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domingo, 20 de marzo de 2016

- DOMINGO DE RAMOS -

Como es mi costumbre, por Semana Santa suelo publicar algunas reflexiones. Aquí está la de hoy como tríptico de sonetos; dos endecasílabos de rima clásica y uno decasílabo (Algunos dicen que imposible en castellano, pero tengo docenas)

Tiempo de serenar las emociones;
tiempo de arrinconar esos instintos
y penetrar por fin en los recintos
libres de la maldad de las pasiones.

Tiempo de aprovechar las ocasiones
de no ser unos más y ser distintos;
tiempo de prescindir de laberintos
buscando la Verdad sin distinciones.

Tiempo de ver llegar ya realizadas
esas viejas promesas comprendidas
al no mostrarse siempre enmascaradas.

Tiempo de de ver, por fin, ya conseguidas
metas de un tiempo atrás, nunca olvidadas
que dan sentido ahora a nuestras vidas.

...

De la inmunda manada de hienas
atacando con sus necedades,
por contraste saldrán las verdades
que destruyen las viejas cadenas.

De los necios cantos de sirenas
que nos gritan esas vanidades,
pregonando como libertades
lo que son sus infames condenas.

No me quiero poner trascendente;
mis palabras bien poco resuenan
entre el caos que cubre el ambiente
y los humos que todo envenenan.
No pretendo ejercer de valiente:
A mi edad pocas cosas me frenan.

...

Ver y dejarse ver; lucir vestidos.
Lugares preferentes alquilados.
Sepulcros hediondos blanqueados
campando con orgullos bien henchidos.

Arte a más no poder: No están perdidos
los usos de unos años ya pasados,
aunque unos muertos hoy mal enterrados
se empeñen en borrar sus apellidos.

Semana Santa ¿Todo es decorado,
o hay mucho más detrás de figurones
hipócritas de un mundo separado?

Hay mucho más que las figuraciones:
Esa labor de amor siempre callado
que está detrás de tantas ocasiones.

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