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24-02-2017 -
Me voy a Portugal. Es un
lugar siempre grato de visitar: Amable, hospitalario y con una
gastronomía legendaria en calidad y cantidad que empecé a conocer
en 1969 y que siempre me sorprende gratamente. Esta vez queremos
darnos una vuelta por el Alentejo, palabra que significa "Más
allá del Tajo" y pondremos nuestra base en una de sus
ciudades más bonitas.
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Escudo de Évora |
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Bandera de Évora |
Salimos de Sevilla
temprano y el tráfico nos permitió mantener una buena velocidad
constante. La ruta elegida para salir de España no fue la más
corta, pero sí la más segura al transcurrir toda por autovías.
Tomamos la Ruta de la Plata con parada en Monesterio, en uno de esos
lugares inmensos y horribles de carretera al estilo de la cadena
Abades, pero aun más desmesurado de tamaño. Allí paramos un rato
para tomar un café y aliviar de paso las vejigas, ya que aun quedaba
un buen trecho para nuestro destino. Seguimos el viaje hasta mi
Mérida de tan buenos recuerdos y desde allí a Badajoz para entrar
en Portugal por la bellísima Elvas que no visitamos esta vez. El
tráfico seguía fluido y en poco tiempo estábamos a la altura de
Estremoz para pasar a Évora Monte y, después abandonar la autovía
y tomar el corto ramal de carretera que nos llevaba a nuestra base de
Évora.
No puedo dejar de
mencionar la impresión que produce pasar de una Extremadura española
con sus campos limpios de maleza, perfectamente cuidados y llenos
tanto de cultivos antiguos de olivos, vides, cerezos y almendros,
como de nuevos plantones de las mismas especies. Que tenga cuidado
Jaén porque si a la inmensa provincia de Badajoz le da por producir
en serio aceite de oliva, se va a encontrar con que no son
suficientes sus más de sesenta millones de olivos, ya que Badajoz
puede albergar más del doble sin abandonar el resto de sus cultivos
tradicionales. Pero decía que me sorprendió el cruce de la frontera
porque me encontré con una franja de kilómetros de campos sin
cuidar, bastante sucios y con una alta probabilidad de incendios en
tiempo seco; circunstancia que empezó a cambiar a mejor conforme nos
adentrábamos en el país aunque, todo hay que decirlo, solían ser
fincas propiedad de empresas españolas.
No era la primera vez
que estaba en Évora, pero sí era la primera vez en visitar esa
hermosa ciudad con guía nativo. Lamentablemente no pudimos llegar en
el bus hasta la puerta del hotel porque estaban en carnavales y los
"guardinhas1"
no permitían el acceso. Pero no pasa nada y arrastramos nuestras
maletas por el corto trecho que hay desde la muralla hasta el Hotel
Évora Olive, un buen establecimiento que dice ser de cuatro
estrellas aunque dichas estrellas no figuran por ninguna parte. Creo
que es tan nuevo que aun está por clasificar oficialmente. Llegamos
tan pronto que la dirección del hotel se nos excusó por no poder
darnos aun nuestras habitaciones y nos citó para las 13:30, hora
portuguesa, para hacerlo.
Había que aprovechar el
tiempo. Los horarios portugueses son diferentes a los españoles y
mucho más aproximados a los europeos, quizá herencia de tantos
siglos de encubierta colonización británica que aun perdura; así
que aprovechamos el tiempo por nuestra cuenta para subir hasta la
Catedral que visitamos algunos y hacer algunas fotos de su templo
romano, o de lo que queda de él ya que la invasión musulmana, para
variar, destruyó la mayor parte de sus columnas y casi la mitad de
su basa para aprovechar las piedras en no quiero saber qué cosas.
Pero ya volveremos a las descripciones de sus monumentos.
Portada de nudos de un palacio de Évora. |
Como casi todas las
ciudades portuguesas excepto algún barrio nuevo de Lisboa, el
pavimento portugués se caracteriza por ser casi peor que el de Roma.
Al ser la zona rica en canteras de mármol y de granito, las calles
están empedradas con trocitos de estas piedras que nadie se ha
preocupado de nivelar con esmero. El resultado es que se hace
necesario el uso de calzado recio, de aventura, para caminar por allí
sin dejarse los pies en el intento. Por suerte, como ya lo sabía,
iba muy bien equipado para tal fin. Pero ya era la hora de volver al
hotel y así lo hicimos. Nos dieron las habitaciones y, por ser
españoles, respetaron ese día nuestro horario de comida teniendo en
cuenta la diferencia horaria de los dos países. El resultado fue que
tuvimos tiempo de sobra para acomodarnos y algunos hasta nos duchamos
y cambiamos de ropa. ¿Qué decir de la comida? Portugal es Portugal
y hay cosas que no se discuten. Por ponerle algún defecto diría que
no había mucha variedad en el autoservicio pero todo era exquisito y
la cantidad era a discreción. El paladar pedía más y más, pero la
prudencia aconsejaba no comer demasiado porque la tarde podría ser
dura y no convenía ir pesado por aquellas cuestas. Ya nos
desquitaríamos en la cena.
Templo romano de Évora |
Évora, que cuenta en la actualidad con unos sesenta mil habitantes, es una de las
ciudades más antiguas de Portugal y su propio nombre ya nos da
trazas de su posible origen ibérico aunque también posee en sus
inmediaciones monumentos megalíticos que denotan una ocupación
estable desde la época neolítica. Con la dominación romana se
amuralló el asentamiento primitivo y se erigió un templo en lo más
alto de la ciudad que, aunque parece ser que estuvo dedicado al culto
de un emperador, fue llamado erróneamente como Templo de Diana2
hasta hace no demasiado tiempo. También construyó unas termas de
las que quedan vestigios. Poco se sabe de la época visigoda pero
Évora vuelve a resurgir bajo la dominación musulmana debido a su
posición geográfica; aunque, como siempre, el primitivo urbanismo
fue destruido y los edificios romanos fueron usados como cantera para
emplear sus materiales en las nuevas construcciones a capricho de los
dominadores. Devuelta a la civilización en 1165 por el caballero
Giraldo Sempavor -Gerardo sin Miedo en castellano- Évora comienza
una gran etapa de desarrollo económico y al año siguiente ya le fue
otorgada su carta de derechos feudales por el Rey Alfonso I de
Portugal y se estableció en ella para su defensa la Orden de
Calatrava, llamada después Orden de Avis en Portugal para
diferenciarse de la española original. Sobre la mezquita se empieza
a construir la actual Catedral que, a pesar de estar terminada en
estilo gótico, su traza excesivamente maciza y robusta denota
claramente la primitiva concepción de un templo románico, idea que
se refuerza por la concepción de su portada principal. En sus
alrededores se construyen los primeros palacios nobiliarios y
eclesiásticos y se establecen fuera de las murallas algunos
conventos sin menoscabo de los barrios judío y musulmán, también
extramuros.
Évora. Fuente de la Plaza de Giraldo. |
Catedral de Évora. Parte renacentista. |
Portada principal de la Catedral de Évora. Se observa que, a pesar de sus arcos ojivales, la traza del atrio es románica. |
Diversidad de arcos de la iglesia de San Francisco de Évora. |
Como la pobreza y
humildad franciscana no se avenía demasiado con las riquezas que iba
atesorando la iglesia conventual, los monjes decidieron construir una
capilla que les recordara la fugacidad de la vida para usarla como
lugar de meditación; para ello, nada mejor que recurrir a los huesos
humanos para decorarla. Sobre
el dintel de la puerta hay una leyenda
que dice: "Nosotros, huesos que aquí estamos, por vuestros
huesos esperamos". Fue construida sobre el primitivo
dormitorio de los frailes entre fines del siglo XVI y principios del
XVII. Es curioso observar que, si bien los huesos que revisten los
pilares están pegados con argamasa, los de las grandes hornacinas
laterales están simplemente apilados. Se completa la decoración con
pinturas renacentistas y barrocas en los techos abovedados.
Inscripción en el dintel de la entrada a la Capilla de los Huesos. |
Pilar de la Capilla de los Huesos de Évora. |
Era ya hora de regresar
al hotel. Salimos de San Francisco y empezaron a oírse voces
guasonas que gritaban: Shopping! Shopping now! Así que la amable
guía se despidió de nosotros, ya que al día siguiente vendría
otra de la misma empresa. La gente se fue de tiendas y algunos
regresamos al hotel para esperar la cena. Mañana será otro día.
(1) La
Policía portuguesa, para entendernos.
(2) Esto
del falso templo de Diana tiene una historia curiosa y muy
sevillana. En el año 1900 se encuentra en Itálica una bellísima y
monumental estatua de la diosa representada con todos los atributos
de cazadora. Le faltan ambas manos y lo que pudiera empuñar en
ellas, más el carcaj o aljaba para las flechas. También le faltaba
parte de una rodilla que yo mismo vi restaurar en 1963. A partir de
ese momento, todos los templos y edificios romanos de difícil
catalogación en muchos kilómetros a la redonda se atribuyeron ser
dedicados a Diana. Mérida no fue una excepción y Évora tampoco.
2 comentarios:
Qué bonito José.
Dan ganas de ir ahora mismo.
Estupenda crónica ¿Cuándo la II? Saludos.
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