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martes, 1 de abril de 2014

Ahí me las den todas

Me ha resultado imposible rastrear el origen de la frase porque se le atribuye a muchos personajes históricos. Pero ya Cervantes alude a ella en la carta que le escribe Teresa Panza a su marido cuando se entera que ha sido nombrado gobernador de la Ínsula Barataria; así que deduzco que era muy conocida y empleada desde muchos años atrás.

Pero no es el origen lo que me importa en este caso, sino su significado y moraleja. Y a eso le voy a dedicar esta entrada del blog con más de una semana de retraso respecto a los hechos que me obligaron a reflexionar sobre la famosa frase. Mi justificación es que no me gusta juzgar en caliente porque puedo decir cosas de las que quizá me arrepintiera. Creo que ya ha llegado el momento de hablar del asunto que nos ocupa.

Cuentan que hace muchos años, un representante de la autoridad que podría ser un alguacil, un alcalde o hasta un embajador, se llevó un par de bofetadas en el ejercicio de su misión. El maltratado funcionario se presentó ante el Rey a quejarse diciéndole que esas bofetadas tenían el mismo valor que si se las hubieran dado al Rey en persona. Ante la situación, el Soberano contestó con su pizca de guasa no exenta de mala leche:

-Pues ahí me las den todas.

Ahora voy a la moraleja. Resulta cuando menos vergonzoso que los que dicen llamarse representantes del pueblo se escuden en funcionarios para que reciban las bofetadas metafóricas o reales. En este caso ha saltado mi indignación ante los vergonzosos acontecimientos del pasado 22 de Marzo en Madrid cuando los poderes públicos mandaron a la Policía a enfrentarse con una horda de energúmenos filoterroristas de lo más violento que se fabrica sin llegar al uso de bombas o armas de fuego. Para mayor ignominia los mandos les prohíben hacer uso del material antidisturbios a fin de que los policías fueran debidamente masacrados por la turba infame que, encima, se jactó de ello y fue jaleada por otros políticos de la especie que la azuzó.

¡Ahí me las den todas! Pensaron estos malnacidos desde sus despachos cuando vieron a los funcionarios heridos y alguno hasta con la cabeza rota. Los ufanos vándalos se crecieron y desde las distintas maf... -¡perdón!- quise decir partidos políticos, se entabló el habitual cruce de acusaciones de despacho a despacho y de periódico a periódico, a sabiendas de que la cosa no iba a llegar a ninguna parte.

Pues bien. Es mi deber hablar y hablo desde este modesto rincón; este débil altavoz que apenas se oye, pero que es el único que tengo aparte de mi voz en las cutres ágoras en las que me muevo.

A ver cuándo empezamos a darnos cuenta que no es a los funcionarios de Policía a quienes hay que perseguir, apalear, vejar, maltratar, escupir, putear y cosas peores. Ellos son tan desgraciados como los demás y están ahí jugándose la vida para cobrar un sueldo nada generoso. Si alguien quiere desahogar sus instintos asesinos, tiene blancos de sobra entre los miembros de dos parlamentos nacionales, diecisiete autonómicos, cincuenta diputaciones, miles de ayuntamientos de derechas, izquierdas y catetos llamados nacionalistas; más miles y miles de asesores digitales, chupópteros, mangantes, jaleadores y "agradaores" de estos señoritos de la casta parásita.

Cuando un centenar de ellos se vean en las circunstancias de los policías heridos del 22 de Marzo, empezarán a pensárselo. Y, también, a ver cuándo despertamos de una vez y los mandamos a todos a picar piedras de sol a sol, a pan y agua, para dejar Despeñaperros liso cual tabla de planchar. Falta hace.

Dixim!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a ver cuando los pobrecitos antidisturbios se percatan de quienes son los que los manipulan para hacer las barbaridades que hacen.
Querido: ¡ cuánto me duele que no te duela lo que a mi me duele !

Anónimo dijo...

Aunque te parezca mentira me duele lo que te duele pero ¿es de recibo matar policías y dejar en paz a los políticos que les mandan a ello?

Revera dijo...

Felicidades. Que Dios te bendiga y proteja y de paso a toda tu familia.
Muchos tirones de orejas.