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sábado, 12 de julio de 2014

-PIRÁMIDES FUERA DE EGIPTO- (NO EGYPTIANS PYRAMIDS) (III)


AMÉRICA (I)

He dicho adrede América sin prefijo: no Centro ni Meso ni Sudamérica. Y lo he dicho adrede porque no me gusta pillarme los dedos afirmando cosas que el futuro pueda desmentirme y, si bien es cierto que al norte de Río Grande hay muy pocas probabilidades de encontrar huellas de una civilización antigua digna de tal nombre, nunca podemos descartar esa posibilidad aunque los conocimientos que poseamos hoy día nos lleven a pensar que, en el territorio que actualmente ocupan los Estados Unidos y Canadá, no llegó a desarrollarse más civilización urbana que la de los asentamientos fijos de los indios Pueblo, el avance de las investigaciones puede darnos alguna sorpresa algún día, como ya nos la han dado con el descubrimiento de pirámides en zonas de Argentina y Brasil que hasta hace muy poco tiempo se consideraban que sólo habían sido habitadas por salvajes que servían de esclavos de las civilizaciones superiores de más al oeste.


¿Una pirámide enterrada en Estados Unidos?

En un principio se achacó a los españoles la pérdida de gran parte del patrimonio arquitectónico de las civilizaciones americanas, pero este argumento sólo sirve para charlas trasnochadas de café tras una abundante ingesta alcohólica: Si bien es cierto que algunas de estas piedras venerables fueron usadas por los dominadores en sus nuevas construcciones, la depredación a gran escala vino con el uso de la dinamita que no fue descubierta y utilizada industrialmente hasta muchos años después de la independencia de aquellos países. La destrucción de muchas de las pirámides americanas y de otros monumentos de igual o mayor importancia para el estudioso fue obra de los propios habitantes de los países donde se cometieron esas tropelías, sin que España tuviera que ver nada más que el origen de los apellidos de estos indeseables individuos.

Sin embargo, a pesar del celo destructor de aquella gente, la riqueza patrimonial arquitectónica americana es tan inmensa que aun quedan en pie los restos más o menos conservados de cientos, quizás miles, de pirámides. Son tantas que es imposible echar un vistazo rápido a todas ellas y por lo que nos veremos obligados a sistematizar su estudio y a hablar de la generalidad, aunque nos detendremos en algún caso particularmente interesante.

Pero, para comprender mejor la fiebre constructora de pirámides que duró cientos de años en América, es necesario detenernos un momento para echar un vistazo rápido a la cronología de las muchas y diversas civilizaciones que las construyeron, aunque sea de una forma muy somera. Leyendas románticas aparte que dan a estos monumentos una antigüedad de muchos miles de años, los estudios actuales de datación han dado los frutos lógicos y, sorpresas aparte, los científicos serios ya se han puesto de acuerdo con las fechas en las que florecieron las grandes civilizaciones americanas, aunque aun haya mucho que hacer en lo tocante a las hipotéticas relaciones entre éstas y las del Viejo Mundo.

Cuando se estudian las grandes civilizaciones americanas, llama la atención un tema recurrente: todas dicen haber sido fundadas por un dios barbudo y de piel blanca que vino del este; algunas de ellas van más allá y hasta nos cuentan que llegó por mar en una nave con velas, que ellos describen como alas. A este dios blanco y barbudo se le dan diversos nombres, según las zonas, atribuyéndole a él haber sacado del salvajismo y la barbarie a los habitantes de aquellos imperios y cuando se profundiza más en el estudio, comienzan a aparecer coincidencias muy sospechosas, sobre todo al analizar los signos alfabéticos de la escritura maya, casi la única que sabemos poseedora de un verdadero alfabeto, que era muy similar por no decir prácticamente idéntico al lineal A cretense, aunque sus textos no hayan podido aun ser descifrados.



Comparación de los alfabetos maya y lineal A cretense.
(Tomado de la Leyenda de los dioses blancos. P. Honoré. Ed Destino, 1972)

A la vista del cuadro anterior, no tenemos más remedio que rendirnos a la evidencia de las asombrosas similitudes existentes entre los caracteres mayas y cretenses, que de ninguna manera pueden ser debidos al azar sino a una importación fortuita o motivada por otras circunstancias históricas. La escritura cretense mostrada aquí es la llamada Lineal A que, derivada de una primitiva escritura jeroglífica también cretense, tuvo su apogeo hacia el año 1650 a. C.; un poco antes de la aparición de la cultura de los olmecas en Mesoamérica que se data hacia el 1500 a. C., durando hasta más o menos el siglo segundo de nuestra Era. Si tenemos en cuenta que la cultura maya, igual que la mayoría de las culturas de la región, deriva directamente de la olmeca, no nos debe extrañar encontrarnos con un alfabeto lineal A cretense algo modificado y más barroco en su decoración, en una fecha tan tardía como la del año 320 después de Cristo.

Este inciso a costa de las escrituras de las civilizaciones precolombinas, viene a propósito en este estudio, porque si establecemos un lazo de unión entre las culturas mediterráneas antiguas y las civilizaciones americanas, no puede extrañarnos que las pirámides fueran también unas edificaciones normales en América. Esos legendarios dioses blancos civilizadores que llevan la escritura a aquellas tierras, bien pudieron haber llevado también sus gustos en la construcción de templos y monumentos, por lo que ya estamos en condiciones de empezar a hablar de pirámides en América.

Salvo la notable excepción de la pirámide del Sol de Teotihuacan en Méjico, las pirámides americanas son escalonadas, igual que las pequeñas pirámides canarias de las que ya hemos hablado, no de paredes lisas como las egipcias clásicas; y digo con toda intención egipcias clásicas porque también en Egipto existe alguna que otra excepción y, siendo como es el país de las pirámides por excelencia, las tiene también escalonadas, como la de Sakara. 


Antecedente: Pirámide escalonada de Sakara, Egipto

Durante mucho tiempo se mantuvo la errónea idea de que las pirámides americanas no eran monumentos funerarios, sino sólo templos o lugares de sacrificios, construidos de forma amazacotada, sin galerías ni cámaras interiores, pero en grandes pirámides semiderruídas por el tiempo y la dinamita de los depredadores humanos, precisamente por ese lamentable estado que presentan, ha sido menos difícil descubrir que, en sus entrañas, albergaban elementos idénticos a los que sabemos existen en las pirámides egipcias: en la ciudad de Tiahuanaco, a orillas del lago Titicaca en Perú, capital de la cultura del mismo nombre que derivó de la de Chavín y que tuvo su esplendor entre los años 1100 y 100 antes de Cristo, se hallan los restos de una gran pirámide llamada Akapana, cuya base es mayor que la de Keops aunque su altura no debió sobrepasar los veinticinco metros y hoy día apenas llega a los dieciséis por la erosión y las depredaciones. En esta pirámide el arqueólogo Tello, de origen indio, descubrió una galería subterránea que desembocaba en una cámara sepulcral, al estilo de la Gran Pirámide egipcia. Esta fue la primera que se descubrió y, aunque no dispongo de fotografías de la galería ni de la cámara para mostrárselas a ustedes, sí vamos a ver un esquema dibujado por el equipo del profesor Tello. Años después, con el descubrimiento del yacimiento principal de la cultura original de Chavín, también en Perú, se descubrieron también pirámides que aun en lamentable estado de conservación, conservaban sus galerías en perfecto estado y, después de éstas, han sido muchas más las pirámides americanas que han demostrado tener en su interior algo más que escombros y cascotes de relleno.



Comparación entre las galerías de la pirámide de Keops en Egipto (arriba) con la de Akapana de Tiahuanaco en Perú (abajo) en la que se ha marcado en rojo la galería y la cámara sepulcral. Como en un principio se pensó que la galería era un sistema de drenaje, la llamaron cloaca máxima.




Cámara sepulcral de la pirámide de Akapana de Tiahuanaco.
Obsérvese el pequeño orificio de arriba a la izquierda,
idéntico al de las cámaras de las pirámides egipcias
para el paso del alma del difunto.



Galería de la pirámide de Chavín de Huantar.

En la siguiente entrega continuaremos con las pirámides americanas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es apasionante el tema de las pirámides. Saludos

Anónimo dijo...

Muy interesante.
Me ha prendido.
Esperando quedo la siguiente entrega.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Que sea pronto la próxima entrega; por favor. Saludos

Anónimo dijo...

Hipotesis.-

Entonces los egipcios son los verdaderos descubridores de América formarían los imperios maya y el Tiwanaco, luego involucionarían, se mestizarían con nativos y terminarían siendo esclavos de inmigrantes japoneses (Ayala), los mismos que formaran los imperios azteca e inca.