido en la Tierra. Uno de sus especímenes ha sido capaz de hacerse esas preguntas y transmitírselas al otro espécimen que tenía más cercano. Hasta ese momento las cosas sucedían porque sí, pero a partir de ese instante todas las cosas tenían que ser explicadas de manera razonable. Ya no se podía vivir sin saber y sin responsabilidad: Se acabó el Paraíso y empezaba la verdadera andadura de la nueva especie.

Precioso relato el del Paraíso Terrenal. Precioso el símil del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal que resume en sí las tres preguntas anteriores y que hace iniciar a la nueva especie su incesante búsqueda de la Verdad. Poco o nada sabemos de ese momento que el citado Teilhard de Chardin resume de manera magistral:

"A la hora señalada el Hombre apareció. Y la faz del mundo cambió"




(1)Leed el diálogo de Platón "La caverna" y meditad sobre lo que habéis leído. Pocas cosas son más ilustrativas. Y no temáis, porque es corto y no aburre en absoluto.

(2)Gracias, Romualdo Molina. Seguro que tendrás un puesto entre los Elegidos.

(3)Para los curiosos, un trasunto de Teilhard de Chardin aparece como el Padre Telemon en la obra "Las sandalias del pescador" de Morris West.

(4)En mi infancia y entorno, los viejos nos decían que el varón tiene una costilla menos que la mujer. Hasta ese extremo llegaba la superstición.

jueves, 8 de mayo de 2014

- ABRAHAM. UNA HISTORIA DE INCESTO Y CUERNOS - (ABRAHAM. A STORY OF INCEST AND HORNS)

Todos estamos dispuestos a contar cosas edificantes, heroicas y agradables; desde los sacerdotes en los púlpitos hasta los periodistas en sus medios de difusión, pasando por el resto de ciudadanos casi sin excepciones. Pero es muy diferente relatar asuntos sórdidos, máxime cuando estos asuntos nada ejemplares conciernen de manera directa a personajes que son puestos como ejemplo ante todos. Y no sólo me refiero a personajes bíblicos, ya que todos conocemos sordideces y guarradas de muchos de los llamados héroes civiles que han dejado huellas más o menos positivas en la Historia siendo, como eran, seres humanos a quienes las carambolas del destino llevaron a estar en el momento justo y en el lugar preciso(1).

Es natural que, desde siempre, nuestros líderes y sus delegados más cercanos a nosotros nos han contado las vidas y obras de héroes y santos. Como es lógico, sólo nos han contado lo aprovechable para que nos sirva de ejemplo, dejándose atrás otros asuntos que, como en el caso que nos ocupa, no hay que investigar en legajos antiguos ocultos en remotas bibliotecas sino que están ahí a la vista de quien tenga alguna curiosidad y quiera leerlos. En este sentido, la Biblia es una fuente de gran riqueza para nosotros los curiosos y vuestro servidor, como aficionado a juntar letras y a poner los puntos sobre las íes caiga quien caiga, siento la obligación de contar lo que inexplicablemente no suele conocerse a pesar de estar claramente expuesto a la luz del día.

Pero vamos al tema que nos ocupa y como estábamos hablando del patriarca Abraham en una entrada anterior, retomamos el personaje para contar algo que, aun estando ahí escrito, muy poca gente conoce y menos aun habla de ello. De ahí el título de este artículo cuyo contenido no le quita un ápice al resultado final del hilo bíblico que desemboca en el Mesías, pero que ilustra hasta qué punto hasta los más grandes Patriarcas eran también seres humanos. Con sus grandezas y sus miserias.

Ahora retomemos el asunto y vayamos de nuevo al Génesis a leer la historia de Abraham y sus andanzas desde que salió de Ur con su esposa, sus siervos y su ganado para vivir de nómada por esos desiertos de Dios. Para empezar, abramos el Libro por el capítulo 12:9 y leamos:

"Levantó Abram(2) sus tiendas para ir al Negueb; pero hubo un hambre en aquella tierra, y bajó a Egipto para peregrinar allí, por haber en aquella tierra gran escasez.. Cuando estaba ya próximo a entrar en Egipto, dijo a Sarai, su mujer: «Mira que sé que eres mujer hermosa, y cuando te vean los egipcios dirán: «Es su mujer», y me matarán a mí y a ti te dejarán la vida; di, pues, te lo ruego, que eres mi hermana, para que así me traten bien por ti, y por amor de ti salve yo mi vida. Cuando, pues, hubo entrado Abram en Egipto, vieron los egipcios que su mujer era muy hermosa; viéndola los jefes del Faraón, se la alabaron mucho y la mujer fue llevada al palacio del Faraón. A Abram le trataron muy bien por amor de ella, y tuvo ovejas, ganados y asnos, siervos y siervas, asnos y camellos. Pero Yavé afligió con grandes plagas al Faraón y a su casa por Sarai, la mujer de Abram; y llamando el Faraón a Abram, le dijo: «¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué no me diste a saber que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, dando lugar a que la tomase yo por mujer? Ahora, pues, ahí tienes a tu mujer; tómala y vete». Y dio el Faraón órdenes acerca de él a sus hombres, y éstos le condujeron a él y a su mujer con todo cuanto era suyo."

El bueno de Abraham salió de Egipto con un par de faraónicos cuernos, pero con su caudal considerablemente aumentado. Algo es algo, se diría el Patriarca; porque en ocasión similar algún tiempo después reincide en la rentable búsqueda de la cornamenta según nos cuenta el capítulo 20 del Génesis, que no tiene desperdicio y no resisto la tentación de transcribirlo:

"Partióse de allí Abraham para la tierra del Negueb, y habitó entre Cades y Sur, y moró en Guerar. Abraham decía de Sara, su mujer: «Es mi hermana». Abimelec, rey de Guerar, mandó tomar a Sara; pero vino Dios a Abimelec en sueños durante la noche y le dijo: «Mira que vas a morir, por la mujer que has tomado, pues tiene marido». Abimelec, que no se había acercado a ella, respondió: «Señor, ¿matarías así al inocente? ¿No me ha dicho él: Es mi hermana?, y ¿no me ha dicho ella: Es mi hermano? Con pureza de corazón y con manos inocentes hice yo esto».

Y le dijo Dios en el sueño: «Bien sé yo que lo has hecho con pureza de corazón, por eso te he impedido que pecaras contra mí y no he consentido que la tocaras. Ahora, pues, devuelve la mujer al marido, pues él, que es profeta, rogará por ti, y vivirás; pero si no se la devuelves, sabe que ciertamente morirás tú con todos los tuyos». Por la mañana llamó Abimelec a sus servidores y les contó todo esto, y fueron presa de gran terror. Llamó después a Abraham, y le dijo: «¿Qué es lo que nos has hecho? ¿En qué te he faltado yo para que trajeras sobre mí y sobre mi reino tan gran pecado? Lo que has hecho con nosotros no debe hacerse». Y dijo Abimelec a Abraham: «¿Qué es lo que has visto para que eso hicieras?» Y le respondió Abraham: «Es que me dije: De seguro que no hay temor de Dios en este lugar, y van a matarme por causa de mi mujer. Aunque es también en verdad mi hermana, hija de mi padre, pero no de mi madre, y la tomé por mujer; 13 y desde que me hizo Dios errar fuera de la casa de mi padre, le dije: Has de hacerme la merced de decir en todos los lugares adonde lleguemos que eres mi hermana». Tomó, pues, Abimelec ovejas y bueyes, siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara, su mujer, y le dijo: «Tienes la tierra a tu disposición; mora donde bien te parezca». Y a Sara le dijo: «Mira, a tu hermano le he dado mil monedas de plata; sírvante de velo para los ojos a ti y a cuantos contigo están, y todo así estará en regla». Rogó Abraham por Abimelec, y curó Dios a Abimelec, a su mujer y a sus siervos, y engendraron, pues había Yavé cerrado enteramente todo útero en la casa de Abimelec por lo de Sara, la mujer de Abraham."


¡Vaya con el capítulo 20! De golpe nos descubre que Sara era también hija de Teraj y, por tanto, hermana de su marido. De paso nos pone a Abraham de cornudo voluntario que hasta acepta dinero y regalos a cambio de olvidarse de su cornificación.

Humano al fin y al cabo. Hasta el sol tiene manchas.

(1)Por ejemplo: Si repasamos la lista de los últimos galardonados con el Nobel de la Paz, salvo raras excepciones, parece que estamos leyendo la relación de personajes de la Historia de la Infamia. Y sálvese quien pueda.

(2)Respeto la grafía de los nombres. Aun Dios no había cambiado el nombre de Abram por Abraham ni el de Sarai por Sara.

(La referencia, como en la entrada anterior, es de la Biblia Nácar-Colunga. Undécima edición, 1961)

miércoles, 7 de mayo de 2014

- EL SONETO DE HOY -

Más allá de ese tiempo mensurable,
más allá del reloj y el calendario,
más allá del esquema utilitario
de tratar de alcanzar lo inalcanzable.

Más allá del saber, de lo palpable;
más allá del sustento necesario,
más allá de la lucha que a diario
nos aleja de todo lo admirable.

Una voz interior nos va guiando
más allá de razones o sandeces
que nos hacen vivir siempre dudando.

Y la luz familiar que tantas veces
hemos visto brillar siempre alumbrando,
nos enseña a vivir sin más dobleces.

martes, 6 de mayo de 2014

- LOS PATRIARCALES TESTÍCULOS DE ABRAHAM - (ABRAHAM'S PATRIARCHAL TESTICLES)

El Antiguo Testamento está lleno de curiosidades que, relacionadas o no con el hilo genealógico del Mesías, merecen la pena divulgarlas aislándolas un poco del contexto general para hacernos una idea de las curiosas costumbres de la época y del entorno social en que se movían sus protagonistas. Este es el caso que vamos a relatar ahora y que está relacionado directamente con lo expresado en el título.

Estoy seguro que ahora, la mayoría de ustedes se están preguntando: ¿A dónde nos quiere llevar el blasfemo éste? Pues tengan un poco de paciencia porque se lo voy a explicar con detalle sin desviarme un milímetro de la Escritura. Pero antes, permítanme ponerlos en antecedentes.

Como todos sabemos, el Patriarca Abraham era oriundo de Ur; por tanto, criado entre las costumbres y usos de la ciudad y la época. Quizá por eso y porque, según el Talmud, su padre era fabricante y vendedor de ídolos, Dios le manda salir de aquel lugar contaminado de ritos y costumbres nada saludables, como la muy repugnante del sacrificio de los primogénitos varones en los fuegos en honor a Baal(1). Curtido tras largos años de estancia en el desierto y lejos de la ciudad que lo vió nacer, nos encontramos ante un Abraham ya anciano, viudo y con un hijo legítimo, Isaac, quien nunca destacó precisamente por su inteligencia y viveza. Abraham sabe que pronto abandonará este valle de lágrimas y que su hijo, por sí solo, no va a encontrar una esposa digna de perpetuar la estirpe; por lo que decide buscarla entre su propia parentela y que la vida nómada de Isaac la aísle de las atroces y repelentes costumbres de sus paisanos.

Pero ahora le cedo la palabra a la Sagrada Biblia porque, en el capítulo 24; 1-9 del Génesis, relata:

"Era Abraham ya viejo, muy entrado en años, y Yavé le había bendecido en todo. Dijo, pues, Abraham al más antiguo de los siervos de su casa, el que administraba cuanto tenía: «Pon, te ruego, tu mano bajo mi muslo, y júrame por Yavé, Dios de los cielos y de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos, en medio de los cuales habito, sino que irás a mi tierra, a mi parentela, a buscar mujer para mi hijo Isaac». Y le dijo el siervo: «Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿habré de llevar allá a tu hijo, a la tierra de donde saliste?» Díjole Abraham: «Guárdate muy bien de llevar allá a mi hijo. Yavé, Dios de los cielos, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mi nacimiento, que me ha hablado, y me juró, diciendo: A tu descendencia daré yo esta tierra, enviará a su ángel ante ti y traerás de allí mujer para mi hijo. Si la mujer no quisiere venir contigo, quedarás libre de este juramento, pero de ninguna manera volverás allá a mi hijo». Puso, pues, el siervo la mano bajo el muslo de Abraham, su señor, y le juró."(2)

Evidentemente no haré comentarios porque todos imaginamos lo que tocaba el criado bajo el muslo del Patriarca.

Pues ya tienen mis lectores otro artículo divulgativo muy en la línea de mis habituales trabajos sobre Historia de las Religiones. Concluyo que, en aquel tiempo y lugar, los testículos de un Patriarca eran algo muy sagrado ¿Han hallado ustedes blasfemia en este escrito? Si contestan afirmativamente les recomiendo una visita urgente a un buen Psiquiatra.


(1)Así no se extrañó nada cuando, años antes, recibe de Dios la orden de sacrificarle a su hijo. Episodio con final feliz y muy conocido, por lo que no insistiré en ello.

(2)La referencia es de la Biblia Nácar-Colunga, Undécima edición, 1961. Pero podría ser de cualquier otra versión.

lunes, 5 de mayo de 2014

- LOS CUERNOS DE LOS VIKINGOS - (THE HORNS OF THE VIKINGS)

Me decido hoy a tratar tan curioso tema. Desde que era niño y veía películas de guerreros medievales siempre me llamó la atención el hecho de que los cascos vikingos eran representados sistemáticamente adornados con un par de cuernos. Al ver las escenas de las peleas a espada siempre pensaba que cómo se las arreglaban para evitar que, con esas protuberancias en la cabeza, no acabaran siendo fácilmente abatidos por el contrario o, también, por un golpe de su propia espada. En ambos casos sería demasiado fácil desequilibrar y desorientar al portador de un casco tan incómodo. Aunque, siendo sinceros, ese detalle de "atrezzo" le daba un toque de romanticismo al relato visual.


Con los años fui olvidando el asunto y no me lo volví a plantear en serio, hasta que un día entré en una pequeña iglesia de la campiña irlandesa. Allí tenían un Viacrucis tallado en madera que, aunque de factura moderna, reproducía otras piezas mucho más antiguas. En este Viacrucis los sayones estaban representados por guerreros vikingos, perfecta encarnación de la maldad tal y como los antiguos irlandeses veían aquellos temibles piratas y ladrones que tanto daño hicieron en aquella preciosa y húmeda isla. Pues bien: en ningún caso estos sayones eran representados portando cascos cornudos; los que llevaban tenían una forma parecida a un gorro frigio, pero sin el arrollamiento superior que caracteriza a éste. Y nada de cuernos, por supuesto. Picada mi curiosidad me fui al Museo de Arqueología e Historia de Dublín en busca de cascos con cuernos o con señales de haberlos llevado y, como ya me recelaba, no encontré ni uno entre los ejemplares de cascos que se exhiben. Para reafirmar más aun lo extraño de su uso, las tremendas y pesadas espadas vikingas que se conservan allí confirman a la vista la imposibilidad de pelear con semejantes adornos en la cabeza que, por más terror que pudieran infundir a la vista, harían muy vulnerables en combate a estos terribles depredadores.



Me quedaba por averiguar dónde y por qué surgió la representación cornuda de los vikingos y ahí las pistas se diversifican hasta perderles el rastro, a pesar de que dicha representación debe tener un origen relativamente cercano en téminos históricos. Pudiera ser que tuviera su origen en las exageradas caracterizaciones operísticas de Wagner para la tetralogía de El anillo del nibelungo. En ella Sigfrido, el protagonista, luce un casco alado en contraposición a su enemigo Hagen, encarnación del mal, quien luce un par de hermosos cuernos en su casco.

Pero no podía terminar aquí este artículo porque, aparte del uso de recipientes que daban los vikingos a los cuernos, hay más historias cornudas que contar en relación a ellos. En aquella época y lugar era costumbre extendida que el jefe del poblado tenía derecho de cogunda(1) sobre todas las mujeres de sus súbditos. Pues bien; si la experiencia del jefe con una mujer casada había sido satisfactoria, éste hacía honrar al marido al distinguir su casa con una hermosa cornamenta de reno clavada en su dintel. Por decirlo en palabras más sencillas: el jefe le ponía los cuernos al sufrido dueño de la casa. Literalmente.



(1) El derecho de cogunda -o coyunda- es malamente conocido como derecho de pernada. En realidad, el de pernada era el derecho que tenía el señor de un lugar a recibir una pata o pernil de todo animal sacrificado en sus dominios. Quizá la palabra cogunda tenía una eufonía tan mala como la que tiene ahora y por eso fue sustituida por pernada que recuerda vagamente el uso del derecho de cogunda.

Aclaro también que tal derecho jamás existió como tal en Castilla y León. Sí llegó a ejercerse en Aragón como uno de los famosos "malos usos" contra los que lucharon en vano algunos de sus reyes. Claro que una cosa es el derecho constituido y escrito y otra cosa muy distinta era -y es- lo que hacían y siguen haciendo los que se creen poderosos. Si se les permite, claro.

jueves, 1 de mayo de 2014

Sir Galahad Fulminans de Camelot

Sé que esta entrada no corresponde a la línea general de este blog, pero es que mi amigo Sir Galahad de Camelot ha colgado un par de sonetos en Facebook y, antes que el cabestro de Zuckerberg se los apropie, los publico aquí para recreo de mis amigos.

Ante la dignidad no hay discusiones;
la vida yo daré por defenderla.
La Dignidad: esa preciosa perla
tan rara de encontrar entre blasones.

Apellidos de necios fantasmones
educados muy bien para venderla
porque nunca pudieron entenderla
más allá de sus pútridos cojones.

Han quedado cubiertos por la Historia
señoritos del mal hartos de vino:
lo peor de la esencia de la escoria.

Un plebeyo se cruza en el camino
y ha trazado la línea divisoria
entre el bien y los actos de un cochino.

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Busco la explicación de las maldades
y sólo encuentro el eco del Infierno
de un alma en permanente y frío invierno,
ayuna de bondad y de verdades.

Busco la sinrazón de voluntades
que sólo ven lo frívolo y lo externo
y veo el Mal: el cáncer sempiterno
que roe, mata y siembra indignidades.

Quiero explicar el Mal y me desborda,
pues la imaginación es limitada
ante quien la Verdad se hace la sorda.

Pero es peor aun esa manada;
esa sucia marea y esa horda
que alaba la maldad entusiasmada.

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Os advierto que seguiré haciéndolo con todo lo que se le ocurra a mi buen Sir Galahad. Disfrutadlo.