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domingo, 12 de octubre de 2014

CRÓNICAS CHECAS (II)

- 29 de Septiembre de 2014 -

Como las visitas de este día iban a ser todas en Praga, nos levantamos a una hora decente, lo que se agradeció tras la paliza del día anterior. Respecto al desayuno, sólo decir que fue de buffet libre y muy torpemente organizado, ya que había una sola tostadora que solamente podía tostar dos rebanadas de pan a la vez; cantidad a todas luces insuficiente para los que allí nos reunimos. Por otra parte, no sé lo que hacen los checos con sus pobres vacas, ya que las dos variedades de queso allí ofrecidas eran menos que mediocres. De la bollería mejor no hablar porque puede ser perfectamente usada para el empedrado de calles y la única variedad de textura comestible contenía un relleno oculto de frambuesa que, al morder el bollito, salía disparado poniéndote la ropa perdida. No obstante, aunque acuñamos la expresión “Eres más malo que la bollería checa” Praga merecía la pena. Hoy nos tocaba empezar por el Castillo, sede actual de las dependencias de la Presidencia de la República y que alberga en su interior la Catedral de San Vito.

Los organizadores tuvieron la amabilidad de subirnos en autobús hasta la “suave” colina en que se asienta la antigua fortaleza. Había que entrar pronto, antes que se reuniera la habitual nube de turistas de todas las nacionalidades entre los que no destacaban por su buena educación los rusos, chinos y japoneses, verdadera plaga de Chequia; sobre todo los primeros que siguen considerando el país como su colonia, al igual que en los tiempos de la Unión Soviética. Tuvimos suerte y empezaron a infestar el recinto algún tiempo después de llegar nosotros.


La entrada de turistas se efectúa por la llamada Puerta Matías, la misma puerta de entrada de los coches oficiales y no todos tenían el debido cuidado con los peatones, así que había que andarse con siete ojos porque había algún conductor con no muchas ganas de tener paciencia. Llamaba la atención los soldados que hacían guardia en las garitas porque estaban en posición de firmes y sin moverse lo más mínimo. Según nos contaron, esta especie de tortura sólo duraba una hora, tras la que eran relevadas las pobres criaturas. Gracias a Dios que la mili es voluntaria en la República.

Entramos al recinto y en el primer patio ya se nos explicó algo de su historia desde su construcción por los reyes medievales del siglo XI aunque, dada la posición dominante del lugar, es seguro que allí existirían edificios fortificados desde tiempo inmemorial. La guía que nos acompañaba, quien dijo llamarse Lucía, hablaba un buen español y aunque era joven había nacido y vivido bajo el régimen comunista el tiempo suficiente como para, con concimiento de causa y de forma elegante, decirnos que la República Checa le debía a Moscú el tremendo retraso económico respecto a Europa Occidental del que aun se estaba tratando de recuperar(1). Por suerte para el monumento que estábamos visitando, el haber sido utilizado como palacio presidencial lo salvó de las incultas barbaridades que se perpetraron en algunas iglesias y monasterios de la República, aparte de los edificos de espantoso gusto que se erigieron en aquella nefasta época. En esos años se construyó muy poco, pero todo horrible.


Entrada de turistas al recinto del Castillo de Praga.

Al parecer, los reyes checos gustaban de celebrar justas y torneos. Tanto que, cuando no podían hacerse en los patios por el mal tiempo, tenían dentro del Palacio la gran sala Vladislav habilitada para tal fín. El tamaño de la sala, con ser muy grande, no permite imaginar el esplendor de los encontronazos de los caballeros de armadura montados en sus enormes caballos blindados con su loriga de setenta kilos de hierro, pero nos consolamos pensando que aquellas moles(2) no podían adquirir la velocidad de galope que vemos en las películas(3).

Salvo un rápido vistazo a la llamada Escalera de los Caballeros, poco más pudimos visitar del Palacio por estar todo prácticamente ocupado por las dependencias de la Presidencia de la República. Por esta escalera accedían los caballeros, ya montados y con toda su impedimenta, a las justas que allí se celebraban.




















Palacio Real de Praga. Sala Vladislav y Escalera de los Caballeros

Pero en el recinto quedaban más sorpresas. En otro de los patios nos encontramos con la Basílica de San Jorge, segunda iglesia del conjunto tras la Catedral y la segunda iglesia más antigua de Praga y levantada hacia el año 920 como iglesia conventual en los primeros años de la cristianización de aquella región; y aunque sucesivos incendios y devastaciones no permiten hacernos una idea muy clara de su aspecto original, conserva su traza románica con mucha influencia de sus homólogas griegas de la misma época y posteriores.
















Basílica de San Jorge y Cripta de la misma.


Sin salirnos del recinto del Castillo nos fuimos a ver la joya de las joyas de Praga: La Catedral de San Vito. Una preciosidad gótica que deja muy atrás en belleza a otras grandes catedrales europeas de mayor fama.

La Catedral, bajo las advocaciones de los santos Vito, Wenceslao y Adalberto, aunque dedicada al culto católico, es propiedad del Estado desde su erección. En ella se coronaban los reyes de Bohemia y en ella también se enterraban santos, arzobispos y muchos reyes. El 29 de Noviembre de 1344 se coloca la primera piedra por el Arzobispo de Praga, Ernesto de Pardubice, en presencia del rey Juan de Luxemburgo y sus hijos Carlos (el futuro Carlos IV de Bohemia) y Juan. Su primer arquitecto fue el francés Matías Arrás y por ello es una espléndida muestra del gótico francés en tierras tan alejadas. Sucesivos arquitectos fueron dándole poco a poco un giro hacia el gótico alemán hasta que, en 1419, los husitas saquearon la Catedral despojándola de imágenes; pero eso no impidió que ellos mismos impusieran que la ceremonia de coronación de los nuevos reyes se realizara en este templo, inaugurando tal costumbre el Rey Segismundo. Acabadas las revueltas husitas y pacificada la zona, los reyes vuelven al castillo Praga en 1485 e inician las obras de reconstrucción del maltratado edificio. A toda prisa se construye la capilla del Oratorio Real que se inaugura en 1490 como símbolo del soberanía y se concluye su decoración con escenas de la vida de san Wenceslao, justo a tiempo para la coronación del rey Luis Jagellon en 1509.

Los tiempos y estilos se van sucediendo en el lento avance de las obras de la Catedral. Llega la época barroca y, con ella, la necesidad de la recristianización de Bohemia que, tras las revueltas husitas, las guerras luteranas y la Guerra de los Treinta Años, habían sumido al país en una confusa desmoralización. La tarea es encargada -cómo no- a la Compañía de Jesús y de aquella época barroca datan otros monumentos y decoraciones entre la que destaca por su riqueza la tumba de san Juan Nepomuceno(4) con sus figuras de plata diseñadas por Johann Bernhard Fischer von Erlag.

Tras una vuelta completa por la girola del templo, también pudimos ver una copia de la corona, el cetro y la manzana símbolo del poder real. Las auténticas joyas se guardan en una cámara acorazada bajo siete llaves en poder de siete personalidades distintas y se muestran muy de tarde en tarde bajo estrictas medidas de seguridad.

  Catedral de Praga. Puerta Sur



















Catedral de Praga. Nave central y mosaico
del Juicio Final de la Puerta Sur






Catedral de Praga. Copia de las joyas de la Corona de Bohemia

Salimos y pudimos contemplar el esplendor de una de las fachadas que, iluminada por el sol en ese momento, lucía sus mosaicos de inspiración veneciana en toda su belleza. Un rato para contemplar esa maravilla y salimos para ver la llamada Callejuela del Oro.


En el siglo XVI, bajo el reinado de Rodolfo II de Habsburgo, se construyeron once pequeñas casas adosadas a la muralla del Castillo de Praga para albergar a los veinticuatro guardias reales y sus familias. En un Renacimiento tardío fueron hechas de estilo manierista y, por supuesto, con criterios de comodidad y habitabilidad muy diferentes a los actuales. Más tarde fueron viviendas de los orfebres de Palacio, de donde le viene el nombre. Algunos dicen que también pudieron albergar a los alquimistas de Rodolfo II(5) pero, en realidad, estos se alojaban en una callejuela cercana. Ya en el siglo XX, algunos escritores se alojaron allí huyendo del bullicio de la ciudad; como Franz Kafka que se mudó desde el gran edificio del centro en el que vivía para trasladarse a una de aquellas casitas que, como de costumbre, ahora están tomadas al asalto por negocios de joyería, artesanía y, naturalmente, alguna librería en recuerdo de los escritores que vivieron allí. Lo cierto es que no duró demasiado tiempo la estancia de esos intelectuales porque las casitas en cuestión resultan ridículas hasta para los estándares de calidad e higiene de principios del siglo pasado. Un paseo por allí, rodeados de nubes de turistas, para hacernos una idea de lo que fue y salimos a una plaza pegada a la muralla que daba a uno de los accesos al Castillo en el que se exponían diversos instrumentos de tortura medievales, tales como cepos, una jaula minúscula y un aparato de hierro del que ignoro su nombre, en el que se colocaba a la victima de pie, a la intemperie, para dejarlo allí hasta que se secara. Luego iniciamos la bajada a la ciudad echando un vistazo a la llamada Puerta de los Gigantes, antigua entrada al recinto palaciego que mandó levantar María Teresa de Austria. A través de jardines que permitían unas vistas espectaculares de Praga, terminamos la bajada y nos encontramos de nuevo en el corazón de la ciudad. Casi ya era la hora de comer.


Puerta de los Gigantes. Castillo de Praga

Fuimos al Reataurante Konirna que algún despistado quiso leer “Corinna” por influencias ya sabidas. La comida no estuvo todo lo mal que pudiéramos temer: Sopa de verduras y luego un buen solomillo en salsa con patatas asadas y finas lonchas de panceta algo churruscadas. Del postre, más vale no acordarse. Aun nos quedaba la tarde para conocer la Malá Strana o Ciudad Pequeña.


Es curioso que, justo en la medianera del restaurante Konirna, se hallaba un restaurante español llamado El Centro pero, por supuesto que los precios de nuestras comidas, allá en Praga, no están al alcance de todos los bolsillos. Sólo con tener en cuenta que el aceite de oliva es una carísima rareza nos podemos hacer una idea de que una agencia de viajes no puede ofrecer precios competitivos de comidas si ofrece las de un restaurante español en tierras bárbaras... o menos bárbaras, porque los precios de restaurantes españoles en París también son prohibitivos.








Iglesia de San Nicolás de la Malá Strana.








La Malá Strana es un lugar encantador donde merece la pena perderse por sus callejuelas y ver sus edificios barrocos, neoclásicos y hasta alguno de la época romántica; todo ello sin contar con los estilos eclécticos que algunos arquitectos trataron de imponer con cierto éxito. También había algunos monumentos muy necesitados de limpieza, pero tengamos en cuenta que las subvenciones de la Unión Europea llegaron a la República Checa a partir de 2004 y que, a pesar del serio empeño checo por reconstruir su pequeño país tras tantos años de peste comunista, aun queda mucho trabajo por hacer y mucho dinero por emplear. Sin prisas, pasamos ante la iglesia de San Nicolás(6), Santo Tomás y la de Nuestra Señora de la Victoria, a la que entramos    a ver el famoso y muy andaluz Niño Jesús de Praga, así como ante el Palacio de Lieschtenstein. Aquí debo hacer un inciso para aclarar que existen tres iglesias en Praga bajo la advocación de san Nicolás. La primera de ellas es la joya barroca que existe en la Plaza del Reloj y que no es de culto católico sino que es la única que tienen los pocos husitas que aun existen; la segunda es la que vimos en la Malá Strana y la tercera está un poco alejada del centro y tiene un menor interés artístico. Esta segunda iglesia de San Nicolás a la que me refiero, se construye en la época en la que se encargó a los jesuitas la recristianización de Bohemia y seguramente debe su nombre a provocar una deliberada confusión entre husitas y católicos. Tambíen la de Santo Tomás, fundada por los agustinos como no podía ser de otra manera, data de la misma época.




















                        Imagen del Niño Jesús de Praga en la Iglesia de
                        Santa María de la Victoria de Praga.
Praga. Iglesia husita de San Nicolás

No podíamos salir de la Malá Strana sin entrar en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria a venerar la imagen del famoso Niño Jesús de Praga, talla cordobesa o sevillana del siglo XVI que fue llevada allí por doña María Manrique de Lara y Mendoza al casarse con el canciller Vratislav von Pernstein y donada a los carmelitas por su hija Polisena Pernstein hacia 1628 y desde entonces se venera en esta iglesia. Esta imagen ha sufrido las consecuencias de la invasión sueca(7) en la que perdió los brazos y hubo que reponérselos; pero su fama de milagrosa pervive desde el siglo XVII hasta nuestros días y su altar está rodeado de placas de reconocimiento entre las que destacan muchas escritas en español. Curiosamente, justo cuando visitábamos la iglesia se estaba celebrando una misa en español centroamericano en el que el saludo del sacerdote a los fieles era: “El Señor esté con ustedes” Por ello no pudimos acercarnos a la Capilla Cornaro en cuyo altar se venera una preciosa talla de Bernini con el éxtasis de Santa Teresa, similar a su homónima del mismo autor que está en San Pedro de Roma.

Como última etapa guiada del paseo por la Malá Strana de la tarde, Lucía nos llevó al llamado muro de John Lennon. Situado en la pequeña plaza de Velkopřevorské náměstí, frente a la Embajada de Francia, es un muro de contención de tierras que limita una propiedad de la Orden de Malta. Su historia es curiosa ya que, a la muerte de John Lennon el lunes 8 de Diciembre de 1980, se reunieron en aquella plaza un grupo de jóvenes para homenajear su figura y su obra. Se dio la circunstancia que, al ser una plaza algo escondida, las autoridades comunistas no atajaron aquel movimiento espontáneo en el acto, sino que se dieron cuenta cuando tales homenajes y reuniones se habían convertido en costumbre. Los jóvenes pintaron el muro con un gran retrato de Lennon que los comunistas borraron al día siguiente pero, cada mañana, aparecía nuevamente el retrato acompañado de frases relativas a la libertad, lo que constituía una grave ofensa para la dictadura marxista de la época.

Hoy día sigue el muro lleno de pintadas, retratos del artista, papeles con recordatorios, poemas y frases más o menos ingeniosas que recuerdan su obra. Nunca faltan jóvenes cantando o recitando poemas ante él y los caballeros de la Orden de Malta, propietarios del lugar, permiten tales actos sin poner ningún problema, ya que no es un lugar de vandalismo y es todo un símbolo de la lucha por la libertad(8)

Tras disfrutar del paseo y, de paso, aprender Historia, nos fuimos hacia la Ciudad Vieja con la intención de hacer una parada en la Plaza del Reloj Astronómico para visitar la tienda Erpe, especializada en cristal de Bohemia

La tienda es muy grande y tiene puertas a varias calles. Está repleta de todo lo que podamos imaginar en cristal de Bohemia y a todos los precios imaginables. Íbamos buscando las famosas limas de uñas que, según dicen, son eternas a menos que se lleven un golpe y se rompan; y además están a unos precios razonables. Como son muy buenos comerciantes, disponen de cómodas sillas, sillones y hasta sofás para que los varones descansemos mientras que las damas curiosean y hacen sus compras. Me llamó la atención que sus empleadas eran de muy diversas nacionalidades para atender a los clientes de fuera de Europa en todos los idiomas imaginables. Los europeos teníamos que conformarnos con el inglés de siempre salvo los rusos, claro; ellos, a pesar de caerles a los checos como un tiro(9), tienen dinero para tirar alegremente en joyerías y reciben un trato especial; aparte que todos los checos de cierta edad aprendieron ruso en el colegio.

Aunque no era tarde y quedaba tiempo para la cena, nos fuimos al hotel a descansar. Al menos podríamos ducharnos antes y presentarnos decentemente en el comedor. Mañana nos esperaba un día algo más fuerte y un viaje un poco largo a Karlovy Vary.


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1 Y a muy buen ritmo, por cierto. Tanto la antigua Checoslovaquia como Alemania Oriental tuvieron la ventaja de ser países industriales y la Unión Soviética aprovechó tal circunstancia destruyendo relativamente poco de ese tejido productivo. Mucha peor suerte sufrieron países más atrasados como Rumanía y ahora lo estamos pagando en casi toda Europa. Volveremos a ello en la crónica de mañana.

2 En efecto. La caballería pesada medieval era más bien una fuerza disuasiva por el terror que inspiraba. Caballo y caballero acorazados se paseaban por el campo de batalla seguros de su blindaje. El jinete, casi inmovilizado por el peso de su armadura y cota de malla, podía matar a quien se pusiera a su alcance. Tan sólo corría el riesgo de ser derribado, en cuyo caso no podía esperar piedad al estar sin poder levantarse por sus propios medios. Una vez en el suelo no esperaba piedad y solía ser apuñalado por el enemigo a través de la celada del yelmo con una daga fina que recibía el ilustrativo nombre de daga de misericordia. Los caballos empleados eran de una raza especial, muy fuertes y grandes que se dejaron de criar expresamente para ese fin a raíz de la batalla de Nájera (La Rioja) en 1367, cuando las huestes del Príncipe de Gales, llamado Príncipe Negro, derrotaron en nombre de Pedro I de Castilla a las del pretendiente bastardo, futuro Enrique II de Trastámara. En esta batalla los mercenarios británicos desvelaron la manera de destruir la caballería pesada, con lo que tal cuerpo de ejército cayó en desuso. En el Museo Lázaro Galdiano de Madrid se conservan aun ejemplares de estas impresionantes armaduras equinas.

3 Sumando al peso del caballero los treinta kilos de armadura, más la cota de malla, más el peso de adarga, espada y lanza y añadimos los setenta kilos de la loriga equina, calculamos más o menos que un caballero no muy corpulento para la época, de más o menos sesenta kilos, cargaba sobre el animal un peso total de casi doscientos kilos. Creo que es imposible hacer correr a un caballo así de cargado por muy fuerte que éste sea.

4 Cuenta la leyenda, tenida por cierta aunque ofrece demasiadas dudas, que Juan Nepomuceno fue confesor de la reina Sofía de Bavaria. El Rey, su marido, quería conocer los secretos que Sofía contaba a su confesor y éste se negó a revelarlos. Por ello fue arrojado al moldava desde el puente de Carlos.

5 Sobrino de Felipe II de España.


6 No confundir con la de San Nicolás de la Plaza del Reloj de la Ciudad Vieja.

7 De las aventuras europeas del rey Carlos XII de Suecia hablaremos en otros artículos. Se creía una especie de Alejandro Magno y así le fue. Recomiendo el ensayo que escribió Voltaire sobre tan curioso y sanguinario personaje.

8 Una pintada curiosa decía: All you need is love y un par de guasones habían añadido: & pizza & beer.

9 Cosa muy normal teniendo en cuenta las circunstancias históricas y que aun se portan como si Chequia siguiera siendo su colonia. A mí también me cayeron fatal los muchos que me crucé porque siguen como si aquello fuera suyo. Aunque los chinos eran casi peores: más feos, con menos educación y peor vestidos.



















lunes, 6 de octubre de 2014

CRÓNICAS CHECAS (I)



Escudo de la República Checa.
En él figuran los de las tres regiones de Bohemia, Moravia y Silesia.


En estas líneas pretendo hacer un resumen del viaje realizado a la República Checa durante los días 28 de Septiembre al 4 de Octubre de 2014. En absoluto se tratará de una crónica exhaustiva, sino que serán pinceladas un poco a vuela tecla de ese viaje.

- 28 de Septiembre de 2014 -

Los vuelos a la República Checa no salen del aeropuerto de San Pablo de Sevilla, por lo que tuvimos que darnos un buen madrugón para subirnos al AVE que nos dejaría en Madrid dos horas y media después. Una vez en Atocha nos recogió un autobús para dejarnos en la diabólica Terminal 4 del aeropuerto que ahora se llama Madrid Barajas Adolfo Suárez; el aeropuerto de Barajas de toda la vida, para entendernos.

No tengo buenos recuerdos de la Terminal 4. Más que una terminal de aeropuerto ha sido para mí una pista de carreras cargado con el equipaje porque, cuando he tenido que hacer allí algún transbordo, las puertas de salida y embarque estaban lo más separadas posible y los horarios lo más ajustados que se pueda imaginar, todo ello agravado por los sempiternos retrasos de la llegada y los posibles controles de policía en el desembarco de vuelos internacionales. Pero en esta ocasión no había que hacer transbordo allí porque el vuelo era directo Madrid-Praga. Otro gallo nos hubiera cantado de salir desde San Pablo y tener que transbordar en esa pesadilla de T-4.

Tras pasar la facturación y el engorro del control de policía, embarcamos sin más problemas en un incómodo Airbus A-319 de Czesc Airlines en el que, como era de esperar, nadie hablaba español y había que echar mano del inglés como lengua franca para entendernos. Con un poco de aprensión observé que el avión llevaba unos cuantos remiendos en los alerones y en parte del fuselaje, pero me tranquilicé pensando que era mucho mejor un remiendo reciente que una vieja avería encubierta muy bien pintada.

No fue mal el vuelo. El aparato llevaba unas pantallas relativamente cómodas en las que veíamos muchos detalles impresionados sobre un mapa en el que se mostraba el avance del vuelo en tiempo real. Así, conocíamos en todo momento datos sobre el rumbo, los radiofaros por los que pasábamos, la altura, la velocidad, la temperatura exterior y las distancias a los puntos de partida y llegada. El mapa ayudaba a identificar los lugares sobre los que volábamos y así pude identificar montañas, ríos, algún glaciar alpino, la región del Tirol en la que se adivinaba Innsbruck en la distancia y fue una pena que las montañas y la visibilidad no nos permitieran siquiera atisbar Salzburgo. Por fin, una gran sucesión de edificios que salpicaban el paisaje con un color de sus tejados que, vistos desde el avión parecían de cobre bruñido, nos anunciaba que entrábamos en la República Checa.

 Aterrizamos en Praga y, justo al pararse el avión, sonó por los altavoces esa bella parte del poema sinfónico de Smetana llamado Ma Vlast (Mi Patria) dedicado al Moldava. Fue un buen recibimiento que muchos agradecimos recordando que todo lo que en su día fue el Imperio Austrohúngaro es un gran vivero de grandes músicos de los que sus nativos se sienten justamente orgullosos; y que la música en todas sus variantes, pero en especial la clásica desde el barroco hasta la actualidad, se cultiva y aprende por todos desde la más tierna infancia. En ese sentido me dan mucha envidia, todo hay que decirlo.

La recogida de equipajes se efectuó sin problemas y un autobús nos esperaba para llevarnos al muy céntrico hotel Amarilis en la calle de San Esteban (Stepanka) donde nos alojamos durante todo el viaje. Un rato no muy grande para descansar y deshacer las maletas y luego salimos a pie a recorrer parte del centro al anochecer. Estábamos a unos veinte minutos andando del famoso puente medieval llamado Puente de Carlos (Karlov Most) en honor al Rey Carlos IV que cruza hasta la Ciudad Vieja.

Llegados hasta aquí, tenemos que aclarar que Praga está formada por varios conjuntos urbanísticos, por lo que no se puede hablar propiamente de un centro de la ciudad, sino de varios centros situados en cada uno de estos conjuntos. En su día, algunos de ellos, hasta tuvieron ayuntamientos independientes; algo así como pasaba en la España medieval en la que los barrios judíos, moros y cristianos, tenían sus propias murallas y sus propios regidores, abriéndose todos ellos a una plaza central. Aun se conservan trazas de este curioso urbanismo en ciudades como Pamplona.

Según nos dijeron, Praga se asienta sobre suaves colinas; pero ¡vaya con la suavidad! Para un sevillano, encontrarse con una cuesta en una ciudad le suena a blasfemia. Quizá no nos demos cuenta que Sevilla, junto con Cádiz y las ciudades del corredor del Henares de Madrid, es de los pocos sitios llanos que se urbanizaron desde tiempos inmemoriales; el resto de las ciudades del mundo no son tan propicias a las bicicletas. Por desgracia. Pero Praga es una de las ciudades más bellas del mundo y muy pronto íbamos a descubrirlo.


El reloj astronómico de Praga

Otra cosa que me sorprendió fue la cantidad de joyerías. No sé si Praga será la ciudad de Europa con más joyerías por unidad de superficie, pero no andará muy lejos el cálculo. La razón la iré exponiendo en estas Crónicas tomada de las explicaciones de nuestros guías. Y tiene mucho que ver con la caída de la Unión Soviética y el afloramiento de inmensos capitales de orígenes sucios en Rusia.

Anochecía cuando llegamos a la plaza de Staromestske o de la Ciudad Vieja, sede del antiguo Ayuntamiento, donde está situada una de las curiosidades de Praga que más atraen al turista. Se trata del reloj astronómico; llamado así porque no sólo marca las horas sino que también muestra las posiciones del sol y la luna, las estaciones, los signos del Zodíaco y algunas cosas más. Está flanqueado por unas figuras representativas de la Vanidad, la Avaricia, la Muerte y la Lujuria. Sobre la esfera se abren dos ventanas por las que, al dar las horas, se asoman doce figuras que representan a los doce Apóstoles. Corona el conjunto la figura de un gallo dorado.

Al dar las horas, la Muerte toca repetidamente una campana y coloca en posición horizontal su reloj de arena, volviendo a su estatismo al acabar las campanadas horarias. Entonces, el gallo canta y los turistas apaluden el espectáculo. El mecanismo del reloj es de 1410, hecho por el maestro relojero Nicolás de Kadan y el matemático Jan Sindel, mientras que el resto de los mecanismos y figuras fueron añadiéndose a lo largo de la Historia. Este famoso reloj fue casi destruido durante la invasión soviética de 1945,cuando los alemanes concentraron el fuego en la parte vieja de la ciudad en represalia por la propaganda que se emitía desde allí.

Nos fuimos al centro de la plaza y allí pudimos contemplar la estatua levantada en honor de Juan Hus(1), precursor de Lutero que fue quemado en la hoguera durante el Concilio de Constanza el 6 de Junio de 1415. En su honor, la fiesta nacional checa se celebra precisamente ese día, lo que costó algún roce importante con el Vaticano hasta que la figura de Hus fue rehabilitada por Juan Pablo II tras la caída del bloque soviético y la recuperación de las libertades en la entonces Checoslovaquia. En un rincón de la misma plaza se alza imponente la mole, casi tapada por un edificio de principios del XX, de la iglesia gótica de Nuestra Señora de Tyn, antiguamente iglesia principal del movimiento husita, además de la barroca iglesia de San Nicolás que está en restauración y pertenece a los últimos y escasos seguidores actuales de Juan Hus.


Tapadas por un edificio modernista con base neogótica y otro neorrenacentista,
se asoman la torres de la iglesia de Nuestra Señora de Tyn.

Seguimos andando y nos fuimos hasta el puente de Carlos, donde pudimos ver una de las tres torres góticas que lo limitan. Este puente se comenzó a construir en 1357 y se acabó a mediados del siglo XV uniendo la Ciudad Vieja con la Ciudad Pequeña o Malá Strana. En la Ciudad pequeña se alzan las otras dos torres que flanquean ese extremo del puente. Era casi la hora de cenar y no lo recorrimos entero, sino que sólo llegamos a la altura de la estatua de san Juan Nepomuceno, a unos trescientos metros de la puerta de la Ciudad Vieja, volviendo luego al hotel para la cena.


Torre de entrada al Puente de Carlos desde la Ciudad Vieja.

No estuvo nada mal para ser el primer día. De la cena no hablo porque ya tengo alguna experiencia de las comidas centroeuropeas y es mejor correr un tupido velo sobre la opinión que le merece al fino paladar sevillano. Salvo las comidas en general, en todo lo demás fue un bellísimo e inolvidable viaje.

(1) Para más detalles sobre este personaje, véase mi obra Otra Historia de las Religiones. Cap. VI.


Estatua de San Juan Nepomuceno en el Puente de Carlos.
Una turista cumple con el ritual supersticioso de tocar los bronces de su basamento.


domingo, 14 de septiembre de 2014

ALGO SOBRE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ



Al igual que en otras entradas de este blog, soy consciente que este artículo va a levantar ronchas, pero mi deber es predicar la verdad y a ello me dedico y me dedicaré hasta que Dios disponga. Así que hoy les toca repaso a los Testigos de Jehová.


- ANTECEDENTES -

Para hablar de los Testigos de Jehová deberé hablar primero de otro movimiento religioso que surge hacia 1816, de la mano de un granjero de Pennsilvania llamado William Miller y del que, a su vez, surgiría el fundador del movimiento que nos ocupa. Miller se dedica a estudiar la Biblia, aunque sin método ni maestros, obsesionado por conseguir averiguar el momento de la segunda venida de Cristo a la Tierra y llegando a la curiosa conclusión de que tal hecho se produciría en 1843. Logra reunir sin dificultad a un grupo de seguidores y funda la que aun hoy día se conoce como Iglesia Adventista. El propio Miller sobrevive a la fecha de su profecía porque fallece en 1849, no sin antes dejar establecido que el alma humana no es inmortal, por lo que es inútil rezar por los difuntos quienes ya sólo esperan su resurrección o su aniquilación definitiva porque, según el fundador, tampoco debemos esperar infiernos ni purgatorios.

En el seno de los Adventistas nace en 1852 en Pittsburgh, Pennsilvania, Charles Taze Russel, personaje que podía tener, además, alguna relación con la masonería, dada la naturaleza de los símbolos que utilizaba y de los edificios que le servían de referencia. Sus padres eran presbiterianos pero él, obsesionado por el fin del mundo, se hace adventista y se dedica a estudiar la Biblia casi como única ocupación, conociendo los escritos de William Miller, que se referían a la segunda venida de Cristo y en los que el propio Miller, como ya hemos visto, había llegado a la conclusión que Cristo volvería a la tierra el año 1843.


Retrato de Charles Taze Russel, fundador de los Testigos de Jehová.


- NACIMIENTO Y DESARROLLO -

Eran tiempos propicios para que aprovechados y visionarios hicieran su agosto en una América aun bastante salvaje y Russel, impresionado por el ambiente social de espera de la inminente segunda venida de Cristo, decide aprovechar la situación y fundar una nueva iglesia. Hasta aquí, todo muy normal en una nación en la que los nuevos cultos y desviaciones del luteranismo, aparecían –y aparecen– a cientos. También los padres de Russel eran propietarios de una tienda de ropa de caballero que les permitía vivir con un cierto desahogo, aunque con mucho trabajo. En ella, su hijo se hizo un experto en márketing y llegó a dominar las técnicas de venta a domicilio que, aun hoy día, los métodos de venta directa de la sociedad religiosa que fundó, son objeto de estudio y análisis por casi todas las empresas del sector que reconocen la maestría indiscutible de Russel.

Al igual que muchos americanos de la época, Russel también padecía el sentimiento de inferioridad ante la abrumadora superioridad de Europa en materia de pensamiento y decidió que, si otros pensadores se habían planteado la fecha de la Parusía ¿por qué no iba él a hacer lo mismo? Con tal fin emprende sus estudios y basándose en la idea masónica de las medidas de la Pirámide de Keops, sin haberla visitado nunca, llega a la conclusión que Cristo había venido espiritualmente a la tierra en 1874 y que, cuarenta años después, volvería físicamente en 1914, para establecer un reinado de mil años en la tierra en el que desaparecerían todas las iglesias y, especialmente la Católica; así como las escuelas, los bancos y los gobiernos. Durante estos cuarenta años, Russel sería el encargado de reunir el rebaño de fieles que serían los amos del mundo en ese reinado milenario. Con el fin de preparar esta venida, en 1879 funda la revista “Atalaya y Heraldo de la Presencia de Cristo” y para su comercialización y distribución domiciliaria; al año siguiente funda la sociedad “Watchtower Bible and Tract Society” empresa que se dedicaría en lo sucesivo a la comercialización y venta de todos los libros y escritos que salieran de las manos de Russel y sus seguidores.

La revista tiene tal éxito que sus ventas se disparan, los discípulos de la nueva religión, aun sin nombre, crecen sin cesar y Russel logra montar una gran imprenta propia para reducir costes y aumentar los beneficios de la nueva sociedad, con los que comienza a adquirir muchas y grandes propiedades. Por fin llegó y pasó el año esperado y lo único que trajo a la humanidad fue la desgracia de la Primera Guerra Mundial con toda su secuela de horrores. El fracaso de la profecía es de tal calibre que el propio Russel, para no quedar tan mal declara que, efectivamente, tal venida se había producido, pero no de manera visible; en ella Cristo se había dedicado a luchar contra Satanás y lo había arrojado a otro lugar, desde donde continuaba dedicándose a hacer sus maldades. A pesar de ello, Russel se dedica a estudiar y a reelaborar sus cálculos para averiguar la fecha exacta de la Parusía, para lo que no tiene el menor reparo en mandar amañar los planos de la Gran Pirámide rectificando las medidas que aparecían en la justificación de su primer estudio profético e inventando unas nuevas que se ajustaran más a sus nuevos caprichos. No sabemos si los resultados de tan curiosos estudios arrojaron alguna conclusión, aunque sospechamos que así fue porque, tras su muerte, acaecida en 1916 cuando viajaba desde Los Ángeles hasta su cuartel general de Brooklyn, su sucesor en la presidencia de la sociedad, Joseph Franklin Rutherford, anunció que tendría lugar en 1918.



El "juez" Rutherford, sucesor de Russel. Obsérvese su pulcro afeitado.


Este sucesor tampoco carecía de imaginación. Conocido entre sus contemporáneos como el juez Rutherford(1), tampoco aceptó el fracaso de su profecía y, para justificarse, dijo que sólo había hablado del templo espiritual de los ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, al que Cristo había venido para purificarlo. Diversificó la oferta de la sociedad editorial con la fundación de la revista “Golden Age” en 1919, a la que cambiaría el nombre por el de Consolación en 1937 y Despertar en 1946. A partir de 1922 y aprovechando las entonces nuevas tecnologías, se dedicó a lanzar una campaña radiofónica feroz contra la Iglesia Católica, acusándola de ser la causante de todos los males del mundo y comparándola con la Gran Ramera del Apocalipsis. En esas charlas en la radio predica que la religión fue inventada por el diablo, aunque apela a la libertad religiosa para difundir la suya; se mofa de la infalibilidad del Papa, aunque reclama para sí mismo una sumisión abyecta y absoluta; proclama que los Testigos de Jehová no son servidores de ninguna organización terrestre, pero somete a sus miembros al rígido control de su Sociedad. Finalmente, condena a lo que él llama religiones organizadas, pero él mismo emplea sus métodos.

El "juez" Rutherford tampoco se quedó atrás en lo relativo a las profecías, ya que anunció para 1925 la vuelta a la tierra de los antiguos patriarcas del Antiguo Testamento para gozar de la nueva era que se iniciaría aquel mismo año; con ese pretexto esquilmó aun más los bolsillos de sus seguidores y construyó un espléndido palacio para estos patriarcas en San Diego, California. Ni que decir tiene que, una vez comprobado que estos personajes no se presentaron, el propio Rutherford tomó posesión del edificio en 1930, donde permaneció viviendo en medio de un lujo asiático hasta su muerte acaecida en 1942. La casa fue vendida después para evitar suspicacias.

En el orden interno, la labor de Rutherford fue, principalmente, la de hacer olvidar a sus fieles la figura de Russel, tomando medidas tan peregrinas como la de afeitarse la barba tan sólo porque el fundador la llevó hasta su muerte; aun en nuestros días, los hombres con barba están mal vistos en la sociedad y son excluidos de cualquier cargo en la misma y, para colmo, son numerosas las representaciones de Jesús luciendo un perfecto afeitado. Hasta su mandato, como ya hemos dicho, el conjunto de sus seguidores no tenían un nombre definido y se llamaban a sí mismos “estudiantes de la Biblia” o “russelitas”, pero Rutherford les impuso el nombre de Testigos de Jehová en 1931. Este nombre perpetúa el error filológico de la transcripción  a caracteres latinos del nombre bíblico de Dios que los últimos estudios señalan debía ser el de Yavé y no el de Jehová, como se creía durante los tiempos del mandato del juez. A Rutherford le sucedió en el cargo Nathan Homer Knorr quien dio a los testigos de Jehová la organización actual y fundó una especie de seminario para la preparación de misioneros y la Escuela Bíblica Gilead donde, por supuesto, la única traducción de la Biblia que se estudia es la que los fundadores del movimiento alteraron con todo el esmero posible para adaptarla a sus convicciones.



Imagen de la Crucifixión según la Atalaya al gusto de Rutherford. Jesús y Dimas, el buen ladrón, aparecen sin barba mientras que Gestas, a la izquierda de Jesús, sí la lleva.


Merece la pena detenernos algo en la doctrina de tan original movimiento religioso que algunos llaman secta, aunque yo no estoy de acuerdo con este calificativo, ya esta palabra indicaría corte o desgajamiento de un tronco principal, mientras que los Testigos de Jehová sostienen unas creencias tan alejadas del cristianismo original que, en vez de un desgajamiento, más bien parecen ser de una religión completamente nueva que sólo toma de las clásicas los nombres de sus personajes. De vez en cuando nos enteramos por la prensa de algún caso en el que algún Testigo de Jehová se niega a autorizar una transfusión sanguínea para sí mismo o para alguno de sus hijos menores de edad, poniendo en grave peligro su vida e, incluso, condenándolo a morir de manera irremisible. Podría parecernos que tal actitud, por su radicalidad, provendría de los mismos orígenes del movimiento; sin embargo sabemos por la Historia que, aunque los primeros ensayos de transfusiones sanguíneas datan del siglo XVII, de la mano del médico francés Jean Baptiste Denys, no se empiezan a practicar de manera masiva hasta la Primera Guerra Mundial y el primer banco de sangre se crea en Londres en 1921. En realidad, la prohibición de las transfusiones entre los Testigos data de una fecha tan tardía como la del 1 de Julio de 1945, aun en vida de Knorr, basándose en la prohibición bíblica de comer sangre.

No fue ésta la única prohibición sanitaria que tuvieron y tienen que sufrir sus miembros. Las vacunaciones estuvieron proscritas desde 1931 hasta 1952, durante veintiún años, y los trasplantes de órganos por trece, desde 1967 hasta 1980. Merece la pena transcribir un párrafo de la página 17 de la revista La Edad de Oro de Octubre de 1931, todo un ejemplo de modernidad y de preocupación por la salud de su gente:

"La vacunación nunca previno nada y nunca lo hará, y es la máxima práctica bárbara. Estamos en los últimos días; y el diablo pierde lentamente su asidero, haciendo un esfuerzo arduo para hacer mientras tanto todo el daño que él pueda, y poner en su crédito tales males que pueda hacer...  Usen sus derechos como ciudadanos americanos para abolir para siempre la práctica diabólica de la vacunación."

Sería divertido, si no fuera por las trágicas consecuencias que acarrea, agregar algo más al tema de las transfusiones. En la actualidad, como todo el mundo sabe, no siempre se recurre a la transfusión directa de sangre, ya que casi siempre se recurre a los hemoderivados. Pues bien, ante el revuelo y escándalo social que causan estas negativas, tras larguísimas deliberaciones y controversias teológicas, los Testigos admiten algunos de esos hemoderivados para transfusiones, pero no todos, rechazando los celulares en general como los concentrados de hematíes, leucocitos y plaquetas y aceptando los puramente químicos, como el plasma sanguíneo. También tienen prohibidas las autotransfusiones; es decir, que no puede recogerse la sangre de un paciente extraída antes o durante una intervención quirúrgica para volver a inyectársela.

Los Testigos de Jehová son monoteístas, pero de un corte bastante material ya que afirman que Dios habita en un lugar físico situado en la constelación de las Pléyades. Niegan la divinidad de Cristo,de quien dicen que no fue más que un profeta o, a lo sumo, el Arcángel Miguel encarnado. Por supuesto niegan tanto la virginidad de María como su inmaculada concepción; abominan de las imágenes religiosas, aunque sus libros y panfletos están llenos de ilustraciones en las que no faltan representaciones de santos, del propio Jesús –muchas veces sin barba– del mismísimo Padre Eterno y de personajes en feliz beatitud celestial rodeados de nubes. Por huir del símbolo de la cruz representan muchas veces a Jesús atado a un solo madero vertical y predicando que eso de la crucifixión fue mentira.


- UNA CONCLUSIÓN BASTANTE SINIESTRA -

La inmensa mayoría de las religiones que conocemos pretenden llevar a sus adeptos al Paraíso pero ¿A qué paraíso quieren llevar las almas de sus adeptos los dirigentes de esta, llamémosle, religión? Las intenciones de estos dirigentes no se ocultan del todo y utilizan lo que se conoce como publicidad subliminal; es decir, la exposición más o menos directa de imágenes que, ocultas al ojo profano, son perfectamente visibles para sus iniciados pero que también se incrustan en el inconsciente de cualquier espectador. Así, tanto la revista Atalaya como sus numerosos libros están plagados de ilustraciones aparentemente inocuas que, una vez analizadas, pasan con amplitud los límites de lo obscenamente siniestro. Al principio, en los tiempos de Russel, se tendía a representaciones de símbolos masónicos, como eran el ojo alado de Horus y las pirámides; pero con el tiempo y los avances de las técnicas publicitarias, esta tendencia ha ido cambiando hasta llegar a las ilustraciones actuales que, gracias a la generosidad de Elmer, autor del blog:

http://encriptado-elmer.blogspot.com.es/2009/11/imagenes-subliminales-en-las.html

quien invita a compartir y divulgar sus conocimientos de manera gratuita, podemos ver docenas de ejemplos de la clase de "paraíso" que les espera a los adeptos de esta religión por llamarle de alguna forma. Aquí, gracias de nuevo a la cortesía de Elmer, pondré un par de ejemplos para hacernos una idea; el resto de las espantosas imágenes los podrá ver el lector curioso en su lugar original del que ya he dado el enlace.


Obsérvese el tercer personaje desde la izquierda. Empuña una maza que quiere parecer un cetro mientras, subrepticiamente, una mano en forma de garra sale desde su costado izquierdo para ayudar a sujetar el mango. La mano derecha del cuarto personaje (el central) es todo menos una mano. Y no es un error del pintor, sino la representación de una tenaza.





Aparentemente, esta imagen sólo refleja un fallo de anatomía en la representación de las costillas ¿verdad? Pues miren la siguiente duplicando esas costillas con su imagen en un espejo.




















Para remate de pintura blasfema, echen un vistazo al torso de Jesús, según la Atalaya:



Antes de acabar, sólo decir que los Testigos de Jehová, en general, tienen prohibido el acceso a Internet y que los pocos que tienen permiso para acceder son los que están debidamente iniciados en estos secretos que ahora publico y que, por tanto, son los más peligrosa y directamente satánicos.

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(1) El título de juez se lo dio él mismo.







sábado, 23 de agosto de 2014

- PALESTINA. LA ESTRATEGIA DEL MONO CINOCÉFALO -

Curioso género éste de los monos cinócéfalos. Literalmente: cabezas de perro. Este género, encuadrado en la familia de los cercopitecos, engloba a varias especies como driles, mandriles y babuinos.

A veces, los antropólogos se fijan en peculiaridades del comoportamiento de los simios para tratar de explicar el humano. Y valga este pequeño preámbulo para decir que quienes tenemos ya algunos años nos acordamos de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente, quien logró enseñarnos muchas cosas sobre los animales llamados irracionales. Este es el objeto del presente artículo a la vista del comportamiento que, desde la primera infifada, vengo observando en los mal llamados palestinos. Pero sigamos con los cinocéfalos y lo que nos enseñó tan ilustre Naturalista de llorado recuerdo.

Estos animalitos se organizan socialmente en grupos en los que ponen al frente a una "matrona" que es quien marca las rutas de alimentación, acompañada de uno o varios machos dominantes. Estos machos son de tamaño, fuerza y peso considerablemente superiores a los del resto de machos de la manada y su misión es la de proteger al grupo ante depredadores peligrosos como leopardos, ya que si comparamos los colmillos de un leopardo adulto con los de un macho cinocéfalo dominante, nada tienen que envidiarse unos a otros. En el aspecto social y reproductivo, sólo decir que los cinocéfalos son muy promiscuos y que las hembras suelen estar receptivas para casi cualquier macho que lo solicite, pero ¡Ay! cuando están en período fértil sólo permiten ser montadas por los machos dominantes y no por los monitos de rango inferior. Real como la vida misma.

Pero no era ese curioso aspecto de comportamiento el que nos ocupa, sino el de la relación jerárquica y sus reacciones de envidia. En efecto: ningún macho inferior tiene nada que hacer en una pelea contra el dominante; entonces recurren a una estrategia abyectamente cobarde. Han observado que el Hércules de la manada es un padrazo bonachón que se deja hacer todas las tropelías imaginables que quieran las crías; casi todos, hijos suyos. Entonces, los machos de rango inferior aprovechan esa debilidad haciéndose amigos y cuidadores de los pequeños; por lo que si quieren martirizar, pegar, patear o abofetear al jefe de la tribu, cogen a la cría en brazos y se dirigen al fortachón para hacerle objeto de sus maldades gratuitas. Cuando el superior se dispone a desventrarlos de un zarpazo o a partirles el cuello de una dentellada, le ponen por delante a la criatura y el mono grandullón se queda con la ofensa sin poder dar la respuesta adecuada.

Estoy seguro que os suena de algo ese comportamiento a la vista de los lanzamientos de misiles palestinos desde escuelas, hospitales, mezquitas, etc.; así como el uso de ambulancias de la ONU para el transporte de sus cohetes. Copian el comportamiento de los monos descritos con estos actos de abyecta cobardía; y luego tienen la poca vergüenza de llorar por lss víctimas que ellos mismos han propiciado mientras ponen la mano para percibir las pensiones de otros gobiernos que, tan desvergonzados como ellos, les pagan a tanto el muerto.

Para terminar, ruego a los monos cinocéfalos, criaturas de Dios al fin y al cabo, que me perdonen por esta odiosa comparación; aunque los monos salen ganando en la escala evolutiva.

Creo que no voy a ganarme muchos amigos con este artículo, más bien me ganaré una "fatwa" peligrosa; pero la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.


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jueves, 14 de agosto de 2014

SI ESCRIBIMOS EN ESPAÑOL, VAMOS A HACERLO BIEN.


Tengo que dar las gracias públicamente -nobleza obliga- a la Real Academia de la Lengua por el excelente servicio de consultas que tenemos todos a nuestra disposición en su página web. Salvo algunas discrepancias menores derivadas de su, quizá, excesiva permisividad con la ortografía de algunas palabras que han sido prostituidas por el mal uso, la RAE es una de las instituciones más respetables de España y del mundo de habla hispana. El motivo de esta gratitud es que anoche les envié una consulta y me han respondido esta mañana. Pensé que iban a tardar mucho más, pero la contestación ha sido de una rapidez que me ha dejado tan asombrado que no tengo más remedio que contar todo el asunto.

La pregunta era la siguiente:

"Cada vez veo más usar el infinitivo como imperativo. Y hasta algún filólogo conocido recomienda no ser demasiado severo con esta grafía. No creo que sea influencia del inglés, en el que la forma verbal coincide con el imperativo, ya que la mayoría de los que lo utilizan no conocen ese idioma. 
¿Hasta qué punto se puede usar esta confusión de tiempos?

Muchísimas gracias,"
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La contundente, acertada y rapidísima respuesta ha sido:

"En relación con su consulta, le remitimos la siguiente información:


Infinitivo por imperativo


Cuando se da una orden a una segunda persona (del singular o del plural), deben usarse las formas propias del imperativo, si la oración es afirmativa, o las formas correspondientes del subjuntivo, si la oración es negativa, va introducida por la conjunción que o se dirige a un interlocutor al que se trata de usted.

SINGULAR
Tómate toda la sopa y deja de protestar.
No te enfades y ponnos otro café.
Que te calles.
Hágame caso.

PLURAL
¡Venid aquí ahora mismo, granujas! 
Poneos el pijama y dormíos cuanto antes. 
No lleguéis tarde.
Que os estéis quietos.
Cierren la puerta y siéntense, por favor.

No se considera correcto, en el habla esmerada, el uso del infinitivo en lugar del imperativo para dirigir una orden a una segunda persona del plural, como se hace a menudo en el habla coloquial:

(*)¡Venir aquí ahora mismo, granujas!
(*)Poneros el pijama y dormiros cuanto antes.

Solo es válido el empleo del infinitivo con valor de imperativo dirigido a una segunda persona del singular o del plural cuando aparece precedido de la preposición a, uso propio de la lengua oral coloquial: ¡Tú, a callar!; Niños, a dormir.

No debe confundirse el empleo desaconsejable del infinitivo en lugar del imperativo de segunda persona del plural con la aparición del infinitivo con valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o avisos dirigidos a un interlocutor colectivo e indeterminado, habituales en las instrucciones de uso de los aparatos, las etiquetas de los productos o los carteles que dan indicaciones, hacen recomendaciones de tipo cívico o prohíben determinadas acciones en lugares públicos: Consumir a temperatura ambiente; Depositar la basura en las papeleras; No fumar; Lavar a mano. Se trata, en estos casos, de estructuras impersonales en las que no se da una orden directa, sino que se pone de manifiesto una recomendación, una obligación o una prohibición de carácter general, en las que hay que sobrentender fórmulas del tipo Se debe consumir... / Es preciso consumirlo... / Hay que consumirlo... / Se recomienda consumirlo...; Debe depositarse la basura en las papeleras / Hay que depositar la basura a las papeleras; No se puede fumar / No se permite fumar; Debe lavarse a mano / Se recomienda lavarlo a mano.

Reciba un cordial saludo.
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Departamento de «Español al día»
Real Academia Española

Nota: El símbolo (*) precede a las formas o usos incorrectos o desaconsejables según la norma culta del español actual.
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Tenemos una Institución que ya quisieran las demás parecerse de lejos. Le reitero mi gratitud y ya está publicado esto en mi blog porque es una joya.

jueves, 31 de julio de 2014

- EL CID EN LA HISTORIA - (y III)



ÚLTIMAS HAZAÑAS. ESPLENDOR Y MUERTE DEL CID


Alfonso, avanzando a marchas forzadas, pasa por Hellín y se dirige directamente hacia Murcia antes de que lleguen los exploradores del Cid, por lo que el encuentro entre ambos ejércitos nunca se produjo, con el consiguiente enfado real. Si hubo algún error en los mensajes o fue una muestra más de la mala fe con la que solía obrar el Rey con el Cid no está nada claro pero, por suerte para todos, al acercarse el ejército real a Aledo, el emir Yusuf ordenó la retirada sin combatir y Alfonso volvió triunfante a Toledo, donde lo primero que hizo al llegar fue declarar traidor al Cid, confiscarle sus propiedades y apresar a Jimena y a sus hijos. En Diciembre, Rodrigo se entera de las malas noticias y envía un emisario al Rey con toda clase de explicaciones que no son aceptadas, aunque ordena la liberación de la esposa del Cid y de sus hijos. Nuevamente envía otro mensaje declarando bajo juramento los motivos del desencuentro y el Rey los rechaza.

Comienza mal el año 1089: Otra vez, Rodrigo se ha quedado solo y sin dinero para pagar a su ya formidable ejército. Arruinado decide hacer lo que nunca hizo antes y ataca la fortaleza de Polop, en la actual provincia de Alicante, donde estaba el tesoro de la taifa de su enemigo Al-Fagit, para hacerse con el dinero y salir de penurias. Una vez rico de nuevo, pero quizás arrepentido de haber hecho una guerra de saqueo, decide no volver a ofrecer sus servicios como guerrero a ningún Rey cristiano o musulmán. A partir de ahora luchará por su cuenta y no como mercenario, aunque siempre bajo la soberanía, aunque fuera nominal de Alfonso VI. A su propia costa mantiene su ejército protegiendo Valencia y sus alrededores de los esporádicos ataques de los almorávides. Al año siguiente, inquieto el reyezuelo de Lérida(1) ante la presencia del Cid en tierras muy cercanas a las suyas, contrata al conde de Barcelona Berenguer Ramón el Fratricida, para que derrote al Cid. El Conde lo intenta en Junio de 1090 y, como no podía se de otro modo, sufre otra estrepitosa derrota a manos de Rodrigo.

Pero el 8 de Septiembre vuelve por tercera vez la pesadilla de Yusuf Ibn Texufin a desembarcar en Andalucía y con toda la facilidad del mundo ocupa Granada y la pone bajo el gobierno de su primo Abú Bakú. Aterrado por las atrocidades que cometían los musulmanes invasores, el propio Al-Mutamid de Sevilla, quien había sido uno de los primeros en suplicar ayuda almorávide contra Alfonso años atrás, vuelve los ojos a sus antiguos protectores castellanos y reclama su ayuda. El Rey de Castilla y León envía en su socorro al sobrino del Cid, Alvar Fáñez de Miñaya, quien es derrotado por las tropas del emir Yusuf en Almodóvar del Río(2). El más trágico resultado de esta batalla fue el destronamiento y destierro a Marruecos del propio Al-Mutamid quien estaba tan arruinado al llegar a África que tuvo que vender a su propia hija como esclava para poder subsistir él y su esposa Rumaikiya, muriendo de pena en la miseria en la ciudad de Agmat el año 1096. La taifa de Sevilla sería convertida en una provincia más de Marruecos hasta su regreso a la civilización de la mano de Fernando III en 1248.

Hacia mayo de 1091 recibe el Cid una carta de su gran amiga la reina Constanza, entonces esposa de Alfonso y deseosa de la reconciliación entre su marido y Rodrigo, en la que se le avisaba que el Rey iba a emprender una campaña contra Granada. El Cid comprendió perfectamente el motivo de la misiva, ya que vio en su contenido la ocasión perfecta para reconciliarse definitivamente con Alfonso. El Cid fue bien recibido por el Rey pero, nada más acampar a la vista de la ciudad, Rodrigo colocó sus tiendas delante de las reales para que sus tropas sirvieran de parapeto ante un posible ataque y Alfonso lo interpretó como un intento de igualarse al propio Rey. Fracasada la campaña granadina, ocurren nuevos desencuentros y peleas por antiguas rencillas azuzadas por los enemigos del Cid, por lo que Alfonso marcha a Toledo y Rodrigo regresa a Valencia, donde monta su cuartel general en Peña Cadiella, hoy llamado Castillo de la Carbonera en Benicadell, en la actual provincia de Alicante y realiza otra serie de acciones para refuerzo de la ciudad que sería excesivamente prolijo enumerar aquí.

En Junio de 1092, el rey Alfonso, harto y celoso del poderío del Cid, decide acabar con el protectorado de Valencia y tomarla directamente e, incluso, llega a cercar la ciudad. En ese momento, Rodrigo estaba en Zaragoza reforzando su ejército para atacar a su antiguo enemigo, el conde García Ordóñez quien, a la sazón, estaba de gobernador en La Rioja. Para ganar tiempo, escribe el Cid unas cartas apaciguadoras a su Rey(3), en las que hacía votos para que el monarca no escuchara los malos consejos de los envidiosos y de las malas personas que tenía alrededor y consigue su objetivo de hacer dudar a Alfonso. En el tiempo de la duda real, Rodrigo ataca las tierras de La Rioja dando tal paliza a las tropas del conde que el Rey, en vez de enfadarse por la derrota de su amigo García Ordóñez, visiblemente aterrorizado por la exhibición de poderío del Cid, le envía cartas de reconciliación y perdón y le devuelve su rango y todos los bienes que le habían sido confiscados. Por supuesto, levanta el cerco de Valencia y se vuelve a casa, humillado y con el rabo entre las piernas.


Murallas de Albarracín (Teruel)

Pero en la vida del Cid hay poco sitio para la paz. En Septiembre de 1093 cae gravemente herido por una lanzada en la garganta en una emboscada en Santa María de Albarracín, en la actual provincia de Teruel y, aunque nadie daba una moneda por su vida, consigue recuperarse aunque, aprovechando su convalecencia, los almorávides al mando de Ben Yahaf toman Valencia y asesinan a su amigo y protegido Al-Qadir. Una vez recuperado de su gravísima herida, Rodrigo sitia Valencia para vengar a su amigo y para impedir la expansión musulmana. La tradición dice que fue en ese momento de la Historia cuando el Cid, ante las murallas de la ciudad, gritó las palabras que encabezan la primera entrega de este escrito y que resultaron proféticas, como veremos al final. La fama de Rodrigo trasciende las fronteras y el tristemente famoso emir Yusuf decide tomar cartas más serias en su contra, desembarcando tropas en 1094 para emplearlas contra él, pero llega tarde y Rodrigo entra triunfal en Valencia en Junio de ese año. En Julio, como experto que era también en el Corán, juzga según las leyes musulmanas a Ben Yahaf y le condena a muerte. Aterrado el vecino Rey Pedro I de Aragón, manda emisarios urgentes a Valencia para establecer un pacto de mutua ayuda entre el Cid y su reino y, como resultado, en Octubre se libra la batalla de Cuarte, a las puertas de Valencia, en la que Rodrigo y sus aliados aragoneses derrotan a un formidable ejército almorávide de ciento cincuenta mil jinetes a las órdenes directas del molesto Yusuf Ibn Texufin.

Pedro I de Aragón y Rodrigo Díaz de Vivar deciden acabar en lo posible con la amenaza almorávide por lo que, en Enero de 1097 deshacen en Bairen, al sureste de la actual provincia de Valencia, lo que quedaba del ejército de Yusuf; pero en Marzo, vuelve el emir por cuarta vez para ponerse en persona al frente de sus tropas y el 15 de agosto se produce en Consuegra (Toledo) el choque entre los ejércitos de Alfonso y de Yusuf con el trágico resultado de la muerte de Diego Rodríguez, único hijo varón de Rodrigo quien contaba con apenas veinte años de edad. Tras la victoria de Consuegra, Yusuf vence a Alvar Fáñez en Cuenca y, en su retirada, sus tropas casi exterminan una parte del ejército del Cid quien, por fortuna, no estaba con ellos. Tras sus tristes hazañas, Yusuf se retira a África de donde no volvería más, por suerte para todos. Poco más le queda por hacer al Cid. Resentido de sus heridas y de tantas guerras, aun le queda tiempo para conquistar la fortaleza de Almenara, muy cerca de Aledo en Murcia, en Febrero de 1098 y sitiar la de Murviedro (hoy llamada Sagunto, en Valencia) en Junio. Presintiendo su fin, volverá a Valencia donde morirá en paz el 10 de Julio de 1099, a los cincuenta y seis años de edad. Su muerte no sólo fue llorada por la cristiandad entera, sino que todos los musulmanes de buena voluntad, no contaminados del espíritu integrista de los almorávides, se unieron en el duelo a los cristianos.

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Pero ¿ha terminado ya la Historia de El Cid? Pues rotundamente, no. La historia de un héroe de semejante tamaño no se acaba con su muerte y pervive aun su sangre entre nosotros y entre muchas familias reales europeas. Terminemos con el relato porque merece la pena conocerlo.

En el año 1100, Cristina, hija del Cid, se casa con Ramiro Sánchez, Infante de Navarra, Señor de Monzón, hijo de Sancho Garcés. De su matrimonio nacieron el futuro rey de Navarra García IV Ramírez, llamado el Restaurador y Elvira. A finales del año siguiente los almorávides se preparan para atacar Valencia, con lo que Alfonso se pone en marcha y tras luchar infructuosamente contra la horda africana, se negocia la entrega de la ciudad y el mismo Rey ordena la retirada de sus gentes a Castilla. El 5 de Mayo de 1102, la ciudad es profanada por los sitiadores almorávides, pero dejan libre un pasillo para que salgan los defensores cristianos escoltando a Jimena y a los restos del Cid, a los que rinden homenaje de respeto. Insólito en aquellos salvajes.

Aun no he terminado. En 1104, María, la otra hija de El Cid, ya llevaba varios años casada con el Conde de Barcelona Ramón Berenguer III el Grande, hijo de Ramón Berenguer II Cabeza de Estopa y de Matilde de Apulia. De su matrimonio nacieron María Ramón y Jimena. Ella fallecería en 1105 y, cargado de razón, nos dice el Romancero que:

...llevan los Reyes de España
sangre del Cid en sus venas.



A ver cuándo lo demuestran de una vez...

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(1) He dicho Lérida y no Lleida ¿Pasa algo?


(2) No resisto a contar una anécdota de esta batalla: En el castillo de Almodóvar se había refugiado Zaida, nuera de Al-Mutamid, quien había quedado viuda de Al-Mamud ben Al-Mutamid al intentar éste defender Córdoba de los ataques de Yusuf. De alguna manera, Zaida logró escapar y refugiarse bajo el amparo de las tropas de Alvar Fáñez y fue con ellas hasta Burgos donde fue acogida en la corte del rey Alfonso. Tan bien cayó la presencia de la princesa mora que el propio Rey, recientemente viudo, se enamoró de ella y, tras recibir el bautismo con el nombre de Isabel, se casó con Alfonso y fue madre del infante Sancho, quien moriría siendo casi un niño en la batalla de Uclés en 1108. 


(3) Según las leyes de la época, un castellano desterrado por su Rey tenía perfecto derecho a guerrear contra él, ya que había sido relevado del vasallaje por la misma condena al destierro. El Cid jamás hizo uso de ese derecho.

domingo, 27 de julio de 2014

- EL CID EN LA HISTORIA - (II)


- ENTRAMOS DE LLENO EN LA HISTORIA DEL CID -


Soy consciente que este fárrago de datos, batallas y fechas, ha podido marear a más de uno porque a mí mismo me marea. Lo siento, pero ha sido necesario para llegar a este punto. Rodrigo (todavía no es el Cid) acaba de cumplir treinta años, ya está casado y Alfonso, su mal Rey al que jamás traicionó, hace grandes esfuerzos para ganarse la confianza de nuestro protagonista por lo que, cuando en el año 1079 despacha a su amigo el conde García Ordóñez a Granada para cobrarle al taifa Abdulá las correspondientes parias(1), para demostrarle a Rodrigo que lo tiene en gran estima, lo equipara a un conde como el propio García Ordóñez y le encomienda la misma misión con la taifa de Sevilla que estaba entonces, como ya hemos dicho, bajo el reinado de Al-Mutamid, el rey poeta.

Parte el conde hacia Granada y el astuto Abdulá le convence para que, en vez de cobrar, conquisten entre los dos las tierras de Cabra, en la actual provincia de Córdoba, al reino rival de Sevilla al que entonces pertenecía, para repartirse el botín. El conde García Ordóñez acepta sin darse mucha cuenta de lo que hacía, pero estaba muy seguro de la amistad del rey Alfonso como para pararse en un saqueo más o menos. Abdulá y el conde ponen manos a su infame obra y casi la habían llevado a cabo cuando Rodrigo llega a Sevilla y Al-Mutamid le dirige estas palabras que han quedado para la Historia:

"Tu rey te manda a cobrarme parias mientras otros a quiénes también ha enviado con fin semejante, corren mis tierras y las queman y las saquean junto a mi enemigo, el rey de Granada. Si mi oro vale tanto como el de Abdulá, preciso sería que hicieses algo por mi reino..."


Alcázar de Sevilla. Techo del Salón de Embajadores o Salón de las Pléyades de Mutamid.
Este lugar recibió al Cid a su llegada.

Rodrigo sabe muy bien con quién se las estaba jugando: él era un simple caballero, tenía una sola mesnada y no estaba muy seguro del afecto que el Rey Alfonso pudiera tenerle desde que lo hizo prisionero en la batalla de Golpejera; por otra parte, García Ordóñez era conde, mandaba cuatro mesnadas y era uno de los amigos predilectos del Rey. Experto en derecho, sabía que su obligación era proteger al reino de Sevilla contra cualquier ataque del exterior y el ataque venía de Granada, aunque estuviera apoyado por soldados castellanos. Por eso decide intervenir y prudente como era, Rodrigo intenta llegar a un arreglo amistoso y avisa a los atacantes de su deber de parar la ofensiva “por la reverencia y respeto debidos…” a su mismo rey Alfonso, quien también le enviaba a él con igual encargo a Sevilla. Los atacantes no sólo no le hacen caso sino que, confiados en sus muy superiores fuerzas, se burlan de él y le recomiendan no meterse en líos, con lo que obligan a entrar en batalla a nuestro protagonista.

El encuentro, que fue durísimo, se produjo en Cabra y duró unas tres horas, durante las cuales la mesnada del Campeador con el escaso refuerzo de los soldados sevillanos del rey Al-Mutamid, infringieron una seria derrota al conde y a su ejército. Parece ser que el propio García Ordóñez retó en combate singular a Rodrigo, resultando la derrota aun más humillante. Rodrigo mantuvo prisionero al conde durante cuatro días en el castillo de Cabra hasta que hubo saqueado a conciencia su campamento, poniéndolo en libertad tras dejarlo sin armas, sin tiendas y con sólo los víveres indispensables para su vuelta a Burgos; después, regresó a Sevilla donde Al-Mutamid no sólo le pagó religiosamente las parias acordadas, sino que lo cargó de regalos para él y para su Rey, además de despedirlo con su gratitud eterna. No olvidemos que el propio Al-Mutamid dejó escrito en uno de sus poemas que “la largueza es más dulce para mi corazón que la victoria”. Con la visita a Sevilla, Rodrigo había ganado su primera gran batalla en solitario, pero también se había ganado al peor y más feroz de sus enemigos quien trataría de hacerle la vida imposible por el resto de sus días metiendo toda la cizaña que podía entre Alfonso y Rodrigo. Pero también, esa caída en desgracia fue la causante de que el Cid llegara a ser el personaje de la trascendencia histórica que conocemos.

Vuelve a Burgos tras su embajada por tierras sevillanas y, de momento, nadie se mete con él. Está feliz porque más o menos por aquellas fechas nacen sus dos hijas, Cristina y María, llamadas Elvira y Sol en el Cantar del Cid; no sabemos si fueron gemelas o nacieron las dos con apenas once meses de diferencia, como tampoco sabemos si ya estaba en el mundo su único hijo varón, Diego, quien precederá en la muerte a su padre años más tarde. Ocurre por aquellos días un episodio que, rozando la historia del Cid, entra de lleno en la Historia de las Religiones y da lugar a una de las sentencias más populares del refranero. Y, por lo curioso, no me resisto a describirlo.



Primer folio del Cantar del Cid.
(Biblioteca Nacional)


Como recuerdo del reino visigodo los reinos de Castilla y León, algo aislados de la frontera europea, no habían participado demasiado en la evolución de los ritos y reformas eclesiásticas más o menos impuestos desde Roma y se mantenía el culto mozárabe con el consiguiente estupor del resto de la Cristiandad. Pero, con el apoyo de Francia, Roma se siente fuerte y decide que ya era hora de cambiar las cosas y someter a aquel pedazo de España al ritual romano común por lo que, en Mayo de 1080, se convoca el concilio de Burgos bajo la presidencia del cardenal Ricardo, legado del Papa Gregorio VII, para convencer a las autoridades eclesiásticas y civiles de la necesidad de acabar con los ritos antiguos para adoptar los nuevos. Viene a cuento este episodio porque, entre los personajes que asisten al Concilio, además del rey Alfonso y su esposa Constanza; las hermanas más o menos reconciliadas del Rey, Urraca y Elvira; el conde asturiano, cuñado de Rodrigo y de igual nombre que éste, así como varios obispos y abades, está constatada la presencia como jurista de Rodrigo Díaz de Vivar en uno de los lugares más destacados.

Como las deliberaciones no llegaban a ninguna parte y nadie se ponía de acuerdo en la conveniencia o no de cambiar los ritos mozárabes por los romanos, al uso de la época someten a ordalía o juicio de Dios los libros sagrados de ambos ritos. Se prepara la hoguera y a ella se arrojan libros mozárabes y libros romanos, con el asombroso resultado que los romanos arden y los mozárabes resisten el fuego. El juicio de Dios estaba claro para las gentes de la época y a punto estuvieron los burgaleses de tirar al río a los monjes de Cluny que estaban al frente de la embajada romana. Pero el rey Alfonso, sabedor de que los ejércitos franceses estaban tras las fronteras esperando una provocación para entrar, zanja la cuestión aboliendo personalmente los antiguos ritos y mandando establecer los impuestos por Roma. El pueblo, algo triste por lo sucedido, acuñó el refrán: “Allá van leyes do quieren reyes"

Al año siguiente, en Marzo de 1081, Alfonso VI parte para la conquista de Toledo y Rodrigo no le acompaña por estar enfermo pero, una vez salido de Burgos el ejército real, Rodrigo se ve obligado a acudir a las fronteras del sur para repeler un ataque musulmán. A la vuelta de su campaña, el Rey está tan enfadado con Rodrigo que llega a acusarlo de traidor y éste, viendo en duda su lealtad, llega a molestarse tanto con su Rey que, hablando de lealtades, le obliga a ir a Santa Gadea para jurar en público que no tuvo nada que ver con la muerte de su hermano Sancho. Este memorable episodio recogido en el Romancero:

"Villanos te maten, Rey, villanos, que non fidalgos,
de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos;
mátente con aguijadas, no con lanzas ni con dardos;

con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados;
abarcas traigan calzadas, que no zapatos con lazo;

capas traigan aguaderas, no de contray ni frisado;
con camisones de estopa, no de holanda ni labrados;
vengan cabalgando en burras, que no en mulas ni en caballos;
frenos traigan de cordel, que no cueros fogueados.
Mátente por las aradas, que no en villas ni en poblado
y sáquente el corazón por el siniestro costado,
si no dijeras verdad cuando fueres preguntado,
si fuiste o consentiste en la muerte de tu hermano
"

Fue la gota que colmó el vaso: el humillado García Ordóñez junto con su amigo Pedro Ansúrez, aprovechan el enfado real y, con alguna que otra calumnia más(2), consiguen que Alfonso destierre a Rodrigo por traidor, prohibiendo a todos los burgaleses que le den amparo o cobijo bajo severas penas. En Junio, Rodrigo sale al destierro acompañado de unos trescientos hombres de su mesnada, no con doce como escribió Manuel Machado en sus hermosos versos alusivos al destierro del Cid:

El ciego sol, la sed y la fatiga
por la terrible estepa castellana;
al destierro, con doce de los suyos,
polvo, sudor e hierro, el Cid cabalga.

Arruinado, ofrece Rodrigo sus servicios como guerrero al Conde de Barcelona, aunque no logra llegar a ningún acuerdo con él, por lo que marcha a Zaragoza y consigue ser contratado por el rey taifa Al-Muktadir, quien falleció a los pocos días del trato; no obstante, su hijo y nuevo rey Al-Mutamin le renovó su confianza y le encomendó la defensa y protección de su reino, lo que provocó las iras del Conde de Barcelona Ramón Berenguer II Cabeza de Estopa y las del rey de Aragón y Navarra Sancho Ramiro quienes, aliados con el rey taifa de Lérida, Tortosa y Denia Al-Mundir Al-Fagit, esperaban ampliar sus reinos a costa del de Zaragoza cuyo rey Al-Mutamin era hermano del ya citado rey de Lérida Al-Mundir Al-Fagit. La guerra era inevitable.

El encuentro tuvo lugar en Almenar(3), en la actual provincia de Lérida, en Marzo de 1082 y, por tercera vez en la historia, Rodrigo tiene un duelo singular nada menos que con el hermano del Conde de Barcelona, Berenguer Ramón, venciéndolo en el combate y haciéndolo prisionero. Como anécdota histórica añadiremos que, meses después, habiendo vuelto Berenguer Ramón a la corte de su hermano Ramón Berenguer II, el 5 de Diciembre es asesinado este último y su hermano queda como heredero del Condado. Nunca se descubrió al autor o a los autores del asesinato, pero la malicia popular atribuyó el crimen al hermano superviviente, quien pasó a la Historia con el sobrenombre de El Fratricida.

En el año 1083 Rodrigo vuelve a Castilla y se reconcilia con el Rey, pero no le renueva su vasallaje. Este episodio está magistralmente narrado en el Cantar cuando Alfonso le ofrece su mano para que se la bese y Rodrigo se niega con estas palabras:

Por besar mano de Rey
no me tengo por honrado.
Porque la besó mi padre
me tengo por afrentado

Y, acabadas las razones de su negativa, el juglar nos habla de su marcha:

Ya se parte mi buen Cid
sin al Rey besar la mano…

Vuelve, pues, el Cid a Zaragoza, donde cumple el encargo de abrir camino hacia Monzón, en la actual provincia de Huesca y conquistar la fortaleza de Morella, en la actual provincia de Castellón y entonces en poder del rey taifa de Lérida. El 14 de Agosto de 1084 vence a la coalición de los ejércitos del rey de Aragón, Sancho Ramiro y de Al-Fagit, rey de Lérida. Es, más o menos desde entonces, cuando los soldados musulmanes de Al-Mutamin que servían a las órdenes de Rodrigo, comienzan a llamarle con el nombre de Sidi, forma hispánica del árabe Sayyidi que significa “mi señor” lo que, vertido al castellano, tomó la forma de Cid o Mío Cid.

Al año siguiente, 1085, hay novedades en Castilla: Alfonso está contento porque, por fin, ha podido conquistar Toledo(4) el 25 de Mayo, pero el Cid tendrá motivos para la tristeza porque, a finales de aquel año, muere su amigo Al-Mutamin de Zaragoza y su hijo y nuevo rey, Ahmad Al-Mustain, al parecer ya no desea los servicios del Cid como guerrero, por lo que Rodrigo regresa a Castilla en 1086 y pone sus tropas a disposición de Alfonso VI, dando por concluido su compromiso con los zaragozanos. En Febrero, otro musulmán amigo del Cid, Al-Qadir, sube al trono de Valencia y en Junio, Alfonso sitia Zaragoza que ya entonces no contaba con la protección de Rodrigo; aunque las cosas se le complican al Rey castellano porque los almorávides invaden la península desde Algeciras y el 3 de Julio desembarca el emir Yusuf Ibn Texufin(5) para mandar personalmente sus tropas. Alfonso, agobiado por lo que se le venía encima, tiene que levantar el cerco de Zaragoza y regresar a toda prisa a Castilla donde, a finales de este año, el Cid le renueva su juramento de vasallaje; juramento que, a pesar de sus injustos destierros, jamás quebrantó. A principios del año siguiente, el Rey pone a Rodrigo entre los diez primeros magnates de Castilla y le asigna el señorío en Burgos de las comarcas de Iguña, Ibia, Campoo, Ordejón y Briviesca.

Seguiremos en la siguiente entrega.

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(1) Se llamaban así a los impuestos por derechos de protección.

(2) Se inventan que Rodrigo estaba en tratos con el rey de Toledo para conseguir un reino propio.

(3) Almenar, en el camino entre Lérida y Balaguer, es más conocida en Cataluña por haber sido escenario el 27 de Julio de 1710 de otra batalla en la que los ejércitos de Carlos III se enfrentaron a la coalición de Austria, Inglaterra y Portugal, apoyados por catalanes disconformes con la dinastía borbónica. Vencieron estos últimos en este triste episodio de la Guerra de Sucesión española y fue éste el origen de la tradición independentista catalana. 

(4) Y, de paso, una pequeña villa que se llamaba Magerit…

(5) El emir Yusuf fue la pesadilla de la época. Desde África mandaba todas las hordas de almorávides que podía contra España, para hacer volver a la ortodoxia musulmana a los reinos que, según sus creencias, se habían relajado demasiado de las creencias islámicas. Él mismo estuvo aquí en cuatro ocasiones con diversa fortuna en sus batallas.