- MIÉRCOLES
SANTO -
Hemos
llegado a la víspera de los días más grandes del año. Jesús y su
pequeña comitiva vuelven a Jerusalén muy de mañana. Se aparta
Judas con cualquier pretexto al llegar al Templo y se entrevista con
los sacerdotes para ajustar el precio de su traición. Mil años
antes, treinta medidas de plata pagó Abraham por la tierra donde
enterró a Sara; tres generaciones después, treinta medidas de plata
pagaron a Rubén los mercaderes de esclavos por su hermano José, el
soñador; hoy, treinta monedas de plata pagaron los sacerdotes a
Judas por la entrega de Jesús haciendo posible el cumplimiento de
las profecías. La Pascua ya estaba cerca y era el día de comprar el
cordero del sacrificio para, en cumplimiento de la ley de Moisés,
tenerlo un día más en observación a fin de descubrir en él algún
posible defecto; porque el cordero no podía tener ninguna tara ni
imperfección para ser digno de la cena pascual.
Cobró
su dinero el traidor que hizo posible la Redención. Muy lejos estaba
de saber hasta qué punto era también él uno de los protagonistas
del mayor acontecimiento ocurrido en el mundo desde la aparición del
ser humano. Con el dinero en la bolsa se incorpora de nuevo al grupo
y nada hace sospechar el crimen recién cometido. Jesús, en el
Templo, dicta sus últimas enseñanzas antes de regresar por última
vez a Betania.
Atardecía.
Jesús y con sus discípulos cenan en casa de Simón el leproso. Como
de costumbre, apenas si le dejaban cenar acosándolo a preguntas.
Aquella noche revela que en dos días llega la Pascua y, coincidiendo
con ella, será crucificado. Allí mismo también revela que ya ha
sido vendido para ser entregado a los sacerdotes y escribas. También
tiene lugar allí el episodio entrañable de la mujer que derrama
sobre su cabeza y sus pies un carísimo perfume y se los seca con sus
cabellos. Algunos discípulos se horrorizan por el derroche
expresando que con el dinero que costaba aquel dispendio se podrían
socorrer a muchos pobres. Jesús les reprende y les ordena que la
dejen hacer porque a los pobres siempre los van a tener a su lado,
mientras que a Él apenas le quedaba tiempo.
Sevilla
contiene la respiración porque sabe que el final de la vida mortal
de Jesús se aproxima. Como estaba escrito, el Cordero deberá ser
inmolado en la Pascua Judía en recuerdo de aquella última noche que
pasó el pueblo elegido en la esclavitud de Egipto.
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Sigue su curso el tiempo; no se para. La promesa de Dios ha de
cumplirse y para lo mortal ha de vivirse en la espera del bien que se
prepara.
En
esa fe; la fe que nos ampara que más que fe es certeza de sentirse
que una vez más el Bien va a convertirse en la Verdad de Dios que
Dios declara.
Miércoles,
ya avanzada la semana y a punto el sacrificio del Cordero que ha de
pagar por esta raza humana que Dios, el mismo Dios; el Verdadero nos
va a enseñar la Vida que se gana con sólo ser humano y ser sincero.
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Sólo
eso: ser humano y ser sincero ¿Es pedir demasiado? El Señor no hace
trampas en su propio juego. Desde la Creación lo pretendió el
Enemigo y ha tenido secuestrada a la Humanidad hasta la llegada de
Jesús al mundo. A punto estamos de celebrar la liberación de todo
aquel que la desee. Aun queda una lenta y dolorosa agonía porque
Jesús decidió cargar con todas nuestras culpas. Pero antes debe
Jesús despedirse con elegancia. Y, una vez más, Sevilla también lo
sabe.
Miércoles
Santo. Ecuador de la Semana. Ha llegado el momento de hacer callar al
mal poeta y dejar paso por a la mente analítica, fría y aséptica
en lo posible, de esta mezcla difusa de Ingeniero, Historiador e
Informático. Cientos o miles de textos; unos directamente traducidos
por este aficionado y otros cuya traducción dejé en manos de sabios
que nos precedieron. Cientos o miles de textos sometidos a análisis
críticos sin piedad ni misericordia. Cientos o miles de textos con
más o menos fiabilidad. Y cientos o miles de textos que sólo
diferían en lo anecdótico y en detalles más o menos superficiales.
Porque la esencia siempre era la misma: Dios encarnado, nacido de
mujer, muerto y resucitado por nosotros ¿Cuáles son los planes de
Dios? Que cada uno responda en su conciencia. Ahora, si me lo
permiten, seguiré con mi tosca literatura y mis torpes
interpretaciones. Ya les advertí desde el primer momento que no iban
a tener un pregón al uso sino nada más que una exaltación de la
Semana Santa.
Desde
antes del principio existía Dios. Pero Dios no puede existir sin
manifestarse, por lo que se manifiesta de alguna forma; esa
manifestación es lo que los antiguos llamaron el Logos o la Palabra,
resultando que la Palabra es también Dios puesto que de Él emana
sin ser creado. Dios y su Palabra se reconocen en su unidad divina y
ese reconocimiento es también Dios puesto que es el Espíritu que
procede del Logos y de Quien lo engendra. Espíritu de Dios que nadie
sabe de dónde viene ni a dónde va pero, que al ser Dios, es
igualmente adorado al inspirarnos a todos parte de Sí mismo.
Tremendo misterio el de la Trinidad en cuya interpretación
discurrieron en vano desde autores muy anteriores al Cristianismo,
como Platón, hasta los Padres de la Iglesia. Pero sigamos porque
debemos seguir hablando de la Semana Santa.
1 comentario:
Qué bonito.La forma y el fondo.
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