- IV.- 27 DE NOVIEMBRE
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Último
día del viaje y nada mejor para despedirnos de aquellas tierras que
un paseo por la ciudad de Úbeda para que su vista nos haga el efecto
de estar siempre deseando volver. Dos lugares tan cercanos como Baeza
y Úbeda, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad y ambos con un
número similar de más de quinientos monumentos catalogados en cada
una de ellas, reúnen entre las dos muchas más obras de arte que la
gran mayoría de ciudades de mayor peso demográfico. Pero el viajero
advierte una clara diferencia entre ambas. En efecto: la
anteriormente descrita Baeza tiene un casco histórico más reducido,
lo que obliga a que su cúmulo de edificios notables estén muy
juntos; pero en Úbeda las cosas son diferentes porque al ser su
recinto amurallado bastante mayor que el de su vecina permitió que
su desarrollo urbano dispusiera de espacios para que la vista se
pueda recrear en sus maravillas sin tanto agobio.
Úbeda. Patio del Hospital de Santiago. |
Por
aquellos tiempos del siglo XVI se fue haciendo costumbre que las
grandes familias castellanas destinaran grandes sumas de dinero a la
construcción de hospitales para atender a enfermos sin recursos. Y
así, tomando como modelo al Hospital Mayor de Milán, se comienzan
obras monumentales con esos fines caritativos. En Sevilla, hacia
1535, comienzan las obras del imponente Hospital de Las Cinco Llagas,
hoy sede del Parlamento de Andalucía, bajo proyecto y dirección de
Martín Gaínza con el patrocinio de don Fadrique Enríquez de
Ribera1
por mandato testamentario de su madre doña Catalina de Ribera.
Úbeda. Bóveda de la escalera principal del Hospital de Santiago. |
Pues
bien; pocos años después de iniciarse las obras del actual edificio
de Sevilla, en 1562 Andrés de Vandelvira recoge la idea del modelo
milanés proyectando y ejecutando para Úbeda lo que conocemos como
Hospital de Santiago, hoy dedicado a centro de exposiciones y
congresos, biblioteca y usos culturales. Y, como siempre, Vandelvira
no nos defrauda. Al contrario que el hospital sevillano, su
construcción fue muy rápida para la época, ya que en el frontal de
la escalera principal figura como terminado en 1575, lo que permitió
la unidad en su estilo manierista que lo caracteriza, sin añadidos
de otra clase. La obra fue posible gracias a don Diego de los Cobos,
Obispo de Jaén, quien quiso destinarlo a hospital para pobres, así
como a iglesia que incluía su propio panteón.
Por desgracia para nosotros, la visita fue necesariamente muy rápida
porque nos esperaban muchas más cosas que ver. Aun así, tras el
gran arco de acceso y tras cruzar el patio principal con columnas de
mármol de Carrara, pudimos contemplar la monumental escalera
decorada con frescos de la misma época de su construcción
realizados por los mismos autores que decoraron el retablo mayor de
la iglesia y que fue destruido durante la Guerra Civil, como tantas
obras de arte. Apenas pudimos ver al paso la gran reja de forja, de
tres hojas, que da acceso a la iglesia y que también su diseño fue
de la mano del propio Vandelvira2.
Úbeda. Clave del dintel de la puerta oeste de la Iglesia de San Lorenzo. |
Salimos
a buscar otras maravillas y la lluvia nos dio una pequeña tregua.
Bordeamos la antigua muralla deteniéndonos a contemplar algunas de
las curiosidades de su trazado y la puerta llamada del reloj, ante la
que es tradición que Carlos V juró respetar los fueros de la ciudad
antes de visitarla. Rodeando esta muralla llegamos a la Iglesia de
San Lorenzo cuyo interior, completamente destruido durante la Guerra
Civil, sirvió de refugio posteriormente a familias sin recursos
hasta que se pudo pensar en restaurarla. Y, efectivamente, en su
puerta hay un llamativo cartel anunciando: “Abierto por obras” lo
cual es un buen reclamo para que el viajero pague gustosamente un
euro para visitarla.
La
Iglesia de San Lorenzo es un buen ejemplar renacentista erigido sobre
una primitiva iglesia del siglo XIII y quizá, como muchos otros
templos, sobre los restos de una mezquita que, a su vez, fue templo
visigodo, antes romano y así perdiéndose en los tiempos su origen
pero conservando siempre su objetivo de ser un lugar dedicado al
culto. Su costado sur o lado de la Epístola3,
se apoya directamente en la muralla de la ciudad. La portada
primitiva luce un dintel perfectamente ajustado de una traza
correspondiente a mediados o finales del XVI, cuya clave tiene
grabada la parrilla símbolo del Santo y debajo una inscripción
gótica ilegible de la que única palabra que descifro es la última
de “mayordomo” Quizá la firma del administrador o arquitecto de las obras de
nombre ilegible que figura más arriba.
Resulta
interesante resaltar del interior la pequeña profundidad de las
capillas laterales, lo que casi le da un aire de iglesia conventual,
más los añadidos decorativos incorporados con el tiempo, la mayor
parte de yesería muy deteriorada pero que conserva los típicos
casetones almohadillados en el arco toral y los arcos de las
capillas. El techo, salvo las pequeñas bóvedas del ábside y las
capillas, es de un alfarje muy modesto; no sé si original o producto
de alguna obra de reparación urgente tras la destrucción e incendio
de 1936 que acabó con todas las obras de arte de la iglesia. Como
era de esperar, bajo el suelo había cientos de enterramientos con
alguno de los esqueletos aun engastados en los cimientos. Completa el
conjunto un coro alto elemental, reconstruido en los últimos años.
Nos despedimos de allí deseándoles suerte en las obras de
restauración de este bello ejemplar, aunque me temo que la espadaña
deberá ser demolida por el aspecto ruinoso que presentaba.
Seguimos
rodeando la muralla hasta llegar a la antigua puerta de Granada. Ante
el muro, un gran pilón con una fuente que supongo serviría como
abrevadero de ganado. Y no resisto a contar una anécdota divertida
relacionada con el nombre popular con el que se conoce. Se cuenta
que, al poco de inaugurarse la Universidad de la vecina Baeza, dos
estudiantes se fueron de juerga a Úbeda y bebieron hasta caerse
dormidos. Al amanecer, la resaca hacía sus efectos y se fueron al
pilón a beber y refrescarse. Uno de ellos era alto y el otro bajito.
El alto bebió y se lavó la cara sin problemas, pero el corto de
talla trataba de alcanzar el borde con mucho esfuerzo y, como eran
estudiantes de la época, su idioma era el latín. El bajito le dijo
al alto:
-
Non posso
(No puedo) - A lo que su compañero le contestó animándole:
-
Si potes, si potes (Sí puedes, sí puedes)
En
esto, el iletrado tabernero que los oyó, exclamó con aire de suficiencia:
-
¡Cipotes! ¡De Baeza tenían que ser!
Al
lugar se le quedó para los restos el nombre de Fuente del Cipote.
Pero
había que seguir que el tiempo apremiaba. Entramos de nuevo
intramuros del casco urbano e hicimos un pequeño descanso para el
café. El sol se había asomado y muchos estábamos hechos polvo.
Apenas media hora pero fue suficiente porque Úbeda es un filón
inagotable de maravillas y apenas habíamos empezado.
Úbeda. Una preciosa pieza del Museo Arqueológico. |
Poco
tiempo nos quedaba de visita y apenas si habíamos empezado. Nos
dirigimos a una de las plazas más bellas que recuerdo haber visto en
mi vida: la
plaza Vázquez de Molina donde se encuentra el
Ayuntamiento y donde existe una concentración de monumentos más que
sobresalientes. El propio edificio del municipio es ya una preciosa
muestra del
![]() |
Palacio de las Cadenas. Ayuntamiento de Úbeda. |
más puro Renacimiento que si no fuera porque ya
conocíamos el lugar sería una sorpresa encontrarse con un edificio
totalmente italiano en el corazón de Andalucía. Llamado en su día
Palacio de las Cadenas fue mandado construir para residencia
particular por Juan López de Molina, secretario de Felipe II y
sobrino de Francisco de los Cobos y Molina, de quien ya nos
ocuparemos. Proyectado por el omnipresente Andrés de Vandelvira nos
traslada al corazón de Florencia con ese gran palacio romano de tres
plantas y una distribución también romana, con su patio central de
columnas de mármol y piedra dorada. Fue edificado entre 1546 y 1565
y, al fallecer su propietario sin descendencia, fue reformado para
adaptarlo a convento. Con la desamortización de 1873 fue destinado
al uso que tiene ahora.
Las
tres plantas tienen diferentes alturas, de mayor a menor, para lograr
un mejor efecto visual desde el exterior. Falsas pilastras dividen la
fachada en siete calles y, debido a la rapidez de su construcción
consigue una gran uniformidad en su estilo típico de la fecha. Como
es habitual en Vandelvira, las siete calles poseen otros tantos
balcones alineados al eje de las ventanas y la puerta de acceso de la
planta baja. En la segunda planta, los ojos de buey sustituyen a los
balcones y ventanas de las plantas inferiores, soportando la cornisa
cariátides y atlantes. A un lado de la fachada, una placa de bronce
nos recuerda que Úbeda es Patrimonio de la Humanidad desde el 3 de
Julio de 2003, junto con su vecina Baeza por la cantidad de edificios
monumentales y su buen estado de conservación.
Úbeda. Capilla del Salvador. |
Pero,
ante este espléndido edificio, la vista se nos desvía
irresistiblemente a la derecha en dirección a la antigua muralla,
hoy casi derruida, que cierra la plaza. Y es que allí se encuentra
una joya de mayor valor aun en la que Andrés de Vandelvira mostró
su valía al sustituir como arquitecto al indiscutible Diego de Siloé
al haber dejado plantada la obra este último para irse a realizar la
Capilla Real de Granada. Se trata de la Capilla del Salvador,
concebida y construida como panteón funerario del ya citado
Francisco de los Cobos.
Merece
la pena detenernos un poco en esta figura histórica, ya que fue un
hombre de una tremenda honradez a pesar del delicado cargo de
tesorero de Carlos V que ostentaba. El Emperador, sabedor de esa
cualidad tan extraña en un cargo así, se fiaba totalmente de su
administración y sus consejos y llegó a premiarle con el uno por
ciento de todo el oro que viniera de Indias, con lo que la honradez
del probo funcionario lo convirtió en inmensamente rico; honradez
que inculcó a sus descendientes, quienes también ocuparon cargos de
relevancia con Felipe II. A pesar de sus servicios y de la
insistencia de Carlos, el buen don Francisco nunca quiso ser
nobilizado y rogó al Emperador que los posibles títulos con que
quisiera honrarle fueran para sus descendientes.
A
la nada despreciable edad de cuarenta y cinco años, en 1522, se casa
con una joven noble, María de Mendoza y Sarmiento quien contaba
entonces con sólo catorce años de quien nacería su único hijo
Diego de los Cobos y Mendoza4
que, por expreso deseo de su padre fue distinguido con el título de
Marqués de Camarasa. Esta unión hizo que emparentara con una de las
familias más poderosas del Reino y que su estirpe se perpetuara en
la Administración.
![]() |
Úbeda. Puerta de la sacristía de la Capilla del Salvador. |
Basada
en el primitivo proyecto de Diego de Siloé, la fachada principal no
recuerda en nada la función religiosa del edificio, ya que su
decoración es totalmente pagana con figuras de dioses, héroes y
seres legendarios de la mitología clásica. Igualmente, la
proporción de sus dimensiones de anchura exactamente la mitad que la
longitud, la hacen candidata idónea a la calificación de
neopitagórica. Pero el remate interior, el retablo mayor de
Berruguete y las bóvedas vaídas de Vandelvira hacen del conjunto
una obra de arte de primer nivel del que me atrevo a destacar, como
aficionado, el impresionante y largo arco esviado que comunica la
capilla con su sacristía, así como su bellísima portada en L.
Describir aquel conjunto da materia sobrada para una gruesa
monografía y el viaje era sólo de turismo. Sólo contar que, en la
actualidad, la propiedad de la capilla es del Ducado de Medinaceli
quien se sigue ocupando de la continuidad del culto y del
mantenimiento del edificio.
Pero
aun no hemos acabado de hablar de las obras encargadas por don
Francisco. Mirando a la fachada de la capilla se nos queda a la
izquierda otro notable palacio también encargado por él. Quiso el
mecenas que, para asegurar la continuidad en el tiempo de sus
continuos funerales y misas en sufragio de su alma, que el sacerdote
encargado de los mismos viviera sin estrecheces. Y aunque la
titularidad de la capellanía era del Obispo de Málaga, éste
designaba un deán de su catedral para que tuviera residencia
permanente en Úbeda. Así que don Francisco ordenó construir un
palacio al lado de la capilla que fuera digno del Obispo, pero que
sería ocupado normalmente por su deán delegado5.
Este palacio, llamado del Deán Ortega por ser éste quien lo ocupó
por primera vez, también se atribuye a Vandelvira aunque sus
columnas nazaríes me pongan en duda. De cualquier forma es una obra
impresionante, digna de un genio y, desde 1930 se usa como Parador
Nacional de Turismo.
Eran
casi las dos de la tarde. Intentamos echar un vistazo rápido a la
Sinagoga del Agua pero ya habían cerrado ¡Otra vez será! Comimos
en un restaurante cercano y, con pena de abandonar aquellos conjuntos
de maravillas, subimos de nuevo al autobús para volver a casa. Creo
que todos nos prometimos volver muchas más veces porque tantas obras
de arte están para disfrutarlas con tiempo.
….................................
1Curioso
personaje que nos ha dejado una de las primeras crónicas de un
viajero que se hayan escrito. Con mucha sinceridad y buen sentido
del humor relata su viaje a Tierra Santa con todo lujo de detalles y
es una delicia leerlo.
2A
diferencia de su coetáneo y admirado Diego de Siloé quien también
esculpía como bien lo demostró en Granada y Toledo, Andrés de
Vandelvira no era escultor ni pintor ni, mucho menos, herrero. Como
buen arquitecto se limitaba a dibujar y a dirigir obras.
3Para
un aficionado a la Historia, como este servidor, es de mucha ayuda
saber que la gran mayoría de las iglesias antiguas siguen la
orientación clásica Oeste-Este, quedando al norte el lado del
Evangelio y al sur el de la Epístola. Con las debidas excepciones,
a veces sonadas, la presencia de una iglesia de más de doscientos
años de antigüedad sirve de brújula al viajero que conozca el
secreto y en alguna ocasión me ha sacado de un apuro. Este asunto
da para un artículo algo extenso.
4Nótese
que en esa época, las leyes y disposiciones de Cisneros habían
hecho su efecto y la ordenación de apellidos ya seguía la
estructura que hemos conocido hasta los cambios permitidos por
últimos gobiernos.
5Estoy
seguro que los canónigos malagueños se disputaban el cargo a
navajazos.
1 comentario:
Acabo de leer esta entrega y es tan buena como las anteriores.
Amena, ilustrativa, todo un placer.
Eso sí, no se pueden leer tus crónicas con prisa, no las paladeas bien. Por eso yo siempre lo hago cuando estoy tranquila y con tiempo por delante.
Si alguien pretende encontrar aquí algo superficial y rapidito se está equivocando de lugar.
Un abrazo.
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