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domingo, 18 de enero de 2015

SUNNITAS Y CHIÍTAS. LAS DOS GRANDES RAMAS DEL ISLAM.


Como casi siempre, dejo pasar algunos días tras algún acontecimiento de relieve para escribir sobre el asunto. No me gusta hacerlo a bote pronto porque quizá ni yo mismo tenga la serenidad suficiente para hacerlo ni tampoco los lectores la tengan para asimilarlo. Así que hoy me pongo a tratar de divulgar en la modestísima medida de mis posibilidades una parte del origen de los comportamientos de los autores de las últimas masacres con sello islámico. Quiero ser muy claro: Quienes me conocen saben que me da asco lo políticamente correcto y que me gusta llamar al árabe, árabe; al moro, moro; y al terrorista, hijo de la Gran Puta, sea del signo que sea. Así que hoy me toca escribir sobre chiítas y sunnitas, o entre chiíes y sunníes; como prefiráis.

Todo empezó allá por el año 632 cuando un Mahoma cansado por tantas batallas, pero triunfante al fin, fallece en Medina venerado como profeta y rodeado de los suyos. Según parece, contaba entonces con unos sesenta y dos años; edad considerable para la época, lugar y circunstancias de su azarosa vida. No voy a entrar en detalles sobre la esencia de sus enseñanzas que, aunque bien podría hacerlo, es cosa que dejo para otro artículo si Dios es servido. Mi propósito de ahora es el de contar la división del Islam que se produjo muy pocos años después de su muerte y que ha dado lugar a los horrores que estamos viendo en estos días de matanzas, torturas, deportaciones masivas, raptos de mujeres y violaciones a mansalva, más otras actividades inhumanas, bajomedievales y hasta muy apartadas de las enseñanzas originales del Islam que vuelven a dar la cara en pleno siglo XXI para horror de las personas y vergüenza de las alimañas que las perpetran. Pero centremos el asunto.

Si hay algo que caracteriza al Islam es la ausencia de una autoridad religiosa que centralice la interpretación coránica. Así que cada imán o cada estudioso de sus escrituras puede hacer interpretaciones diferentes influyendo de forma decisiva en sus seguidores y dando lugar a esa gran confusión actual en la que unos ven esa religión como fuente de paz y otros de manera radicalmente opuesta que dan lugar a los horrores genocidas de los que somos testigos ¡Ay, si Mahoma levantara la cabeza...!

Volviendo al año 632, a la muerte del Profeta y de forma natural le sucede su tío y suegro Abú Bakr al frente del Islam. Este señor también tenía una edad avanzada y fallece poco después. Y es entonces cuando empiezan las disputas por la sucesión, pero se llega a un acuerdo amistoso nombrando a Omar y orillando a Alí, sucesor natural por ser sobrino y yerno de Mahoma. Omar se distinguió por emprender su gran campaña de conquistas que hasta logra arrebatar Jerusalén al Imperio Bizantino y por algo mucho más importante para el Islam: Reunió todo lo que estaba escrito en los más variados soportes, desde pergaminos hasta omoplatos de camello, de las revelaciones que había ido dictando el Profeta y, aun a sabiendas de la cronología de dichas supuestas revelaciones, lo ordenó según la extensión de los textos. Así, las suras de mayor extensión las hizo colocar antes que las de menor. Con ello consiguió crear una tremenda confusión en la interpretación coránica alterando para siempre lo que ellos llaman "suras de disposición" y "suras de derogación"; o sea: donde dije digo, digo Diego. Para colmo, ordenó destruir todo lo escrito salvo su compilación que es la que se conserva, estudia, y venera en la actualidad.

El año 644 es asesinado el Califa Omar, siendo sustituido por Otmán quien, quizá por su excesivo autoritarismo y sed de poder y riquezas, fue asesinado por un cuñado suyo en 656. Es entonces cuando ya no hubo excusas para nombrar al aun relativamente joven Alí, de quien se dice que fue nombrado por el propio Mahoma antes de morir. Y así se hizo, pero fue inmediatamente acusado del asesinato de Omar por la facción Omeya de Damasco, lo que provocó una guerra entre ambas facciones: La del partido o "Chía" de Alí y otra que decía acogerse a la tradición o "Sunna". Al final, Alí también fue asesinado en 661 por una tercera división, llamada del los jariyíes, surgida de la propia Chía. Desde entonces, sunnitas y chiítas forman las dos principales ramas del Islam y, como podemos comprobar actualmente, no podemos decir que sus relaciones sean las más idóneas. Aunque, para desgracia de maniqueos, tampoco podemos hacer una distinción entre malos y buenos si leemos la Historia.