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26-02-2017 -
Último
día de viaje, pero aun nos quedaba alguna sorpresa agradable: Nos
vamos a Monsaraz a dar un paseo que es, en sí mismo, toda una
lección de Historia que intentaré explicar paso a paso aun con la
seguridad de olvidarme de mil detalles.
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Murallas de Monsaraz. |
En
el término municipal, concelho
en portugués, de Reguengos de Monsaraz encontramos una pequeña
ciudad fortificada al estilo de la ya descrita de Marvao pero que
conserva mucho mejor su sabor medieval. Guardando las distancias de
estilos y las derivadas de sus necesidades defensivas, me recordó
algo a la aldea de Sos en la provincia de Zaragoza casi limitando con
Navarra; si bien, este último conserva aun mejor su esencia.
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Monsaraz. Torre del Homenaje. |
Este
es el momento de hablar un poco del curioso término de Reguengos
que, en portugués equivale al nuestro de realengos. Si nos vamos a
los fueros medievales que siguieron usándose hasta bien entrado el
siglo XIX, encontramos con dos tipos de distribución de las tierras
conquistadas a los musulmanes: Uno de ellos, llamado señorío,
designaba las tierras que el Rey concedía a un señor feudal en
premio a sus méritos en batalla; el otro, llamado realengo, era el
territorio que el propio Rey se reservaba para explotar sus riquezas.
No todo era tan fácil como acabo de decir porque, si bien el señor
hacía y deshacía a su antojo en sus
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Calle lateral de Monsaraz. |
territorios, tal privilegio no
era gratis ya que estaba obligado a mantener un ejército a sus
expensas que, en caso de necesidad, era reclamado por el Rey; así
como velar por los intereses de sus vasallos asegurando su seguridad,
alojamiento y mantenimiento. A cambio, el Rey permitía que el señor
recaudara sus propios impuestos, impartiera justicia y reservara una
parte de sus ingresos para el tesoro real que tenía que ser
entregado una vez al año o cuando el Rey lo considerara oportuno.
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Vista de Monsaraz desde el castillo. |
Cuando
se ve una fortaleza con una torre exenta interior llamada torre del
homenaje, podemos estar seguros que, bien fuera de señorío o bien
de realengo, aquel lugar estaba destinado a recibir visitas
importantes que podían ser del mismo Rey o de alguno de sus
enviados; las de realengo solían recibir al Rey en persona. Las
citadas torres no estaban habitadas por el señor del lugar y su
planta baja se destinaba al alojamiento del ilustre visitante,
mientras que la planta superior se usaba para la ceremonia de
pleitesía en la que el visitante, sentado en un trono, recibía al
señor quien presentaba el arca de su tesoro y abriéndola se
arrodillaba en señal de reverencia ofreciéndole lo recaudado y
extendiendo sus manos abiertas como signo de no tener nada que
ocultar. En correspondencia, si el visitante no hallaba reproche en
la ofrenda extendía sus manos sobre las del arrodillado señor y le
ordenaba levantarse en señal de que podía seguir gozando de su
confianza.
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Un pequeño palacete de Monsaraz. |
Volviendo
a hablar de Monsaraz, para empezar, su propio nombre tiene una
preciosa eufonía que, de haberla conocido el fantasmón de Richard
Wagner no hubiera dudado en incluirla en su mitología nibelunga;
pero no nos engañemos porque Monsaraz significa algo tan pedestre
como “El monte de las jaras”. Situado en una elevación del
Alentejo que apenas supera la altura media de la región, a 227
metros se yergue una joya cuyo acceso no es nada cómodo porque, al
igual que en Marvao, el bus nos deja bastante alejados de la puerta de
entrada y hay que subir a pulmón libre por aquellos caminos que, en
este caso, aun son peores que los del resto de Portugal al estar pavimentados con unas terroríficas lajas de pizarra compactadas y
puestas de canto que presentan al calzado cientos de diminutas
sierras amenazadoras y en sentido transversal a la marcha. No quiero
pensar lo que puede suponer una caída en ese suelo y con esas
cuestas.
Antes
de entrar en la muralla nos encontramos con unos restos que, también
amurallados, nos hacen pensar en quizá un intento fallido de
construir una barbacana y que, al abandonar el primitivo proyecto se
quedaron en pequeños almacenes sin apenas utilidad práctica.
Seguimos subiendo y ahora sí que vemos la portada principal, de un
gótico muy primitivo y sin retoques de siglos posteriores. A la
izquierda los inevitables añadidos defensivos para albergar una
tosca artillería que, aunque desvirtúan en algo la esencia de la
primitiva traza, no la estropean en conjunto.
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Entrada a Monsaraz. |
Entramos
y atravesamos la doble muralla defensiva, encontrándonos a la
izquierda con la llamada “Casa del Aljibe” lo que nos está
indicando que aquella fortaleza tenía, además de una fuente de
abastecimiento que está en el otro extremo de la muralla, un aljibe
de aprovechamiento de aguas pluviales. Al darnos la vuelta para
observar el exterior advertimos una curiosidad labrada en las piedras
de la jamba de la segunda puerta y una hornacina a su lado. Se trata
de las medidas oficiales para uso de la inspección del comercio:
Allí están grabadas en piedra las longitudes de la vara y la media
vara para medir las telas o cualquier objeto que se vendiera por
unidades de longitud; la hornacina estaría ocupada por las pesas
para contrastar balanzas y las medidas de líquidos para aceite o
para granos.
No
debió ser extraña la presencia judía en Monsaraz. Para una vista
algo entrenada, mirando de frente la fachada, en las jambas derechas
de las puertas se advertían señales de una pequeña hornacina,
delatando haber sido usadas para colocar en ellas el pergamino con
las oraciones de bienvenida escrito en hebreo y que todo visitante
debía tocar en señal de gratitud y respeto. Por desgracia, la
mayoría de estas marcas han sido rellenadas con yeso o usadas para
colocar en ellas los registros de los actuales suministros de agua o
gas y por fortuna, esas tapas de registro son de noble fundición y
no de infame plástico. Judíos no quedan pero sí una notable
presencia de ciudadanos franceses y holandeses quienes, enamorados de
Monsaraz, se han establecido allí de forma permanente y se dedican a
la artesanía y al turismo. En una población de menos de mil
habitantes, esa presencia extranjera es clamorosa.
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Tejados de Monsaraz donde se distinguen las chimeneas llamadas "de oreja" |
Abundando
en el asunto de los judíos, también son frecuentes en Monsaraz las
llamadas chimeneas “de oreja”. Son chimeneas aparentemente
normales con la única particularidad de tener vertical la pared que
da a la fachada de la casa e inclinada hacia delante la posterior.
Esta curiosa modificación permitía a los habitantes de la casa
escuchar ruidos y conversaciones de la calle y así saber lo que se
decía de ellos. El único inconveniente era que la transmisión del
sonido era bidireccional y también se podían escuchar desde la
calle lo que se hablara ante la chimenea; de ahí el dicho tan
portugués y tan español de “Nunca cuentes un secreto delante de
la chimenea”.
Seguimos
subiendo y seguimos teniendo sorpresas. Los restos de
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Molino medieval de Monsaraz. |
un molino de
piedra que, como todos los servicios comunes, era propiedad del Rey y
administrado por su representante en Monsaraz. A pocos pasos el horno
de pan que era usado en turnos rigurosos una vez a la semana por cada
familia; y algo más adelante, ya en la plaza principal, un hospital
de los que fundó la Reina Leonor de Viseu a fines del siglo XVI como
Casas de Misericordia, fundación que continúa en Portugal y que se
dedica a la atención de enfermos y pobres y cuyos ingresos proceden
de la lotería, incluida la también popular Euromillón. Enfrente la
iglesia parroquial y el consabido pelourinho o picota que,
rematado por una esfera representando el poder real sobre el mundo,
necesita una restauración antes que se caiga.
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Picota de Monsaraz. |
La
iglesia parroquial no guarda tesoros de arte. Apenas una notable
talla procesional de un Nazareno acompañado de su Cirineo de madera
sin policromar y factura moderna y un sepulcro gótico de mármol con
una escultura yacente que revela bastante impericia por parte del
escultor ya que se nota demasiado que esculpió la talla con un
modelo puesto en pie y luego tumbó la figura, con lo que los
pliegues de la túnica del personaje hacen un vuelo impropio de la postura yacente.
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Sepulcro gótico en la iglesia de Monsaraz. Obsérvese la túnica con vuelo más propio de estatua erguida. |
Subiendo
hacia el castillo y apenas salimos de la iglesia y dejamos atrás la
picota, nos encontramos de frente con el actual edificio del
Ayuntamiento. Este edificio tuvo en otros tiempos varias funciones
simultáneas porque una parte de su planta baja estaba destinada al
juzgado y la cárcel, de donde ya salían los condenados derechos a
la picota; sobre esos juzgados
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Ayuntamiento de Monsaraz. |
estaba la casa del juez. A la espalda
había dos dependencias más: una era la escuela en su planta baja y
la vivienda del maestro o maestra en la planta alta; la otra, un
cobertizo amplio y cómodo que albergaba también a un personaje
importante de la comarca: el toro semental que era el encargado de
cubrir, previo pago, a todas las vacas que estaban en el dominio de
Monsaraz. El hecho de contar con una escuela y un hospital eran
también dos de las distinciones que los dominios reales tenían
sobre los dominios señoriales porque el Rey, por prestigio, estaba
obligado a pagar esa escuela, obligación que no tenían los señores
sobre sus vasallos; y el hospital era la consecuencia de que la
corona no ponía trabas en su instalación y contribuía a su
mantenimiento. Ya estamos viendo que por aquella zona, no todas eran
así en España, era bastante preferible ser vasallo directo del Rey
que serlo de cualquier señor barato de horca y cuchillo.
Al
fin llegamos al castillo. Una fortaleza dentro de la fortaleza de la
propia ciudad amurallada. Es inútil buscar obras de arte en un lugar
concebido y construido sólo para la defensa, primero contra los
moros
y luego contra la temida España pero, de cualquier forma, aquella
ciudadela debió imponer respeto en sus tiempos de esplendor.
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Torre del Homenaje de Monsaraz. |
De
trazado irregular en busca de seguir la topografía del alto donde se
encuentra, impresiona ver en un lugar tan pequeño esa concentración
de murallas, dobles murallas y pasajes de acceso difíciles para el
enemigo. Varias torres de vigilancia adosadas al muro principal
sirven de primitivos baluartes con sus saeteras que, más tarde
convirtieron en troneras. Destaca entre todas la más alta y exenta
de muros: se trata de la Torre del Homenaje, lugar de la ceremonia ya
descrita que, lamentablemente, ha sido mutilada para su función de
solemne defensa por una gran ventana que se practicó en tiempos
posteriores perdiendo parte de su encanto. Nada que destacar del
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Patio de Armas del Castillo de Monsaraz. |
interior de sus torres pero sí de su patio de armas que, rodeado en
dos tercios de sus muros por gradas de esa misma cruel piedra del
pavimento, sirvió de lugar de entrenamiento de juegos de armas y
ahora es utilizada para conciertos al aire libre, espectáculos
diversos y hasta corridas de toros porque dispone de un pequeño
chiquero de dos plazas. Según nos contaron, allí se celebra una
corrida de rejones al estilo portugués una vez al año y el dinero
recaudado por la venta de la carne del toro o los dos toros que se
lidien se destina a financiar la corrida del año siguiente. Por
respeto no voy a comentar aquí lo que pienso sobre las corridas
portuguesas en las que se niega al toro la gloria de morir en el
ruedo so pretexto de humanidad.
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Salida de chiqueros en el patio de armas. |
No
nos olvidemos que Monsaraz es lugar de realengo. Así que tampoco
falta un pequeño pero precioso jardín pegado a la muralla y a la
salida del castillo, que ahora se ha ampliado extramuros aterrazando
el terreno inmediato. No me extraña nada que haya tantos extranjeros
enamorados de Monsaraz; y digo extranjeros porque ningún español lo
es en Portugal.
Era
ya la hora de reanudar la marcha y hacer la última de las visitas
dirigiéndonos a Mourao. Visita que bien podríamos habernos ahorrado
porque las pobres ruinas de aquel gran castillo de Mourao no dejaban
siquiera averiguar nada de su antiguo esplendor. Casi no valía la
pena el esfuerzo del desplazamiento más la subida a pie, poco
fatigosa, a un lugar lamentablemente derruido del que apenas se
conservan las murallas y poco más. Nada más llegar a la puerta y
darme cuenta de la reconstrucción moderna de su arco gótico ya
sabía que lo que me esperaba era un solar cercado de sillarejo y
algunas torres en estado lamentable.
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Entrada al castillo de Mourao. |
Emprendimos
el regreso e intenté descansar en algún bar con una cerveza, pero
el camarero hizo gala de la proverbial lentitud alentejana y para
cuando la tuve entre mis manos ya era la hora de salir corriendo al
bus. Una pena. De nuevo, vuelta al hotel Olive de Évora para comer,
cortés despedida de su director dándonos las gracias y camino de
vuelta a Sevilla. Otra vez la observación del triste abandono de
muchos de los campos de Portugal en contraste con la pujante vida de
la tierra pacense. Me dormí y me desperté justo a tiempo de parar
de nuevo en aquel horrible e inmenso lugar de Monesterio llamado Leo
en donde ni me molesté en tomar su espantoso café. Vuelta al bus y
una última y durmiente etapa hasta llegar a Sevilla a eso de las
ocho de la tarde.
Concluyo:
¿Portugal? ¿España? ¿Qué es eso? Es la Hispania romana; una
única nación dividida por intereses económicos de señoritos
imbéciles. Un tema para meditar ahora con la solemne estupidez de
las autonomías. Hispania es un continente en miniatura con todos los
climas, fauna y flora imaginables que no entienden de fronteras. El
hecho de tener en la Península cuatro idiomas y cientos de dialectos
no cambia nuestra idiosincracia; más bien refuerza nuestro conocido
sentimiento individualista que nunca debemos confundir con el
egoísmo.
Estoy escribiendo desde mi casa en Sevilla pero lo mismo
podría hacer desde un hotel portugués, francés, italiano, irlandés
o centroeuropeo. Nuestra historia es romana y las huellas de Roma son
eternas.
|
Uno de lo torreones de Monsaraz. |
Sevilla,
15 de Marzo de 2017.
4 comentarios:
Jose, no es lo que sabes, que también, sobre todo es lo bien que lo cuentas. Ameno e inteligible. Un placer leerte.
José Antonio, es un placer leerte. Saludos.
Maestro Cape: como siempre genial.
Un abrazo.
EnEaS.
Gracias a todos, amigos.
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