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lunes, 5 de diciembre de 2016

- JAÉN. RENACIMIENTO EN EL OLIVAR (I) -




I.- INTRODUCCIÓN.


Organizado por la Asociación de Prejubilados, Jubilados y Desvinculados de Telefónica de Sevilla y de la mano de Halcón Viajes, durante los días 25 al 27 de Noviembre de 2016 hemos disfrutado de un paseo por el corazón de Andalucía en el que hemos podido disfrutar de una pequeña parte del inmenso patrimonio histórico y cultural de nuestra tierra. Tierra que, como todos sabemos, es muy vieja y sobre la que se han asentado tantas culturas que sería imposible o demasiado arriesgado hacer una reseña detallada de todas las que la Historia ha guardado en sus registros, más otras de las que tenemos noticia de su existencia y muy pocos conocimientos de ellas; pero tampoco pretendemos aquí extendernos demasiado sino sólo fijar los hitos más importantes de este recorrido.

No podría dejar de citar en esta introducción el comportamiento del grupo de viajeros. Todos sabemos que cuando se viaja en grupo es muy difícil no encontrarse con algunos de sus miembros que, por la circunstancia que sea, retrasan o estorban el viaje por motivos de impuntualidad o, simplemente, caprichos personales. No ha sido este el caso: el grupo, formado por personas hechas toda la vida a una disciplina de trabajo, funcionaba  como un buen reloj y sin voces discrepantes, cosa que es muy de agradecer y que contribuyó de manera decisiva al éxito del periplo respecto al provecho cultural obtenido. La cortesía y la camaradería fueron tónica dominante todo el camino y ojalá que todos los grupos de viajeros supieran comportarse como el que tuvimos la fortuna de formar entre los que proveníamos de Sevilla y los que llegaron desde Almería para unirse a nosotros ya en la provincia de Jaén.

El programa era denso y la previsión del tiempo no demasiado halagüeña. No obstante pudimos librarnos de lluvias intensas que nos estropearan la excursión y la climatología fue relativamente benévola con nosotros permitiéndonos cubrir todos los objetivos previstos, aunque bien es cierto que la inmensa riqueza patrimonial de los lugares visitados hubiera requerido mucho más tiempo para sólo visitar a fondo lo más importante y el propio programa sólo nos permitió ver pinceladas que nos siguieran despertando las ganas de profundizar. Pero pinceladas suficientes para hacernos una idea de la enorme cultura depositada por los siglos en esta tierra tan privilegiada y, al mismo tiempo, tan injustamente tratada por propios y extraños.

Pero basta ya de preámbulos y entremos en materia.

Actual oficina de Turismo de Baeza. Antes, sede de los escribanos.



- II.- 25 DE NOVIEMBRE -


A las ocho de la mañana del día 25 nos recogió el autocar de la Agencia de viajes en la glorieta de El Cid, en la misma puerta del Pabellón de Portugal. Una vez embarcados los equipajes y distribuidos los asientos emprendimos la marcha y tras alguna breve parada nos encaminamos directamente a la Almazara Santa María, situada en la carretera de Jabalquinto muy cerca de Linares. Allí nos atendió su propietario y responsable máximo con una gran amabilidad y quiso la climatología ser generosa con nosotros para permitirnos ver el proceso de elaboración y extracción del aceite de oliva, del que Jaén es la primera provincia de España en producción, lo que equivale a decir que supera con creces a cualquier otra unidad geográfica del mundo en cantidad y ¿por qué no decirlo? también en calidad.

Merece la pena detenernos un poco en la importancia histórica del olivar. El árbol en estado natural, el acebuche, es muy abundante en las dos laderas del Mediterráneo, pero no adquirió la importancia actual hasta que los fenicios domesticaron las variedades aptas para la explotación comercial de su fruto dando lugar al olivo que conocemos actualmente. Poco o nada sé de aquella explotación salvo que estos comerciantes trajeron a la Península los primeros plantones cultivables y aquí se cultivó con todo éxito esa variedad del extremo oriental del Mare Nostrum. Sabemos que la dominación romana propició su cultivo más o menos intensivo, sobre todo de variedades de aceituna de mesa muy apreciadas en la dieta de todas las clases sociales; variedades que se exportaban masivamente a todos los puntos del Imperio. No pensemos que este fruto era exclusivo de las clases altas porque, si bien las más selectas y caras alcanzaban precios muy elevados, existían muchas calidades que permitían su consumo para todas las fortunas. Y como me gustan mucho las cosas de la llamada Intrahistoria, o Historia dentro de la Historia, me voy a permitir ilustrar este relato con un par de curiosidades.

La primera es que la aceituna de mayor tamaño, bastante cara, aparte de las mesas de la aristocracia formaba la base de la alimentación de los gladiadores y sus entrenadores y propietarios se gastaban sus buenos dineros en cuidar a sus pupilos a sabiendas de que una buena alimentación les permitiría afrontar mejor sus peleas que, si bien en las provincias solían ser, con excepciones, más o menos farsas no sangrientas, en la propia Roma sí que se jugaban la vida en cada combate. De ahí que el precio de un gladiador experimentado era astronómico y muy pocos se podían permitir la pérdida de sus vidas, salvo que el patrocinador del espectáculo amortizara esas bajas.

La segunda curiosidad es de aspecto más lúdico. Los teatros romanos tenían sus localidades divididas en tres categorías, como podemos comprobar en los que aun se conservan. La primera y más cercana al escenario y al espacio llamado orchestra, era la llamada Cavea Ima y estaba reservada a la clase patricia. La segunda, a media altura, se llamaba Cavea Media y allí se sentaban los ciudadanos libres sin fortunas apreciables. Finalmente, la más alta, se llamaba Cavea Summa y estaba destinada a sirvientes libres y a los esclavos. Era costumbre de la época, tanto en la Roma republicana como en la imperial, que estos últimos se llevaran aceitunas al teatro para divertirse en algo, ya que apenas podían entender lo que se desarrollaba en la orchestra por la lejanía de la misma. La diversión era comerse las aceitunas y arrojar los huesos sobre los cogotes de los patricios sentados en las primeras filas(1).

Siguiendo con la Historia, los romanos nunca usaron el aceite de oliva para cocinar. Si leemos autores de la época como Caius Apicius no encontraremos referencias a ningún aceite en sus recetas y sí el abuso de grasa de cerdo y montañas absurdas de especias violentas de importación, carísimas para la época. Por suerte para ellos, la plebe se conformaba con lentejas, habas, alubias de varias clases, aceitunas y frutas diversas que acompañaban con algún pescado asado y bien asado por aquello de la más que dudosa frescura en tiempos en los que no había nociones del frío para conservar. Todo ello con la gloriosa excepción del atún en salmuera y el popular garum, pasta hecha con los desperdicios machacados del mismo pez conservados en vinagre que se servía de aperitivo en las tabernae vinariae(2). El aceite de oliva en Roma era usado como combustible de lámparas, para usos medicinales en heridas y para cubrir los cuerpos de luchadores y hacerlos resbaladizos al adversario.

Tampoco los visigodos, con sus aportaciones más que notables a la tecnología del transporte y la metalurgia como el tonel, el estribo y el martinete hidráulico, entre otras varias, apreciaron el aceite de oliva para su rudimentaria cocina, casi más primitiva aun que la romana y los olivos se usaban como un cultivo marginal sin apenas importancia. La invasión musulmana no mejoró demasiado las cosas, ya que apenas empezaban a darse cuenta del valor nutritivo del olivo aunque, no obstante, aprovecharon la cultura visigoda del uso de la fuerza motriz de las corrientes de agua para desarrollar molinos de trigo y, por supuesto de aceitunas, en sus famosos azudes o presas de arroyos y ríos menores.

Poco a poco, muy lentamente, las terroríficas razias musulmanas contra los pobres pueblos cristianos de más allá del Duero en las que robaban todo lo aprovechable, mataban o esclavizaban a quienes no se escondían a tiempo y quemaban el resto de las cosechas, forzó al genio de los cristianos a usar ese despreciado aceite de las lámparas para cocinar las sobras que aquellos desalmados les habían dejado. Con ello nació nuestra cultura del aceite de oliva. 

Así, poco a poco, el jugo del fruto del árbol de Atenea fue conquistando las cocinas hispánicas. Nacido de la escasez, el hambre y la necesidad iba reclamando su puesto culinario y extendiéndose su uso hasta el punto de que, hacia el final de la Reconquista ya ocupaba lugares de honor en la Península y hasta los musulmanes lo adoptaron enseñándolo a usar a sus hermanos magrebíes; lo que aun se conserva y hace de la cocina marroquí la delicia que todos conocemos. La Historia avanzó y con ella los medios de transporte y almacenamiento; estos permitieron extender su uso hasta zonas antes impensables. Por último, la llegada del ferrocarril incentivó la demanda y abarató los precios al consumidor final. El resto ya lo estamos viendo.

Ahora volvamos a la Almazara Santa María.

Entrada a la Almazara Santa María.
Allí, en la almazara, se nos explicó que de la aceituna, al igual que del cerdo, se aprovecha todo y nada se tira. Desde la hoja que pueda llevar adherida en el proceso de vareo o vibrado del olivo, hasta el hueso; pasando por la pulpa y los residuos más modestos. El aceite constituye, dependiendo de la variedad y la cosecha, entre un ocho y un veinte por ciento del peso del fruto; el resto está formado por hueso, agua, piel y pulpa que recibe diversos usos que van desde combustible de biomasa hasta pienso para el ganado y abono para las plantas y la almazara es la encargada de separar y aprovechar esa  otra  fuente  de  riqueza.  Todo  muy  trabajado,  muy estudiado  y muy medido porque, salvo los 
grandes envasadores que nos toman el pelo en los supermercados con sus etiquetas fraudulentas, nadie se hace rico sólo con la extracción de aceite de oliva. Para que nos hagamos una idea, saber que de la extracción del aceite en almazara sólo se obtienen tres variedades: Virgen Extra, Virgen y Lampante o aceite para lámparas. Dejando de lado la complicación -y el posible soborno- que conlleva la primera calificación y la segunda que es la que no pasa la muy subjetiva calificación de Extra, el lampante es comprado por envasadores que lo someten a procesos químicos a temperaturas altas para convertirlo en neutro e insípido; a esa pócima siniestra le añaden productos saborizantes y colorantes con una pequeña parte de Virgen Extra de verdad y lo etiquetan como Virgen Extra. Las multas son ridículas: 5000 euros a El Corte Inglés y 20000 a Hipercor. Sale rentable la gamberrada, pero ustedes ya están advertidos.

Todo listo para el proceso de lavado, deshojado y molturación.

Tras las explicaciones llegó la cata de tres variedades que después averiguamos que se trataban de aceite en rama de primera extracción -exquisito aun sin decantar- aceite Virgen Extra certificado -excelente- y otra cosa insípida o casi insípida que recordaba al aceite. Mereció la pena la experiencia; y mucho más porque fue el aperitivo de una excelente comida que se nos anunció como ligera pero en la que sobró de todo. Lo de ligera sería porque no había nada caliente y estábamos comiendo de pie ante las muy bien surtidas mesas. No me atrevo a enumerar los platos porque fueron muchos, muy buenos y muy variados, así como las bebidas. La verdad es que mereció la pena la experiencia y nos despedimos agradecidos por la lección que nos dieron aquellos amabilísimos anfitriones que Dios bendiga. Volvimos al autobús y continuamos viaje.


Tras el primer proceso de extracción, el oro líquido comienza a fluir. Este es el único

momento en el que el aceite en rama tiene contacto con el aire atmosférico.

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Cambiamos algo los planes para evitar que el tiempo nos jugara una mala pasada y nos fuimos hacia las ruinas de Cástulo. Y para empezar a hablar de aquel lugar, como siempre, tenemos que echar mano de la Historia de España y la de -cómo no- Roma. Como decía mi admirado maestro Enrique Pareja, la Historia de España no se entiende sin la Historia de Roma, la de Francia y, añadía con cierta guasa, la de Inglaterra. No nos engañemos. Tampoco la Historia de Roma se entiende sin las Historias de los territorios romanizados aunque algunas de las civilizaciones anteriores fueran condenadas por el dominador a la pena de la Damnatio memoriae; o sea, condenados a perder el recuerdo de las obras de sus antepasados como muy bien demostraron los mismos romanos condenando a muerte por descuartizamiento al rey de Alba Longa y destruyendo la civilización etrusca. Con la civilización ibera ocurrió algo parecido porque sólo se salvaron vestigios en los asentamientos que se abrieron sin lucha a la entrada de una Roma republicana sedienta de las riquezas mineras de la Península. Este sería el caso de la ciudad que nos ocupa ahora.

El asentamiento humano descrito por Plinio el Viejo en el siglo I de nuestra era con el nombre latino de Cástulo -Castillito en latín- era una ciudad varias veces milenaria por entonces, ya que se tienen vestigios desde épocas prehistóricas en esa zona cercana a Linares y muy rica en minerales de cobre, plomo y plata. Civilizaciones que iban surgiendo en la entonces Turdetania fueron ocupándola y moldeando su distribución haciéndola cada vez más urbana en el sentido que le damos hoy día a esa palabra. Mediaba el siglo III antes de Cristo cuando los fenicios asentados en estas tierras fueron cediendo el testigo a sus parientes tunecinos de Cartago quienes tampoco andaban sobrados de recursos mineros. Como nos cuenta la Historia, unos cartagineses que hasta el momento habían sido aliados de la naciente Roma pasaron a ser enemigos de la República por un pretexto romano de la naciente potencia italiana celosa de su poderoso vecino del sur. Cástulo no iba a quedarse al margen porque ya tenía de residentes a cartagineses que comerciaban con sus productos y se alió con la potencia africana. El resultado de la primera Guerra Púnica fue la teórica victoria romana pero, como ya sabemos, fue un desastre para la recién nacida República y Cástulo se aseguró la seguridad por unos años bajo el amparo cartaginés.

Una original manera de señalización de los
romanos para ciertos establecimientos lúdicos.


Roma era tenaz, muy tenaz. Apenas una generación después del desastre, Cartago cometió el error de intentar librarse de los pequeños tributos derivados de su relativa derrota e intentó romper el yugo romano privándole de sus fuentes de minerales metálicos. Empezó la segunda Guerra Púnica y Cartago trató de llegar a Italia atravesando nuestra Península. Con esta campaña, iniciada hacia el 218 antes de Cristo y para asegurarse la lealtad de los hispanos, el propio Aníbal sella la alianza con Cástulo tomando por esposa a Hímilce, hija del reyezuelo del lugar y emprende su histórico viaje a través de los Alpes con el resultado conocido de su desastre, derrota y huida pocos años después.

Ruinas de Cástulo en proceso de excavación.
Al fondo una de la dos torres que aun se conservan,
"decorada" por algún imbécil.

Triste hubiera sido el fin de Cástulo de haber mantenido la alianza pero, el discurrir de la guerra hizo recapacitar a sus notables quienes, al ver libre su territorio de las tropas africanas, se apresuraron a hacer alianzas con Roma. La aplastante victoria de esta última libró de una masacre sin piedad a Cástulo; y sus habitantes siguieron dedicándose al comercio minero bajo el amparo de la potencia vencedora y conservando todos los privilegios y derechos de los ciudadanos de la República. Poco a poco, siglos después, esa República transformada en Imperio y, en fiel cumplimiento del testamento de su adorado tío abuelo Julio César, fue otorgada por el inolvidable Octavio Augusto(3) la ciudadanía romana a todos los habitantes de la ya denominada Hispania. Cástulo florecía de nuevo con Roma.

Cástulo. Mosaico de los Amores (Wikipedia) El autor ha usado esta foto porque la perspectiva en la que puede tomarse ahora no es la más idónea para los fines didácticos de esta publicación. Doy las gracias a Wikipedia, de la que me honro en ser  un modesto contribuyente en lo económico. Que cunda el ejemplo.

Roma cayó y con los inevitables choques con los bárbaros, la ciudad siguió su curso para volver a asentar su vigor económico bajo la dominación visigoda. Siendo los visigodos unos expertos en metalurgia no es difícil suponer que cuidaran a Cástulo y sus minas como a las niñas de sus ojos; así como que respetaran al máximo las obras de una extinta Roma a la que admiraban por su esplendor y cultura. Así, Cástulo siguió su vida sin grandes complicaciones y sin entrar demasiado en las intrigas toledanas. Pero la Historia seguía y una nueva amenaza se cernía sobre la sufrida Hispania.

Año 712. Año de la peor de las tragedias sufridas por nuestra Historia. Tarik desembarca en la Península al mando de una espantosa horda de magrebíes comandados por una docena de árabes y sirios. Es falso hablar de la invasión árabe porque los árabes fueron sólo la élite de los miles o cientos de miles de bárbaros africanos que cruzaron el Estrecho y no dejaron títere con cabeza. Fue una invasión de lo peorcito que daba el Magreb: antiguos cristianos mal evangelizados y seducidos por esa religión del desierto que les autorizaba a tener muchas esposas y destruir vidas y haciendas de los infieles al Corán. En estas tierras se quedaron en estado salvaje hasta que Fernando III y sus descendientes lograron civilizar lo que aun quedaba de musulmanes, costando demasiada sangre devolverlos a su lugar. A pesar de todo, Cástulo sobrevivió y hasta se permitió edificar fortificaciones para reforzar su antigua muralla. Una característica del Califato de Córdoba fue siempre la escasez de metales (4) y Cástulo se aprovechó de su abundancia de plata y cobre durante algunos siglos consiguiendo llegar a ver la bajada triunfal de Fernando III por el valle del Guadalquivir, ya a salvo de entradas peligrosas del siempre rival Reino de Aragón gracias al genial establecimiento por Fernando del incipiente Reino musulmán nazarita de Granada, tributario de Castilla.

Para 1248 todo estaba ya estabilizado y Cástulo podía respirar tranquila. Es un misterio de la Historia que a partir de esa fecha comienza su decadencia y su abandono. Lo cierto es que, apenas dos siglos más tarde, Cástulo desaparece del mapa. Un par de intentos de repoblación fallidos y la ciudad pasó a formar parte del archivo muerto de la Historia para dar paso al auge de la muy cercana aun incipiente Lunae Ara o Altar de la Luna, que ahora conocemos como Linares.

Cástulo no fue una ciudad sin importancia. Aparte de su venerable antigüedad contaba en la época imperial con unas muy buenas fortificaciones, varias termas, tres acueductos y un teatro. Poseía ceca propia y acuñaba moneda como queda patente en los hallazgos arqueológicos. Los siglos de abandono han propiciado el casi total expolio de sus restos, un poco esparcidos por todos los alrededores, de los que se han beneficiado casi todas las ciudades circundantes. Aunque estudiada en una relativa profundidad en los últimos cincuenta años, apenas quedan en pie los restos de dos torres de sus murallas, los incaustos de algunas termas y, lo mejor de todo lo visitable: un espléndido mosaico de doce por seis metros, de teselas finas y excelente colorido, que se halla protegido de la intemperie por una cubierta de nueva construcción. Las dos escenas centrales representan el juicio de Paris y el mito de Selene y Endimión(5), ambos enmarcados en figuras de amorcillos que representan escenas de caza y con figuras de las cuatro estaciones en las esquinas.

Aparte de estos elementos, en las ruinas de Cástulo está todo por hacer. Aunque estudiada por la Arqueología, el expolio sistemático de siglos hace necesaria una excavación en profundidad para sacar a la luz los trazados de sus calles, los restos del foro, los depósitos de agua, los cimientos de los acueductos y lo poco que pueda quedar del teatro, así como sus palacios y templos que, a tenor con la calidad del mosaico citado, debían ser de lo mejor de la antigua Roma.

Apenas quedaba ya luz solar cuando abandonamos las ruinas de Cástulo para embarcar en el autobús y dirigirnos a hacer una visita muy rápida a la ciudad de Baeza.

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Fuente de los Leones en la
Plaza del Pópulo de Baeza.

Declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y situada justo en el centro de la provincia de Jaén, la ciudad de Baeza fue una de las primeras en ser reconquistadas por Fernando III en su triunfal campaña por el valle del Guadalquivir en la primera parte de esa campaña, allá por 1227, cuando apenas empezaba a despuntar el arte gótico en la Península y se continuaba desarrollando su antecesor románico.

Nombrada en el Romancero como “Nido real de gavilanes” hacía honor a su nombre desde la antigüedad, ya que la posesión de su fortaleza hacía de este lugar una de las llaves de Andalucía y, por supuesto, del enorme valle. Esto hizo que muchas familias nobles se asentaran en ella y empezaran a construir sus palacios; a su vez, la presencia de estas familias, su numerosa servidumbre y sus ejércitos privados, fue asegurando su economía y su esplendor. Como en todo proceso urbanístico, al principio con cautela y luego, con la seguridad garantizada por la caída del reino nazarita en 1492, fecha que casi coincide con el inicio del Renacimiento, estas mismas familias ya asentadas en sus nuevas residencias comienzan una especie de competición para construir o reconstruir sus palacios siguiendo la nueva moda arquitectónica. Por supuesto que recurrieron a los servicios del muy insigne arquitecto Juan de Vandelvira -toda la provincia de Jaén y parte de la de Granada está llena de arte con su firma- quien se encargó de muchas de las obras admirables que contemplamos ahora. Nos puede parecer imposible que un hombre que jamás pisó Italia, con sólo la lectura de los famosos libros de Vitruvio (6) fue capaz de crear estas obras, recuerdos de la Antigüedad Clásica, sin desviarse de sus cánones pero creando un estilo propio que hubiera podido ser la envidia del mismo Vitruvio.
Baeza. Puerta de Jaén.

Entramos en la Baeza monumental por la llamada Plaza del Pópulo y nos tropezamos con la famosa Fuente de los Leones al pie de la antigua muralla que aun conserva algún arco gótico de notables proporciones llamado Arco de Villalar y otro más pequeño, formando ambos la Puerta de Jaén. La fuente se embellece con una estatua femenina que algunos estudiosos sostienen que representa a la princesa Hímilce de Cástulo, flanqueada por cuatro leones ibero-romanos quizá de la misma procedencia. No podemos aventurar mucho más porque nos contaron que la dama en cuestión fue colocada allí procedente de Cástulo y que había perdido la cabeza entre las ruinas, por lo que la cabeza que vemos ahora es una invención muy posterior. Según miramos de frente a la estatua, a la izquierda nos hallamos con el primer edificio renacentista: se trata de las antiguas carnicerías reales; edificio que, hasta los años sesenta del siglo pasado, estaba situado intramuros y que fue necesario un gigantesco esfuerzo para trasladarlo piedra a piedra y reconstruirlo en el nuevo emplazamiento para reconvertirlo en sede de los Juzgados; sobre este traslado y acondicionamiento también habría para una monografía llena de curiosidades, pero el resultado fue de una belleza espectacular. Al fondo, el también bello edificio antaño usado por los escribanos y hoy oficina municipal de turismo, flanquea la antigua muralla que cierra la plaza por la derecha con el inevitable añadido de algunas casas de escaso mérito artístico.

Aun estábamos extramuros y Pedro, nuestro infatigable guía, nos hizo cruzar la muralla y subir por esas empinadas calles que conservan el empedrado medieval característico y que hace necesario el uso de calzado recio. El sol ya se había ocultado, lo que nos permitió disfrutar de la belleza de aquellos edificios iluminados mientras subíamos. Circundamos la Catedral(7) de la Natividad de Nuestra Señora, donde pasó la sede episcopal de Cástulo a la jurisdicción de Baeza en 1227, en tiempos de Alfonso VII.
Catedral de Baeza. Puerta mudéjar
con rosetón gótico.

La obra, edificada sobre la antigua mezquita aljama, apenas conserva elementos de sus épocas musulmana  y gótica primitiva. Su diseño actual plateresco en su interior se lo debemos a Andrés de Vandelvira, como tantas otras edificaciones notables de Jaén y Granada. Del exterior pudimos admirar una bellísima portada mudéjar coronada por un rosetón gótico, así como la llamada Puerta del Perdón, ya de un gótico tardío muy isabelino y de finales del siglo XV con restos de inscripciones desgraciadamente ilegibles. Pero llaman la atención las callejuelas que rodean al edificio en las que destacan un par de pasadizos a modo de puentes que comunicaban las casas de los canónigos con la Catedral. Aunque no pudimos entrar, quien esto escribe ya la había visitado en varias ocasiones y son muy dignas de destacar las huellas de Vandelvira, como la presencia de algunas bóvedas vaídas o de pañuelo y su traza plateresca en general que contrasta con las nervaduras góticas del ábside y el barroco de su Altar Mayor. Una obra testigo de los siglos con huellas de los muchos maestros que la llevaron a cabo, tanto en arquitectura como en orfebrería y artes decorativas. Para quienes puedan llegar en los horarios adecuados, también merece admirar la gran Custodia procesional de Núñez de Castro terminada en 1714. Tampoco podemos olvidar, sobre todo este cronista porque admiro profundamente su obra de forja, la espléndida reja del maestro Bartolomé de Jaén situada a los pies del templo y realizada para el cierre del coro, hoy desaparecido.
Baeza. Callejón de los Canónigos.
Portada de la Iglesia de Santa Cruz. Baeza (Wikipedia)

Seguimos nuestro paseo y nos encontramos, casi marginalmente, con uno de los muy escasos ejemplares del Románico en Andalucía: se trata de la iglesia de la Santa Cruz edificada apenas reconquistada la ciudad en 1227. No es la única iglesia románica de Baeza, ya que se conservan en buen estado las de San Pedro, San Juan Bautista y El Salvador, pero un poco alejadas del circuito que realizamos.

Frente a Santa Cruz el Palacio de Jabalquinto, uno de los más bellos de España, mandado edificar en la segunda mitad del siglo XV por don Juan Alfonso de Benavides Manrique, primo segundo de Fernando el Católico. Su traza primitiva  se  debe,  bien  a  Juan  Guas  o  a  Enrique  Egas, que  en  esto  no se ponen de acuerdo los estudiosos.


Después pasamos a la sede primitiva de la antigua Universidad de Baeza, hoy también integrada en la institución antedicha. Fundada a principios del XVI empezó siendo un colegio de primera enseñanza pero, hacia 1538 y a instancias de san Juan de Ávila, entre otros, el Papa firma una bula para su conversión en universidad, siendo una de las cuatro primeras de Andalucía junto con las de Sevilla, Granada y Osuna. Con sus grados de Bachiller, Licenciatura y Doctorado en Artes y Teología; más las ramas de Retórica, Gramática, Griego, Filosofía y Teología Escolástica añadidas en 1565,  funcionó como tal hasta que en 1824, razones demográficas y el odio de Fernando VII a todo lo que supusiera la difusión del saber, obligaron a cerrarla. De todas formas, a la vista de las dimensiones de su Paraninfo(8), no parece que su número de estudiantes fuera nunca ni la mitad de los registrados en las de Granada o Sevilla.

Fachada principal del Palacio de Jabalquinto. Baeza.

El edificio principal fue destinado en ese mismo año de 1824 a Colegio de Humanidades y después a Instituto libre, para pasar en 1875 a Instituto de Bachillerato, antecedente de llamado después Instituto de Enseñanza Secundaria Santísima Trinidad en el que Antonio Machado impartiría sus clases de Francés entre 1912 y 1919. Aun se conserva y se puede visitar el aula en la que el poeta enseñaba donde se exponen algunos de sus recuerdos de aquella etapa de su vida.

Salimos del venerable recinto para contemplar la fuente de Santa María, levantada en 1564 como culminación conmemorativa de la traída de aguas a la ciudad. Su autor, el arquitecto local Ginés Martínez, quiso darle la forma de un triple arco triunfal romano, muy a la moda de la época para ciertos monumentos.
Baeza. Fuente de Santa María.

El día había sido muy denso y los viajeros estábamos razonablemente cansados, por lo que tuvimos que dejar la visita con pena; la misma pena que este cronista siente al abandonar esos lugares cargados de historia y belleza. Abajo, extramuros, nos esperaba el autobús que nos condujo al hotel donde apenas tuvimos algo de tiempo para ducharnos y bajar a cenar. Aun nos quedaban dos días intensos y el tiempo no presagiaba clemencia.



Baeza. Entrada al claustro de la antigua Universidad.
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Notas:

1.- Quisiera pensar que esa costumbre se ceñía sólo a los teatros de las ciudades. Existían otros teatros, más lujosos, más pequeños, alejados de poblaciones y en medio de la nada, que se destinaban a representar obras de contenido iniciático o religioso. Un magnífico ejemplo tenemos bastante cerca de Ronda en el teatro de Acinipo. Obras que eran algo así como los Autos Sacramentales de nuestra época barroca. Nihil novum sub sole, dirían los romanos: Nada nuevo bajo el sol.

2.- Nuestra palabra taberna habla de tienda de vinos, algunas comidas elaboradas, cerveza, licores y poco más. En latín, taberna-ae designaba cualquier clase de establecimiento de venta de cualquier cosa; como nuestra palabra tienda, ya que el establecimiento de bebidas era llamado taberna vinaria en singular o tabernae vinariae en plural. Habría que esperar a los siglos X y XI para que la palabreja adquiriera su significado actual.

3.- La vida, obras y andanzas de Cayo Octavio Tiberino, llamado luego Augusto por la Historia, daría para una monografía muy extensa.

4.- Véase la ínfima calidad de sus monedas: Los cequíes del Califato eran apenas una fina lámina de plata con un muy deficiente cuño en que la cara inferior se reflejaba en la superior.

5.- La Mitología clásica cuenta que Endimión era nieto de Zeus que llegó a alcanzar el trono de Elida pero, destronado, se refugió en el monte y sobrevivió como pastor de cabras. Allí se enamoró de Selene -la luna- y sin que él lo supiera, fue correspondido por ella todas las noches mientras dormía. Una noche se despertó y descubrió que su amada dormía feliz a su lado. Tan feliz se sintió que le pidió a su amada que usara su poder divino para no envejecer y disfrutar siempre de su amor. Ésta recurrió a Zeus, quien concedió a Endimión no envejecer mientras dormía y sólo hacerlo mientras estuviera despierto.

6.- De Architectura Libri Decem (c. 25 a. C.)

7.- La Catedral comparte la sede con Jaén. La diócesis original de 1227 no está extinguida oficialmente y se encuentra a disposición de la Santa Sede, aunque la sucesión episcopal de Baeza se interrumpe en 1249 al ostentar su titular la sede de Jaén. En la actualidad, la titularidad más teórica que efectiva, se suele otorgar a obispos de la Iglesia de Europa oriental bajo obediencia romana, siendo el Obispo polaco Wieslav Smigiel quien, desde el 24 de Marzo de 2011, ostenta el cargo aunque sin residencia. Lógicamente es el Deán quien se encarga de la administración y de la rendición de cuentas al Ordinario de Jaén.

8.- Es curioso observar que muy pocas personas conocen el origen de la palabra paraninfo y creo necesario aclararlo. En latín se llamaba “para ninfae” al que camina al lado de la novia; o sea, al padrino de la boda. Como en toda la civilización romana, el padrino era quien corría con todos los gastos y pagaba las consiguientes celebraciones, así que con el tiempo se asoció la palabra paraninfo con la fiesta correspondiente, fuera de boda o de bautizo y más adelante con el lugar de celebración confundiendo el continente con el contenido. Así, en nuestros días, el Paraninfo de la universidad es el lugar donde se celebran los actos más importantes, festivos o no.




lunes, 25 de julio de 2016

- SANTIAGO Y CIERRA, ESPAÑA -

En el día de hoy es obligatorio hacer mi pequeño homenaje a las tradiciones. Y fíjense que voy a mezclar Historia con leyendas, lo cual es muy peligroso y, por supuesto, muy alejado de la ortodoxia; pero ¿qué quieren que les diga? Me chifla saltarme la ortodoxia cuando las cosas no están meridianamente claras y aquí hay de todo un poco, aunque les advierto que sí me voy a ceñir a las certezas y avisaré cuando hable de leyendas. Que son bonitas, por cierto.

Antes de empezar; y para el lector avisado que son todos los que se dignan acceder a este ignorado lugar, decir que la coma insertada en el título del artículo no es casual. Los mal llamados progres, que son más rancios que los fascistas baratos de los alrededores de 1930, abominan de la frase: "Santiago y cierra España". Es natural porque, al ser analfabetos funcionales en su inmensa mayoría, no saben el significado antiguo de palabras que hoy han cambiado de sentido simplemente porque la Historia ya no hace necesario cierto uso. Así, la citada frase que estos orcos que presumen de humanos, la interpretan como que al invocar a Santiago también se pretende cerrar España de influencias externas. Los animalicos se limitan a rascar en la superficie sin ver que "cerrar" significaba cerrar filas para el ataque y era una expresión muy utilizada durante la Reconquista y la conquista de América. Se concluye así que significa: Santiago y ataca, España. Expresión muy oportuna en tiempos en los que España sólo era un conjunto de reinos casi siempre mal avenidos. Pero ahora vamos a la Historia; sí, esa Historia que los de siempre ponen en cuestión pero que los hechos están ahí.

Corrían los oscuros tiempos de fines del siglo VIII cuando en Asturias reinaba un tal Mauregato; de quien se conocen muy pocas cosas antes de subir al trono que ocupó  entre 783 y 788. Se explica esa laguna de conocimientos por la bastardía del Rey, quien hizo todo lo posible para borrar su pasado antes de ceñir la corona. Pero, dada la debilidad del entonces su pequeño Reino, la crecida morisma cordobesa aprovecha para humillar más aun a los cristianos, exigiendo el impresentable y racista emir Abderramán I la entrega de cien doncellas vírgenes cristianas a su no menos impresentable y sobrepublicitado emirato de pésimo recuerdo. Mauregato cede y empieza a pagar el infame tributo hasta que un par de condes, Arias y Oveco, a quienes les correspondía entregar a sus hijas, le aplican el antiguo remedio del "morbus gothorum"; o sea, que me lo dejan clavado a puñaladas en su trono porque bien merecido se lo tenía. Sube al trono Alfonso II el Casto y liquida en batalla al enviado de Abderramán, un tal Mugait, con lo que el asunto queda parado. De momento.

Pero la cosa no acaba ahí. Si bien con la desaparición de Mauregato se acabó esa infame práctica, no tardó el emirato en volver a reclamar semejante canallada -al fin y al cabo eran lo que eran- y aprovecha otro momento de debilidad cristiana en tiempos de Ramiro I para que Abderramán II, no menos cabestro que su antecesor, vuelva a reclamar su lascivo y degenerado tributo. Ramiro, acojonado por la fuerza militar cordobesa, cede y ordena a cada población entregar un número de chicas vírgenes proporcional a su población. Casi todas ceden; pero Simancas, de ahí su nombre, entrega a las siete que le correspondían... con la mano izquierda amputada.

Ya está armada de nuevo. El cabrón de Abderramán monta en cólera, devuelve el tributo y apresta a sus orcos para la batalla. Tras una serie de tanteos siempre a su favor porque a sus fuerzas se había unido lo peorcito de África, el encuentro definitivo tiene lugar en Albelda el año 844 aunque, como siempre, la progresía rampante y de barrigota llena, niega los hechos. Allá ellos. El caso es que la morisma acaba en desbandada y el infame tributo anulado para siempre... Hasta ahora, que nunca se sabe.

Vamos con la leyenda de Santiago porque la víspera de la batalla final corrió la voz entre las tropas cristianas, bastante apaleadas el día anterior, de que Santiago iba a ayudarles. Y, en efecto, muchos creyeron verlo a lomos de un caballo blanco; blanco para variar, cortando cabezas morunas a destajo.

Leyendas; sí, claro. También es leyenda que el cuerpo del Apóstol se encuentra enterrado en la ciudad de su nombre y las misteriosas luces que vieron aquellos campesinos sobre el que fue llamado Campus Stellae donde ¡qué casualidad! parece que fue enterrado el heresiarca Prisciliano, obispo de Ávila y decapitado en Tours siglos atrás.

El resto me lo reservo para no escandalizar, pero aquí queda mi homenaje al Patrón en su día.

miércoles, 8 de junio de 2016

- REMONTANDO EL RÍO -


Algo que siempre quise hacer y lo iba posponiendo durante muchos años, por fin lo he logrado: Quería hacer el viaje en barco desde Sanlúcar de Barrameda hasta Sevilla. Así que haré una crónica rápida de mis impresiones.

Empezaré diciendo que, para muchos, cinco horas metido en un barco fluvial puede ser muy aburrido. No fue así para mí porque, más que mirar, prefiero ver. Siempre me acuerdo del aforismo de Antonio Machado refiriéndose a esos que no saben ver:

Ojos que a la luz se abrieron
un día para, después,
ciegos tornar a la tierra
hartos de mirar sin ver.

Ático del retablo principal y bóveda central
de la Iglesia de San Jorge,hoy del Rocío,
de Sanlúcar de Barrameda.
Con ese objeto, el domingo 5 de Junio me fui a Sanlúcar en autobús en un viaje concertado y multitudinario. Salía bastante más barato que organizar una expedición para mí solo y tuvo que ser así. La mañana transcurrió en visita turística a la villa para volver a ver por fuera los palacetes de la época dorada de los Montpensier, algunos de ellos muy bien conservados. También tenía curiosidad por entrar en la actual iglesia del Rocío porque, al haber sido construida por británicos en tiempos de Enrique VIII y su hija Isabel I, así como por estar dedicada a san Jorge, dicen las crónicas que tuvo el único ejemplar de alfarje Tudor de la Península que, además, en honor de su santo patrón, estaba tallado imitando las escamas draconianas de la leyenda de dicho Santo. Por desgracia, cuando el edificio fue entregado por la Iglesia Católica de Inglaterra a la Hermandad del Rocío, dicho alfarje desapareció y hoy día, salvo el retablo mayor, bien poco se conserva de su estado original. Para mayor desgracia, ese retablo del que acabo de hablar está casi tapado por un simpecado rociero que le pega al conjunto como dos revólveres al cinto de un Crucificado. Sin comentarios.




El bello gótico tardío de las Covachas de Sanlúcar.
(En restauración)
También subí a lo que fue la fortaleza, sobre todo para echar un vistazo a las covachas -hoy en feliz restauración ¡Ya era hora!- y al palacio de los Montpensier, aunque no pude entrar por estar cerrado y por la premura de tiempo. Un vistazo rápido a las portadas góticas de la iglesia de la O y vuelta a la parte llana para comer.

La comida no fue mala, pero muy lejos de lo que se puede esperar en Sanlúcar. Un arroz algo seco que llamaban caldoso -nada que ver con el de Bajo de Guía- y un pescado frito que tampoco tenía que ver con el de la tierra: En vez de las esperadas acedías te servían gallos pequeños de los que despectivamente llamamos tapaculos en esta tierra y te los acompañaban con tiras de chocos foráneos de Dios sabe dónde más un extraño adobo no identificable. Lo más blasfemo fue el vino: Una cosa llamada de Gredos pero que procedía de Lérida y había que mezclar con gaseosa para poder tragarlo. Si querías manzanilla de la tierra la pagabas aparte ¡La madre que los parió! Pero todo sea por la cultura. Tenía hambre y ninguna gana de armar el más que merecido escándalo.

Acabó la cosa y nos dirigimos a la playa. Allí nos recogió una gabarra porque, al no haber embarcadero decente, sería ese transporte el que nos llevaría hasta el barquito de verdad que se llamaba Luna de Sevilla. En medio del río la gabarra se adosó al Luna, tendieron un puente y pasamos por fin al barco que nos llevaría de vuelta. En la aglomeración de la entrada, un pedazo de maricón declarado -me enteré después de tal condición- trató de empujarme más de la cuenta y, con toda educación, le dije que no lo hiciera. Se puso a chillar como una rata pisada y tuvieron que calmarlo sus amigas a las que servía de bufón cascabelero aunque, el muy bujarrón procuró darme el viaje acercándose donde yo estaba para escuchar mis conversaciones y tratar de intimidarme. No consiguió su objetivo.

Hacía calor en la cubierta de abajo y me acomodé en la superior bajo la toldilla. Hice bien porque en la cubierta de abajo había un pequeño escenario en el que actuaba un grupo ¿musical? que, al ver la edad de la mayoría de los presentes, se puso a cantar boleros y cosas infumables de los años cincuenta. Parece mentira lo que le gusta el baile a una vieja y allí había un montón de ellas haciendo sus artríticos movimientos en patético espectáculo. Gracias a Dios que sólo estuve el tiempo necesario de pedir un café y llevármelo para arriba a toda prisa y así me evité pesadillas nocturnas y una más que probable depresión.

A babor, Doñana.
Vuelvo a la descripción del camino fluvial. A babor la imponente visión de la mole arbórea de Doñana que, poco a poco iba dejando paso a la marisma y a estribor la sucesión de construcciones cada vez más escasas que nos indicaban que estábamos ya en pleno campo. Anclados a ambos lados, muchos barcos langostineros; unos con sus redes recogidas y otros con ellas desplegadas a punto de empezar a faenar esa misma noche. Poco a poco pasaban a estribor las boyas señalizadoras que, a modo de mojones de carretera, nos indicaban la distancia en millas desde Sanlúcar. Al otro lado empezamos a ver la sucesión de islas de las que el gran Fernando Villalón escribió aquella magistral terceta:

Islas del Guadalquivir
donde se fueron los moros
que no se quisieron ir...

Campos de arroz a ambos lados. Enormes extensiones de cultivos en los que, además, se experimenta con éxito con especies tan foráneas como la estevia y la quinoa. El río está vivo y bien vivo como lo demostraban los cientos o miles de peces que saltaban del agua al paso del barquito. En la margen opuesta a Doñana, a estribor de nuestra marcha, montones de árboles cuajados de nidos de todos los pájaros posibles, amén de torres construidas exprofeso o habilitadas para colocar encima nidos de cigüeñas. Las garzas, garcetas, gaviotas y otras especies más se estaban inflando de pescar al vuelo y las rapaces sobrevolaban todo en busca de ratones del campo o, si se terciaba, alguna incauta avecilla pescadora. Como detalle insólito, al menos para mí, vimos a dos cigüeñas pescando al vuelo con un éxito notorio y sin mojarse las patas.

El río está bien vivo. Incluso había chavales practicando esquí acuático remolcados por barcas veloces. Pensé en ese Parque de Doñana estúpidamente ahogado por el exceso de arbolado que más pronto que tarde lo asfixiará del todo y lo convertirá en un tremendo campo lleno de víboras. Pero, eso sí: Los ecolojetas de siempre se oponen a una intervención más allá de lo que haga la ciega zarpa de la Naturaleza ¿Cómo pretenden que sobreviva allí un animal tan delicado como el lince si no dispone ni de espacio para moverse y cazar entre tanta madera apelotonada? ¿No se dan cuenta que otros animales tan emblemáticos como el ciervo, el corzo y el jabalí son cada vez de menor tamaño y peor salud debido a la endogamia forzosa a la que están sometidos? Y en cuanto al río, quisiera saber cómo han sobornado a quienes han prohibido la pesca y explotación de una especie tan nociva para el río y sus animales como el cangrejo rojo. Dejar en paz esas alimañas supondrá que, a medio plazo, se obturarán los sistemas de riego de arrozales y resto de cultivos, se acabarán las antes abundantísimas angulas que son pasto de esos monstruos colorados quienes de paso, también, se cargan las puestas de huevos del resto de peces. Pero los sinvergüenzas estos subvencionados están felices porque así acaban con la economía de la zona y obligan al siempre castigado campesino andaluz a vivir de los míseros subsidios impidiéndole lograr el sustento con su trabajo honrado.

Entrada a la exclusa
desde el sur.
Apertura de la compuerta
de la exclusa hacia el norte.
El río está vivo, sí. No lo estará mucho tiempo si la ignorante, o algo peor, cerrazón administrativa, sigue impidiendo el necesario dragado de profundidad que lo limpie de limos y permita el paso de buques de carga y pasaje de tamaño mediano que, a través de la nueva exclusa, puedan acceder a un puerto que languidece. No se dan cuenta estos malnacidos que matando la economía de Sevilla y su comarca se condenan a sí mismos. Al parecer no les importa. Prefieren que nos hundamos en el barro y sigamos dependiendo de la caridad ajena para seguir tildándonos de vagos inútiles andaluces.

Arranque del vano central del puente de San Paquito.
Sumido en estos pensamientos empezamos a ver a babor algunos pueblos. La Puebla del Río, Coria del Río y su paseo fluvial que enlaza con Gelves. Más allá, la nueva y reluciente exclusa nos esperaba con el semáforo en verde y allí pasamos por la compuerta sur parando su marcha el Luna ante la compuerta norte. Tiempo de trámites, cierre de la compuerta sur, equilibrado de alturas y apertura, por fin, de la compuerta norte que nos permitió seguir viaje. Al poco, la inconfundible silueta del gigantesco Puente del Centenario que los sevillanos guasones llamamos de San Paquito por su remoto parecido con el Golden Gate de San Francisco, al que supera en altura pero ni de lejos en el número de vanos. Poco más allá, el Puente de las Delicias que daba paso al muelle turístico para barcos casi medianos, pero el nuestro era demasiado pequeño para detenerse y pasamos también bajo el de Los Remedios, antes del Generalísimo, así como también bajo el de San Telmo, para atracar al pie de la Torre del Oro, final de nuestro viaje y casi en pleno centro de Sevilla.

No sé para otras personas, pero no fue nada aburrido para mí el tiempo de travesía. La recomiendo.
Anochecer ante el puente de San Paquito.
La aguja del fondo un poco a la izquierda es la inconfundible silueta de la Giralda.


martes, 17 de mayo de 2016

- PARA MIS AMIGOS -



No me voy a callar, aunque mis voces
quizá no sean oídas ni apreciadas
y sólo encuentre enfrente las miradas
de quienes siempre están pegando coces.

No me voy a asustar de las feroces,
tremendas amenazas vomitadas
por bocas, que en el odio cultivadas,
destilan sus venenos tan atroces.

Yo seguiré clamando en el desierto;
porque desierto es lo que he encontrado
y poco más he visto ser tan cierto.

Pero ese poco más se me ha otorgado
para saber que vivo; que no he muerto
ni mucho menos vivo silenciado.

miércoles, 13 de abril de 2016

- NOBLEZA OBLIGA -

Aun no salgo del asombro y lo voy a publicar. Nobleza obliga.

Los que me conocen saben muy bien que no me muerdo la lengua ni tapo el teclado para llenarlo de sapos, culebras, venablos y rayos envenenados contra quien haga falta. Pero que también hago justicia con las cosas buenas que ocurren en este mundo; mucho más si me ocurren a mí. Y este es el caso.

Decía que no salía del asombro porque en mis actuales circunstancias eran muy de esperar llamadas de familiares y amigos interesándose por mi salud; como así ha sido y las agradezco de corazón.

Pero me ha ocurrido algo inesperado que es lo que motiva esta entrada: Ayer, martes 12 de Abril, recibo una llamada de una señora amabilísima del hospital en el que me operaron el lunes 11. Se interesaba por mi estado y la evolución del mismo, recordándome, además, las recomendaciones que me dieron por escrito y que ya había leído esta misma mañana. Se comprende que el mismo lunes por la tarde no estaba yo para ponerme a leer panfletos.

La señora en cuestión estaba informada al detalle de todo lo ocurrido durante mi estancia, incluida la pequeña complicación que sufrí a causa de la anestesia. Incluso respetó mi decisión de hacer algunos cambios en el postoperatorio para acortar plazos y hasta me alentó a llevarlos a cabo. Una tremenda y muy agradable sorpresa.

Retomando el primer párrafo de este mensaje, lo mismo que debo lanzar dardos envenenados contra quienes se los ganan a pulso, debo reconocer el mérito, el cariño y la profesionalidad donde quiera que lo encuentre. Y este es el caso en el que debo dar las gracias a todo el personal del Hospital Duques del Infantado (Pabellón Vasco para los sevillanos) por el trato recibido desde que entré el lunes 11 a las ocho de la mañana hasta ahora mismo que hace ya bastantes horas que salí de allí en silla de ruedas a las seis y pico de la tarde. Ahora que ya puedo caminar, aunque sea con bastón, debo decir en público y a boca llena que en ningún hotel del mundo -y he pisado varios cientos y de todas las categorías- me han tratado como me están, aun, tratando allí.

Repito: Nobleza obliga. No sólo merece insultos la Seguridad Social Andaluza y es justo reconocerlo y divulgarlo públicamente.

domingo, 20 de marzo de 2016

- DOMINGO DE RAMOS -

Como es mi costumbre, por Semana Santa suelo publicar algunas reflexiones. Aquí está la de hoy como tríptico de sonetos; dos endecasílabos de rima clásica y uno decasílabo (Algunos dicen que imposible en castellano, pero tengo docenas)

Tiempo de serenar las emociones;
tiempo de arrinconar esos instintos
y penetrar por fin en los recintos
libres de la maldad de las pasiones.

Tiempo de aprovechar las ocasiones
de no ser unos más y ser distintos;
tiempo de prescindir de laberintos
buscando la Verdad sin distinciones.

Tiempo de ver llegar ya realizadas
esas viejas promesas comprendidas
al no mostrarse siempre enmascaradas.

Tiempo de de ver, por fin, ya conseguidas
metas de un tiempo atrás, nunca olvidadas
que dan sentido ahora a nuestras vidas.

...

De la inmunda manada de hienas
atacando con sus necedades,
por contraste saldrán las verdades
que destruyen las viejas cadenas.

De los necios cantos de sirenas
que nos gritan esas vanidades,
pregonando como libertades
lo que son sus infames condenas.

No me quiero poner trascendente;
mis palabras bien poco resuenan
entre el caos que cubre el ambiente
y los humos que todo envenenan.
No pretendo ejercer de valiente:
A mi edad pocas cosas me frenan.

...

Ver y dejarse ver; lucir vestidos.
Lugares preferentes alquilados.
Sepulcros hediondos blanqueados
campando con orgullos bien henchidos.

Arte a más no poder: No están perdidos
los usos de unos años ya pasados,
aunque unos muertos hoy mal enterrados
se empeñen en borrar sus apellidos.

Semana Santa ¿Todo es decorado,
o hay mucho más detrás de figurones
hipócritas de un mundo separado?

Hay mucho más que las figuraciones:
Esa labor de amor siempre callado
que está detrás de tantas ocasiones.

jueves, 4 de febrero de 2016

- DECLARACIÓN PERSONAL -



Una cosa buena tengo que agradecer a la vida y debo reconocerlo: No se me ha permitido un instante de aburrimiento. De niño ayudando en casa desde los once años (mi padre tenía una fábrica de cajas de cartón y yo aprendí a manejar todas las máquinas y a usarlas a esa edad cuando estaba de vacaciones en el colegio) No supe lo que eran vacaciones hasta que estaba ya casado y viviendo en Madrid.

Tuve que arrimar el hombro desde los quince años ganando dinero para pagar deudas familiares. Jamás tuve una puta beca porque mi padre tenía una industria y era "rico" a los ojos del cerdo de Franco.

Hice mi carrera simultaneando estudios y trabajo. No dormía apenas cuatro horas diarias -y eso cuando podía- por lo que arrastré una jaqueca permanente durante años. Fui explotado miserablemente por unos y otros. En fin: ¿Para qué entrar en detalles?

Acabé mi carrera; conseguí un trabajo digno tras oposiciones muy peleadas. Por mi formación técnica y humanística fui despreciado y ninguneado hasta ser más que adulto; pero, eso sí, muy solicitado para trabajos muy especiales, delicados y relacionados con políticos extranjeros y la propia Casa Real española.

Por fin conseguí algo de respeto a punto de cumplir los cincuenta. Fui profesor de sistemas digitales y me dejé el alma en ello. Caí y me levanté, Soporté con paciencia que me pasaran sindicalistas ignorantes y, poco a poco, logré ahorrar cuatro euros para vivir casi decentemente.

Con esos antecedentes ¿Voy a tolerar que una panda de vagos piojosos sin más méritos que el peso de sus ladillas y alguna seudocarrera universitaria, me dé lecciones de solidaridad y me llame privilegiado y, por ello, digno de ser enviado a vivir a la intemperie para que sus rastosos de mierda disfruten de mi pobre patrimonio sin dar un golpe? ¿Quién de ellos se atreve a darme lecciones y de qué? ¿De fasciología de izquierdas? ¿De fasciología de derechas? ¿De robar? ¿De enfrentarse a la poli en las algaradas?

Andad a la mierda, hijos de la Grandísima Puta. No me llegáis a la suela del zapato y seguís viviendo de mis impuestos

¡Dios os confunda!

miércoles, 27 de enero de 2016

SIN TÍTULO

Para mis amigos, enemigos y mediopensionistas, con un abrazo:

En busca de mi Dios y mi destino
-la carne superada
y estando más cercano a lo divino-
mi alma liberada
se irá al lugar feliz que me imagino:
Ese lugar de paz ya disfrutada
de modo repentino
un día en que la Luz me fue mostrada.

Es busca de esa Luz tan deseada,
sin miedo a equivocarme,
saldré dejando atrás esta morada
que quiere desviarme
de la senda feliz que está trazada;
llevando esa Verdad no refutada
de Quien vino a salvarme
y voy tras Él de forma confiada.

Mi cuerpo está cansado del camino;
mi alma está ligera
en medio de este fiero torbellino
que siempre desespera
de hallar esa respuesta que adivino.
Y pocos buscan dentro; siempre fuera,
sin ver lo cristalino
del manantial de Luz que les espera.

lunes, 25 de enero de 2016

POTEMOS

A veces se me amontonan las ideas y me resulta muy difícil ordenarlas, así que estoy seguro de ser perdonado por mi forma de exponerlas sin orden ni concierto. Ahora me dirijo a esos seres que un aciago destino patrio ha colocado en la sucia nómina de los muy bien pagados con mis impuestos. Palos tengo para repartir a diestra y siniestra; así que no os llaméis a engaño cuando os lluevan.

Escucha, Pablo Iglesias cara de Mármol. Eres lo que antes se llamaba un "penene" hasta la llegada de Felipe González que los elevó a todos a la categoría de Profesores de verdad, junto con otras mil tropelías roldanescas y de Juan Guerra quien, por cierto, no sé qué hace aun en libertad gozando de sus rapiñas y gloriándose del misterioso fallecimiento de su maltratada primera esposa.

Pues bien, penene retrasado y muerto de hambre: Te has puesto las botas chupando de los tíos de las toallas en la cabeza y de los espadones del petróleo de baja calidad y la coca de tercera categoría. Debo advertirte, so imbécil, que cuando mandes a tus esbirros a cagarse y mearse en la puerta de la Almudena, además de poner al aire las tetas de tus seguidoras en una capilla, te juegas el cuello para cuando tus amigos los ayatolás entren triunfantes en España cogiditos de tu mano; porque tú y tus amigotes seréis los primeros en patalear colgando de una grúa y hechos un lindo racimo de horca. Y ¿qué decir de tus otros amigos caribeños? Pues poco más, so lila. Tan sólo que seguirán vuestros sabios consejos y desapareceréis misteriosamente para que nunca se encuentren vuestros cadáveres. Experiencia tienen y el camino ya se lo habéis marcado.

Pero hay más leña y esta es también para tí, Pedro Picapiedra cara de Sánchez. Tú sigue bailándole el agua a Pablo Mármol y sus amigos y seguirás su mismo destino de bailar colgadito de la misma grúa entre los aplausos de satisfacción de vuestras amigas metidas en sus burkas y requetevioladas a fondo.

Nada más, de momento, escoria destilada de la hez de la basura. Os deseo el eterno olvido y que no cobréis un céntimo más del erario español. Id con vuestro amo Azazel para siempre jamás.
Mi más cordial saludo.

Postdata: Si no hablo yo hablarán las piedras que serán arrojadas a nuestras cabezas de inútiles, estériles y esterilizantes ¡A la mierda!

miércoles, 30 de diciembre de 2015

LA IBÉRICA. EXCELENTES PRODUCTOS. FALSOS PRECIOS.

Publicidad gratuita.

Quienes ya peinamos canas, teñidas o no, desde hace muchos años, hemos padecido en nuestra infancia y juventud las salvajadas del llamado comercio tradicional. Sí; salvando las excepciones, que las había, casi todos eran una banda de mafiosos sinvergüenzas dedicados a la estafa pura y dura del indefenso cliente. Fue necesario que surgieran empresas serias como El Corte Inglés quien, aunque algo más caro que muchos otros, cumplía sus compromisos escrupulosamente, devolvía el dinero de las compras rechazadas e imponía una incipiente disciplina de mercado a la -hasta entonces- endiosada competencia. Fue una raya en el agua que ni siquiera la muy joven aun Galerías Preciados se había atrevido a cruzar. Después llegaron organizaciones que aun tenían las manos limpias, como el caso de la OCU, quienes obligaron a un franquismo terminal a empezar a tomarse más en serio a los consumidores que a los mafiosos tenderos tradicionales.

En esta ocasión voy a hacer publicidad gratuita. Ya sé que estamos hartos de recibir farfolla de anuncios supuestamente enviados por amigos de Facebook; unas veces porque esos amigos han picado en algún cebo y la mayoría porque algún minihacker de poca monta ha asociado su nombre con el de alguna empresucha que bien merecería la puta ruina. Pero eso es otra historia porque esta vez voy en serio, muy en serio, con las triquiñuelas del ya famoso comercio tradicional. Y me voy a referir a un establecimiento de comestibles situado en el 127 de la muy castiza calle Feria, de Sevilla, dedicado principalmente a la venta de productos del oscuro animalito autóctono de mirada baja y pezuñitas negras; ese del que a todo bien nacido le gustan hasta sus andares. Ahora sigo porque tengo que cumplir con la promesa que acabo de hacerle a un empleado que se ha pasado de listo. Lo prometido es deuda y no me gusta dejarlas sin pagar. Acabo de decir en público que hablaría de las prácticas de este tradicional comercio y lo hago con gusto en la esperanza que algún inspector de consumo se dé un paseíto por el 127 de la calle Feria y compruebe la veracidad de lo que cuento.


LA IBÉRICA. EXCELENTES PRODUCTOS. FALSOS PRECIOS

- Buenos días, feliz Año Nuevo ¿Me cortas trescientos gramos de ese jamón casi maravilloso del todo que tienes a sesenta y cinco euros el kilo? Ese mismo que tienes en la máquina de fuera en paquetitos de cien gramos a seis cincuenta.

- Ahora mismo. Pero se lo dejo en sesenta y tres con veintisiete por comprarlo aquí dentro.

- ¡Perfecto!- El hombre se pone a cortar y a colocar las lonchitas en dos barquetas de, aproximadamente, ciento cincuenta gramos cada una. Termina, las mete en bolsas herméticas, las envasa al vacío y las pone sobre la báscula. En total arrojan un peso de trescientos quince gramos. Me dice con todo el desparpajo del mundo:

- Son trescientos quince gramos a sesenta y tres veintisiete (315 g a 63,27 €) o sea, diecinueve con noventa y tres (19,93 €)

- Un momento. Supongo que habrás tarado la báscula con el peso de los envases ¿no?

- No.- Contesta escandalizado, cuando el escandalizado era yo por el robo.

- O sea, que me estás cobrando el plástico de fuera y la barqueta de poliuretano expandido a precio de jamón del bueno ¿Verdad?

- ¡Claro! - contesta el pájaro sin cortarse un pelo.- Es lo mismo que hacemos con los envases de la expendedora.

- Muy bien, hombre. Me parece muy bien. Ya está pagado y me lo voy a llevar, pero te aseguro que lo voy a ir contando por ahí.- Dije sin perder mi calma ni mi sonrisa.

- Bueno, hombre; no se ponga así. El envase no pesa nada.

- Nada. Unos cinco gramos cada barqueta y otros dos cada envase son catorce gramos (14 g) A ese precio resulta que me estás metiendo de más de ochenta y ocho céntimos; para ser exactos, 88,57 céntimos o, si quieres, más de ciento cuarenta y siete pesetillas de nada (147 ptas) ¡Vaya! Que casi treinta duros en plásticos no está nada mal ¿eh?

- Bueno, pues le doy una loncha de jamón del superbueno.- Y va el tío y me corta una lonchita del superjamón de ochenta y cinco pavos el kilo. - La acepto, me la como y estaba deliciosa. Y agrego:

- Adiós, amigo. Acabas de ganarte una publicidad gratuita. - Y dirigiéndome al resto de clientes, añadí: - Ya saben ustedes con quién se gastan su dinero. Feliz Año Nuevo a todos.

Bien, queridos amigas y amigos todos. Ya he cumplido mi promesa de divulgar una burda estafa. Guardo el ticket por si las moscas y ya sabéis lo que hay con este ejemplar del famoso y maltratado comercio tradicional. Por mí que se lo coman los chinos que ya son mayoritarios en la calle Feria. Y si este mensaje llega a los ojos de un inspector de consumo, pues ya sabe lo que tiene que hacer para poner un multazo o aceptar un soborno; que eso va en la conciencia de cada cual.

lunes, 28 de diciembre de 2015

TRÍPTICO

Para mis amigos en particular y para todos en general, aquí os dejo un tríptico de sonetos que me vinieron ayer a la mente:

Nunca renunciaré, vivo ni muerto,
a sentir de verdad el sentimiento
que me asalta y me sirve de sustento
al pisar un camino más que cierto.

¿Cómo voy a dejar vacío y yerto
el jardín de este amor en el que siento
que me vuelve la fuerza y el aliento
y me olvido de andar por el desierto?

Sólo amar es vivir, tan sólo dando,
sin esperar que lleguen recompensas
que allá, tras esa luz, me está esperando.

Antes de mucho más de lo que piensas
puede llegar la Vida renovando
todas tus ilusiones más intensas.

---

No sé si es ilusión o eres de veras
pero eres la verdad que estoy sintiendo;
y esa misma verdad me está diciendo
que tengo que lograr que tú me quieras.

Intento hablar: decir de mil maneras
que sólo soy mortal y voy viviendo
el sueño que despierto yo estoy viendo
mi sueño sin inútiles esperas.

Me aferro a ti, mi sueño ya entrevisto.
Yo no soy quién para contaros nada
y sé que en ese sueño soy y existo.

Intento hablar: mi voz sale quebrada
en esa escena donde estoy y asisto
al fin de esta comedia improvisada.

---


Ven, que el amor te llama y no se espera.
Ven, que la vida pasa y deja huellas.
Vente al cielo conmigo, que hay estrellas
que con su luz me exigen que te quiera.

Ven; no permitas nunca que se muera
el fuego que prendió tantas centellas.
Y aunque la vida queme y deje mellas
nunca puede el amor quedarse fuera.

Ven; que la edad es sólo un accidente
que, más que desgastar, también refina
y hace la vida nueva y refulgente.

Ven, Ideal de amor, que no imagina
esta imaginación ser consecuente
con tanto amor que al verte se ilumina.

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Con mis abrazos a todos,

miércoles, 28 de octubre de 2015

- EL CACHONDEO DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD... O LA VOZ DE SU AMO -



Los que ya peinamos canas, conservamos una parte no despreciable de nuestra memoria y podemos aun escribir, somos la pesadilla de los estafadores internacionales de muy altos vuelos que se amparan en organizaciones que antaño ellos mismos prestigiaron para luego usarlas de felpudo para limpiarse las mismas botas que se ponen a costa de los ingenuos que se creen las directrices que se inventan para forrarse a nuestra costa. Pero no quiero ponérselo fácil y por eso voy a aportar mi granito de arena en este desierto en el que clamo con el éxito mundial esperable de este pobre blog sin publicidad.

Entro en materia: Ahora, esta banda de estafadores generosamente subvencionados, me sale con lo del cáncer y la carne roja procesada. Pero, bueno ¿Qué es esto? ¿Pues qué se creen estos sinvergüenzas? Miren, gentuza inmunda y estafadora. Tengo sesenta y ocho años y me he movido lo mío. Si fuera verdad una mínima parte de lo que ustedes vomitan por esos teclados sobornados y pagados con mi dinero en contra de mi voluntad, yo no vería cumplir cincuenta años a los serranos de mi entorno inmediato; pero el caso es que los veo cumplir los cien. Y se alimentan con esas mismas cosas que ustedes acusan de ser nocivas.

Retomo el asunto de la edad y la memoria. Siendo yo aun muy joven, ustedes salieron graznando del azúcar tradicionalmente usada y para que no se llamen a engaño la voy a llamar por su nombre científico de sacarosa. Pues bien: La pobre y popular sacarosa, protagonista  de tantas y tantas glorias gastronómicas, fue estigmatizada de mil maneras; una de ellas la de ser cancerígena (y uso bien esa palabreja que los malos periodistas se empeñan en putear confundiéndola con la palabra cancerosa al hablar de las víctimas de cáncer) Se nos inducía a sustituirla por la horripilante sacarina o por otras cosas de peor sabor aun. Un horror en el que mucha gente picó. Pero al cabo del tiempo, ustedes mismos levantaron la veda de la sacarosa y cambiaron las amenazas por el consumo de sacarina ¿Qué había pasado? Pues que un somero análisis de la actualidad y algunas noticias, me pusieron la realidad delante.

Resulta que, cuando declararon muy nociva el azúcar -la sacarosa- Cuba era el mayor productor mundial de tal producto a partir de su caña de azúcar y USA no veía con buenos ojos que la economía de la isla pudiera ser sostenible sin la ayuda de la Unión Soviética. Pero resultó que los productores de maíz de Estados Unidos animaron la investigación sobre el aprovechamiento del forraje de dicho cultivo, en el que eran líderes, con el brillante resultado de obtener azúcar -sacarosa- de alta calidad y a menor precio que la de la caña cubana. A partir de ahí, la sacarosa era estupenda y la sacarina cancerígena perdida. Luego, en ensayos serios, resultó que había que consumir seiscientos kilos diarios de sacarina para contraer un cáncer; pero este último extremo se quedó sólo para los artículos especializados. En resumen: Que ni sacarosa -azúcar común- ni sacarina -porquería intragable pero necesaria- producían cáncer ni cosas así de agradables a las farmacéuticas y terribles para las personas decentes. Y así, ad infinitum, porque me voy a permitir seguir citando un caso más de estafa a lo grande y a escala mundial.

La gripe A.

Creo que ya he hablado algo de esta fenomenal estafa. El sinvergüenza de Al Gore, el mismo que nos estafó después con la antropogénesis del cambio climático, una vez acabado su mandato como Vicepresidente de los Estados Unidos y queriendo aprovechar su tirón de falso prestigio, reunió un consorcio de otros individuos de la misma especie y se gastaron miles de millones de dólares en comprar TODA la producción mundial de anís estrellado. Con él fabricaron una guarrada seudo farmacéutica a la que llamaron Tamiflou y dedicaron parte de ese dinero a convencernos que era la única vacuna posible contra la terrorífica epidemia de gripe A que, según la muy bien sobornada Organización Mundial de la Salud, sólo en España iba a matar ochenta míl personas. Como todos sabemos, muchos incautos se dejaron inyectar semejante porquería que, en el mejor de los casos, era inofensiva; y en otros provocó algunas reacciones indeseables como si fuera una vacuna de verdad y así fue justificado. La gripe A llegó; pasó haciendo estornudar un par de veces a sus pocas víctimas y se fue sin pena ni gloria dejando atrás un par de ancianos moribundos que, con gripe o sin ella, hubieran fallecido de igual manera.

Sin duda alguna, las mentiras descaradas de la OMS no son las únicas con las que los bandidos que gobiernan el orden mundial tratan de aterrorizarnos. Los antiguos facinerosos lo hacían con el miedo a la ira de los dioses; luego con el miedo al infierno y, si eso no bastara, Iglesia y reyes se aliaban para aterrar con tormentos, cárceles y castigos la mar de imaginativos; los dictadores de principios del siglo pasado con sus campos de exterminio que, aun hoy, siguen usando con gran éxito. Y los modernos, en la sombra, nos asustan con las ondas electromagnéticas, el cambio climático antropogénico (¡Como si no supiéramos de sobra que el cambio climático es una acción natural! ¡Vamos, anda!) Y la gente se lo traga todo ¡Qué pena!

Razón le sobraba a san Pablo cuando escribió aquello de: Stultorum numerum infinitus est. O el refrán moderno que dice: Cada día que amanece, el número de tontos crece.

Así nos va.