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domingo, 27 de abril de 2014

ZAIDA. NUERA DE AL-MUTAMID Y ESPOSA DE ALFONSO VI (ZAIDA. DAUGHTER IN LAW OF KING AL-MUTAMID, AND WIFE OF KING ALFONSO VI)


Vista del castillo de Almodóvar.

Repasando la Historia nos encontramos con curiosos episodios en los que algunos de sus personajes siguen envueltos en leyendas en la actualidad. Este es el caso apenas conocido de Zaida, quien pasó de nuera del Rey poeta de la taifa sevillana a ser la madre de Sancho, heredero de la Corona de Castilla.

Cuando se visita el Castillo de Almodóvar del Río(1), muy cerca de Córdoba, se le cuenta al turista que por allí deambula el fantasma de Zaida, princesa mora cuyo marido fue muerto en batalla; incluso que se pueden escuchar los gritos de dolor de la pobre princesa viuda llamando a su amado. Todo castillo que se precie debe tener un fantasma y el de Almodóvar no iba a ser una excepción para el turismo. Pues bien; es natural que se cuenten esas leyendas que contribuyen a dar un halo de misterio al edificio que pueden atraer a más visitantes pero, de rondar aun por la tierra el fantasma de Zaida no lo haría en Almodóvar ni se lamentaría por su difunto esposo tan moro como ella. Nada más lejos de la realidad y, como quienes me conocen saben que me encanta destruir mitos, en esta entrada me voy a ocupar de la verdadera historia de la princesa Zaida. Porque, en esta ocasión, dicha historia es más bella que la leyenda que le inventaron.

Poco o nada se sabe del origen, familia y nacimiento de Zaida, ya que entra en la Historia por la crónica de Ibn Idari en la que se nos cuenta que se casó con Abu Nasr Al-Fath Al-Mamun, rey de la taifa de Córdoba e hijo del rey de Sevilla, el famoso poeta y pésimo estadista Muhammad ibn Abbad al-Mutamid. Quizá, como sostiene don Ramón Menéndez Pidal, fuera sobrina de Alhayib, rey de Lérida y Denia. Pero no nos importa demasiado su origen y sí su destino que vamos a contar a continuación.

Ante el imparable avance de Castilla que tenía ya a casi todos los reinos de taifas de Al-Ándalus como tributarios y en cualquier momento podía desencadenar una ofensiva final. Dichos reinos, con la única oposición del zirí de Granada, llaman en su auxilio a los salvajes bereberes almohades(2) quienes, fanáticos como ellos solos, llegaron a la Península destruyendo todo lo que quedaba del esplendor Omeya por considerarlo ofensivo para el Islam. Estas hordas, al mando del nefasto Yusuf ben Texufim, entraron como elefantes en cacharrería porque su fanatismo era tal que arrasaban todo lo que encontraban a su paso. En una primera oleada vencen a Alfonso VI en 1086 en la batalla de Sagrajas y, aunque fueron contenidas en Aledo en 1088, en una tercera invasión de Texufim, acaecida en 1090, ya traía dicho caudillo la clara intención de derrocar a todos los reyes de taifas para convertirse el mismo en gobernador de lo que quedaba de Al-Ándalus(3)

Arrepentido de su decisión de llamar a los feroces almorávides, pero sin poder hacer gran cosa para defenderse salvo pedir protección a Castilla, Mutamid previene a su hijo Al-Mamun del inminente peligro que corren y éste, consciente del salvajismo de los invasores, envía a su esposa Zaida al inexpugnable castillo de Almodóvar, acompañada de sus hijos y de setenta caballeros entre los que se encontraban sus familiares en edad de luchar. Así, el 26 de Marzo de 1091, cae la taifa de Córdoba y Al-Mamun es muerto en la batalla. El rey Alfonso, sintiéndose obligado a proteger a sus tributarios, en aquel mismo verano manda a Alvar Fáñez(4) con un ejército de socorro que se enfrenta a las huestes de Texufim. Aun siendo vencido en la batalla, Fáñez logra sacar a Zaida del castillo y huir a Toledo con ella, sus parientes y los restos de sus mesnadas. Y ahora empieza la nueva vida de Zaida, viuda de Al-Mamun, quien estuvo a punto de cambiar la dinastía castellana; y con ella, la Historia de España.

Debía ser muy guapa la chica a sus veintiocho años ya que, al llegar a la corte castellana, el propio Alfonso se fija en ella. Contaba el Rey por entonces con cuarenta y cuatro años, cinco matrimonios, dos concubinatos y ningún hijo varón. La llegada de Zaida debió producirle un efecto fulminante. Ella, tras bautizarse con el nombre de Isabel, se convierte en flamante esposa(5) del Rey castellano y no se demora mucho la llegada de su hijo Sancho, quien vería la luz a fines de 1093 o principios de 1094. Tras él vendrían sus hijas Elvira y Sancha quienes, respectivamente, casaron con el rey Rogelio II de Sicilia y Rodrigo González de Lara, conde de Liébana. No está nada mal para una princesa mora quien se despidió de este mundo nada más comenzar el siglo XII, en 1101. Por disposición de Alfonso fue enterrada en el Monasterio de San Benito de Sahagún, en la misma tumba donde más tarde yacerían su hijo y su esposo. Aunque también, en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, existe una lápida con la inscripción:

"H. R. REGINA DOMNA ELISABETH, UXOR REGIS ALFONSI, FILIA BENAUET REGIS SIVILIAE, QUAE PRIUS ZAIDA FUIT VOCATA"

Está claro que fue su esposa o, al menos tratada como tal, porque la frase: "Reina Doña Isabel, esposa del Rey Alfonso, hija política del Rey de Sevilla, que antes se llamó Zaida" No deja lugar a dudas.

Desafortunadamente, el Infante Sancho murió en la batalla de Uclés en 1108 siendo apenas un adolescente y la corona la heredaría Urraca, hija de Alfonso de su matrimonio con la reina Constanza de Borgoña. El resto, ya es otra historia.

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(1) El que se conoce en la actualidad, aun conservando la traza primitiva, es una reconstrucción completa hecha a principios del siglo XX y cuenta con elementos nada musulmanes.

(2) Almohade es una palabra derivada de "al-Mumin" o los que reconocen la unidad de Dios.

(3) No olvidemos que, para los musulmanes, el término Al-Ándalus no se circunscribe a Andalucía, sino que abarca toda la Península hasta los Pirineos.

(4) Desconozco si éste era el famoso Alvar Fáñez de Minaya "el buen burgalés de pro" según el poema, sobrino del Cid.

(5) Algunos dicen que jamás se casó y que sólo fue su concubina, pero lo desmiente la lápida de su tumba, el lugar en el que fue enterrada y el hecho que su hijo Sancho fuera nombrado heredero de la Corona.


Miniatura de Alfonso VI de Castilla

3 comentarios:

Revera dijo...

Nos quedamos con lo superficial de la Historia y no entramos en los contenidos. Gracias por abrirnos los ojos. Leyéndote, simpre aprendo cosas nuevas. Sigue así. Que Dios te bendiga.

Anónimo dijo...

Y a tí también, Revera, amiga.

juan pedro aparicio dijo...

No era rey castellano sino leonés. Enterrado en León, nacido en León.
Rey de León que incluía Astuirias, Galicia Portugal y Castilla y, por supuesto León.