- III.- 26 DE
NOVIEMBRE -
El
tiempo no suele ser el mejor amigo del viajero, así que embarcamos
temprano en el autobús para dirigirnos a Jaén, esa bella
desconocida que decía mi maestro Enrique Pareja. El programa de hoy
no era tan intenso como el de ayer pero, aun así, no se podían
desperdiciar las horas de luz diurna. Tampoco eran muchos los lugares
a visitar que estaban previstos, pero sí muy entretenidos para
verlos con un cierto provecho cultural y artístico.
El
autobús nos llevó directamente a las cercanías del Castillo de
Santa Catalina, imponente fortaleza cargada de historia que domina
toda la ciudad y que de sus murallas parten otras fortificaciones que
antaño rodearon a Jaén. La obra que contemplamos hoy día fue
rematada tras la reconquista cristiana entre los siglos XIII y XIV
pero, como casi todas las fortalezas españolas, es la obra de
generaciones y milenios de necesidades defensivas. Así que este
castillo situado en las estribaciones de la Sierra de Jabalcuz,
parece ser de origen ibero por los restos ciclópeos de aquella época
que aun se pueden observar en algunos paños de sus murallas
exteriores. Lo que sí conocemos por la Historia es que fue Aníbal
quien ordenó construir una verdadera fortaleza, germen de la actual,
para asegurar la defensa de Jaén ante posibles represalias romanas.
Una vez perdida por Cartago la Segunda Guerra Púnica, Roma no sólo
respetó la obra sino que la amplió y reforzó sirviendo su traza
romana hasta la invasión islámica, ya que no se tienen noticias de
ninguna intervención visigoda más allá del propio mantenimiento de
la obra de Roma1.
Entrada al Castillo. |
Caminamos
junto a la imponente muralla para ver las antiguas entradas
defendidas por matacanes y las torres, en su mayoría exentas o
albarranas. La Torre del Homenaje, impresionante por su tamaño, está
situada dentro del recinto como mandan los cánones de la época y,
al ser un lugar privado no pudimos visitarla pero sí admirar desde
fuera lo poco que se veía. Sí pudimos contemplar desde cerca la
torre gótica de Santa Catalina que alberga una capilla dedicada a la
santa de Alejandría y que es lugar anual de romería el 25 de
Noviembre.
Cruz del Cerro de Santa Catalina. |
Poco
más que decir de la historia del Castillo salvo que allí fue donde
el joven rey Fernando IV, cuatro generaciones después de aquel genio
militar que fue Fernando III, recibió como reos a los hermanos
Carvajal, caballeros de la Orden de Calatrava, acusados sin pruebas
del asesinato Juan de Benavides, amigo del Rey quien ordenó su
ejecución tras tormento. Amputados sus manos y sus pies fueron
arrojados en una jaula desde la peña de Martos el 7 de Agosto de
13123.
Antes de morir emplazaron en un mes al Rey ante el tribunal de Dios
para que Él mismo juzgara la causa. Bien
por miedo a haber dictado sentencia injusta o bien debido a la
casualidad, el caso es que Fernando IV falleció en Jaén el 7 de
Septiembre siguiente, justo un mes después de aquella atrocidad y
sin causa aparente; si bien había sufrido de diarrea una semana
antes de la que ya estaba totalmente recuperado. Lo cierto es que
pasó a la Historia como El Emplazado4
porque su muerte se atribuyó al emplazamiento que le hicieron los
Carvajal. Abandonamos el Castillo tras un café para reponer fuerzas
y recuperarnos del frío húmedo del día con llovizna, regresamos al
autobús para seguir nuestra visita.
Jesús "El Abuelo" con su Cirineo. |
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Catedral de Jaén. Vista de la fachada principal. |
Dedicada
a la Asunción de la Virgen y con un proyecto inicial de Pedro de
Vandelvira se inician las obras del nuevo templo sobre los muros del
anterior en 1540 bajo la dirección del mismo proyectista y contando
como destacado ayudante a su hijo Andrés. Al fallecimiento de Pedro
en 1562, éste le sucede en sus trabajos que hacen considerar la
Catedral de Jaén como su obra cumbre8,
dejándonos la huella de su genio en bóvedas, capillas principales,
la portada sur, la sacristía y muchos sitios más. Al fallecimiento
de Andrés de Vandelvira en 1575 le sucede su discípulo Alfonso
Barba, quien sigue con
toda fidelidad el proyecto de su maestro hasta
1594. A partir de ahí la obra sufre una ralentización en su ritmo y
es preciso esperar hasta 1635 en el que la llegada a la sede
episcopal de Baltasar Moscoso y Sandoval quien contaba con
influencias en Roma y en la Corte, lo que permite que, de nuevo, se
reanude la construcción a buen ritmo a las órdenes del arquitecto
Juan de Aranda Salazar, nombrado Maestro Mayor con ese fin. Al
fallecer en 1654 ya estaban listos el presbiterio, la capilla mayor,
la nave y portada septentrionales que siguieron fieles al proyecto
original, pero otros muchos elementos como la cúpula y la decoración
de las bóvedas ya manifestaban el avance del manierismo del
Renacimiento final que desembocaría en el Barroco. Aun faltaba por
realizar la fachada principal, ya barroca pero siguiendo la traza de
Vandelvira; así como las torres gemelas cuyas obras acabaron a
principios del XVIII a las órdenes de Miguel de Quesada.
Friso gótico de la Catedral de Jaén. (Cortesía Wikipedia) |
Del
interior cabe destacar los imponentes pilares con sus decoraciones,
así como las soluciones dadas por Vandelvira para coordinar las
distintas alturas de las bóvedas a base de jugar con la línea de
impostas y conseguir un efecto visual único, verdaderamente digno de
un genio. La sillería del coro, obra de diversos tallistas está
realizada en el siglo XVI, con una ampliación posterior hasta 179
sitiales se acabó en 1736. Otra importante obra ya tardía, de un
barroco casi neoclásico, es el trascoro realizado en 1791 y dedicado
a la Sagrada Familia.
Una
obra así requiere varios días para visitarla con un cierto
detenimiento y nosotros sólo disponíamos de poco más de una hora.
Además, resulta muy poco provechoso mantener tanta atención durante
poco más de media hora porque empieza la mente a dispersarse y no
asimilar. Así que, lamentándolo mucho porque el tiempo se nos
echaba encima, salimos de aquella maravilla tan desconocida en
general y, embarcando de nuevo en el autobús, regresamos al hotel
para la comida. A la tarde nos esperaba Linares y la probabilidad de
lluvia seguía amenazando.
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En
esta época no son muchas las horas de sol y llegamos a Linares con
el tiempo justo de hacer una visita panorámica en la que pudimos
tener algunas vistas de la ciudad para hacernos una idea de lo más
importante. Al parecer, su nombre procede de un antiguo lugar cercano
a Cástulo donde existió un santuario dedicado a la Luna que los
romanos llegaron a conocer y le dieron el nombre de Altar de la Luna
o, en su idioma, Lunae Ara; con el tiempo se había ido
formando un pequeño núcleo de viviendas en su alrededor al que
llamaron Linarium y de ahí su nombre actual.
Desde
el abandono de Cástulo, Linares tomó el relevo en cuanto a la
explotación de los recursos mineros cercanos y así fue hasta los
años sesenta del siglo pasado en que se consideraron agotadas las
minas por su falta de rentabilidad. Desde entonces, aprovechando la
situación geográfica en el corazón de Sierra Morena, Linares vive
del comercio y trata de mantener algo de industria agrupada en torno
a lo que fue Santana Motor que se dedicaba a la fabricación de
vehículos Land-Rover primero y Suzuki después. Al cerrar ambas
marcas se intenta volver a la actividad industrial con la fabricación
de aerogeneradores y vagones de metro y tranvía.
Tanto
al acercarnos a la ciudad como en la visita panorámica pudimos ver
restos de su antiguo esplendor minero, como ruinas de fundiciones y
grandes grúas cabrías para el acceso a pozos que, en algún caso,
han sido trasladadas al centro de rotondas como muestra del pasado
linarense.
La
obra a la que me refiero se enmarca más en el estilo del primero de
los arquitectos mencionados. Se trata del Hospital de los Marqueses
de Linares, obra de los arquitectos Francisco de Paula Casado y
Arturo de Navascués, aunque este último en menor medida. Se
construyó para atender las enfermedades profesionales de los mineros
de la época, dada la precaria o nula cobertura sanitaria de la época
y los estragos que causaban la silicosis y la plumbosis o saturnismo.
La gran obra fue sufragada en su totalidad por el legado
testamentario de dichos marqueses, así como también se dotó al
hospital con todo lo necesario para realizar su función. También
hizo de hospital general y en su relativamente corta historia9
cuenta con que entre sus muros falleció Manolete en Agosto de 1947
El
edificio, de fachada neogótica muy del gusto de la época, está
cercado por una gran verja de hierro forjado que también abarca su
gran jardín. Y ya se advierte la fecha de su construcción en los
pilares de la entrada principal de dicha verja por el remate en cruz
tridimensional o de cuatro brazos tan usada por Gaudí en sus obras.
A través del jardín se accede al edificio que, al estar siendo
usado como residencia de ancianos en la actualidad, tan sólo es
posible visitar la capilla, también neogótica, así como la cripta
donde se halla el imponente mausoleo de los marqueses. Mausoleo que,
por sí solo necesitaría de una descripción más compleja, pero que
intentaré extractar en lo posible.
Obra
del escultor Lorenzo Collau Valera10
realizada en mármol de Macael y bronce es un gran túmulo sobre el
que descansan las excelentes tallas yacentes de don José y doña
Raimunda, los fundadores del Hospital. Llama la atención
especialmente la delicadeza de la talla en este material tan difícil
de trabajar por su dureza muy superior a la del conocido mármol de
Carrara. Los frisos representan en bajo relieve personajes pobres y
enfermos de la época y, en las esquinas de la cabecera, lucen dos
grandes medallones de bronce con las figuras alegóricas de la Fe y
la Esperanza. Centrado a los pies del sepulcro otro medallón algo
más grande, podría ser una alegoría de la Caridad si tenemos en
cuenta que representa a una dama que protege bajo sus brazos a los
pobres y necesitados mientras amamanta a un niño; pero hay algo en
lo que no terminan de ponerse de acuerdo los estudiosos porque la
alegoría de la Caridad como virtud principal de la que dice la
Escritura que sin ella no valen nada las otras dos, puede quedarse
algo corta. Y creo que este cronista aficionado al arte, pero algo
viajado, puede aportar la respuesta: Está bien la representación
del medallón y se queda corta adrede para hacer reflexionar al
visitante, pero quien busca más a fondo no tarda en darse cuenta que
la verdadera alegoría de la Caridad es el Hospital en sí mismo11.
Termino
la crónica del segundo día. La noche había cerrado, la lluvia ya
era muy molesta y estábamos cansados, por lo que volvimos al autobús
para regresar al hotel y mañana será otro día. Nos esperaba la
tremenda belleza de Úbeda.
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Ábside de la capilla del Hospital de los Marqueses de Linares. |
1 Es curioso observar que el definitivo asentamiento visigodo en la Península no produjo ningún daño ni desmantelamiento de las construcciones de Roma. Los visigodos veían las obras romanas con un respeto cercano al temor supersticioso. Por desgracia, los musulmanes hicieron todo lo contrario destrozando los edificios de aquella civilización para, en el mejor de los casos, utilizar los materiales para sus propias construcciones. Véanse los dos tercios de los capiteles de la Mezquita de Córdoba.
2 La
invasión almorávide, con ser violentísima, no tuvo nunca vocación
de permanencia sino sólo de saqueo con pretextos religiosos; y con
su retirada propiciaron la aparición de las llamadas segundas
taifas. Situación que cambiaría drásticamente a la llegada de los
almohades.
3 La
lauda sepulcral de la tumba de los hermanos, situada en la iglesia
de Santa Marta de Martos, cita el año de 1310; pero todas las
crónicas hablan de 1312 A. D. (Calendario actualmente usado en
Occidente) o la de 1350 (Era Hispánica)
4 El
Romancero dice: “Hízoles cortar los pies / hízoles cortar las
manos / y mandóles despeñar / de aquella peña de Martos”
Hoy día, en el lugar que la tradición dice que la jaula se detuvo
con los despojos de los Carvajal está marcado con una cruz a la que
en Martos llaman la Cruz del Llanto.
5 Tampoco
es elegante venir a Sevilla y no saludar al Señor del Gran Poder.
6 La
leyenda surgió mucho después, en la época del Romanticismo en la
segunda mitad del siglo XIX. La verdad es que aquella época hizo
mucho daño a la Historia en toda Europa, aunque también diera
lugar a inolvidables obras de arte.
7 La
remodelación de la Catedral fue debida al derrumbe del cimborrio
gótico en 1525.
8 Aunque
después de conocer el templo-mausoleo de El Salvador de Úbeda
tengo mis dudas sobre esa apreciación porque, aunque este último
fuera una obra de juventud, el detalle del arco esviado de paso a la
Sacristía ya es más que digno de la consagración de un Maestro.
9Hablar
de cien años en la Historia de España es indicar un período muy
corto.
10 También
autor del monumento a Bécquer del Parque de María Luisa de
Sevilla.
11 Recordé
una curiosa anécdota que viví hace algunos años en el castillo de
Bunratty, en Irlanda. El responsable del castillo advirtió nuestra
nacionalidad, a pesar de no hablar una palabra de español y
amablemente nos enseñó a otro del grupo y a mí una gran mesa
rescatada de un barco español naufragado. La mesa, claramente de la
sala de oficiales, era una pieza muy grande adornada con algo de
taracea. De seis patas, lucía las dos centrales talladas con las
alegorías de la Fe y la Esperanza. El buen hombre se dirigió a mí
preguntándome:
- Here is the Faith and the Hope but, where is the Charity? - Le contesté sin un titubeo:
-
On the table, sir.
Se
emocionó hasta las lágrimas con la respuesta y, tras la hora del
cierre, nos condujo por lugares muy interesantes y no visitables,
como la capilla y la azotea ¿Dónde iba a estar, si no, la
Caridad? Pues donde hay que demostrarla: Sobre la mesa, señor.
1 comentario:
Precioso todo, incluida la anécdota final.
Cuánto sabes José!!!
Un gusto leerte
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