Visitas

viernes, 18 de abril de 2014

ORACIÓN DEL VIERNES SANTO

Este conjunto de cuatro sonetos, uno suelto con estrambote y un tríptico, ha esperado veinticuatro años en mis archivos. Fue escrito en la Semana Santa de 1990 y creo que ya ha llegado el momento de publicarlo.

- MADRUGADA -

Ayúdame, Señor a que te ayude
y pueda ser un útil instrumento
Resguárdame, Señor, del fuerte viento
del mundo que provoca el que yo dude.

Ayúdame, Señor, porque no pude
ni supe soportar ese momento
en que mi fe, privada de tu aliento,
se pierde sin saber a dónde acude.

Ayúdame, Señor, que todo es vano
si no encuentro la senda tan secreta
que lleva hasta tu rostro soberano.

Ayúdame, Señor, que no respeta
el tiempo a quien es sólo un ser humano
y puedo desviarme de mi meta
al no sentir tu Amor a mí cercano.

- TARDE -

- I -

Dame permiso, Dios, para contarte
las cosas que al papel no le confío.
Que al hablarte, Señor, no siento el frío
que quiere de mi vida separarte.

Hazme cantor, Señor, para cantarte
un canto que se sienta tuyo y mío
y vuelva los pecados que yo expío
en versos para más glorificarte.

Dame fuerzas, Señor, para volverme
y entrar en el camino que a Tí lleva.
Y apure yo mis pasos al saberme
ganando, por tu Amor, mi vida nueva:
la vida que Tú quieres ofrecerme
a cambio del Amor que a Tí me eleva.

- I I -

No puedo, por tu Amor, estar callado
- dejar quieto el teclado descansando -
sabiendo que tu Gracia está regando
un mundo que te tiene relegado.

No quiero, por tu Amor, estar cerrado
a tanto bien que vienes regalando
sabiendo, como sé, que lo estás dando
a un precio que no puede ser pagado.

No debo, por tu Amor, seguir pensando
en cosas que de Tí me han apartado,
sino en tu Amor seguir perseverando.

Quiero poder estar por Tí guardado;
quiero abrirme al Amor que estás volcando,
quiero por Tí, Señor, estar salvado.

- I I I -

Rememoro, Señor, en este d¡a
lo que no puede ser ni concebido:
Sacrificar a un Dios, Hombre nacido,
para cumplir la antigua profecía
que Tú, con tu total sabiduría
hiciste al primer hombre, ya caído.
¡Qué cantidad de Amor que fue vertido
sobre quien tanto bien no merecía!

No necesito ver las Escrituras
para notar tu pulso tan cercano
trazándole el camino a tus criaturas
con la divina gracia de tu mano.
Y si por mí bajó de las alturas
mi Dios, en Él soy dios por ser humano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leo: Bellísimos Jose. Dicho esto, si desde 1990 están en el cajón ... ... ... ¡Ya te ha costa'o!
Un abrazo

Anónimo dijo...

Hermano:
Si no te conociera tantas facetas, me pareciera increíble esta vena tuya tan mística.
Gracias, guapo, por publicarlo, al fin.
Es bálsamo espiritual.