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domingo, 13 de julio de 2014

-PIRÁMIDES FUERA DE EGIPTO- (NO EGYPTIANS PYRAMIDS) (IV)


AMÉRICA (y II)

Ante estos descubrimientos ya estamos en condiciones de afirmar que, a semejanza de muchas de las pirámides egipcias, también las americanas cumplían una función funeraria aunque sus estructuras no fuesen tan perfectas como las de las grandes pirámides clásicas debido principalmente a que, salvo las cámaras, galerías y revestimientos, el resto de estas pirámides estaba construido de tierra apisonada, lo que explica que sólo queden vestigios de las más antiguas y que las únicas que pueden observarse relativamente bien conservadas hoy día son las construidas por las culturas más recientes, como las de los mayas y los aztecas.

Pero lo que sí distingue a las pirámides de un lado y de otro del Atlántico es la función de templo que tienen las americanas. En lugar de un ápice como tienen las egipcias en su parte superior, las de América se rematan con una terraza o meseta donde se ubican uno o más templos, accediéndose a ellos por una escalera construida a propósito en una de las caras laterales o en todas ellas; es precisamente en esos templos donde de celebraban los espantosos sacrificios humanos de los que tenemos noticia por los conquistadores españoles y que les dieron a éstos los mejores pretextos para acabar con civilizaciones que, en su mentalidad de hombres del Renacimiento, consideraron bárbaras y degeneradas.

Como ya hemos dicho antes, las pirámides mejor conservadas son las más modernas, como era de esperar. Por eso debemos fijarnos de manera especial en la ciudad maya de Tikal, en Guatemala, creada hacia el siglo V a. C. y que, mil años después, llegaría a tener hasta medio millón de habitantes, quedándose deshabitada por abandono, de golpe, el año 899. Para hacernos una idea general de lo que era una pirámide tardía, nada mejor que traer un plano de un alzado de una de las de Tikal, en la que vemos que está formada por una base de tres cuerpos flanqueada por la escalera que conduce al templo situado en la parte superior. La llamada pirámide del Templo IV tiene una base rectangular de unos cuarenta por cincuenta metros y su altura total es de setenta metros, alcanzando una pendiente en sus caras mayores del orden de setenta grados.


Alzado de la pirámide del Templo IV de Tikal.

La ciudad maya de Tikal cuenta con, al menos, dos pirámides en condiciones aceptables de conservación, aunque al menos tuvo cuatro, según nos dicen los estudios más serios y su esplendor no tenía nada que envidiarle al de las grandes construcciones clásicas del Viejo Mundo.


 Tikal. Pirámide del Templo IV



Tikal. Pirámide del Templo I


Como ya dije antes, echar un vistazo a todas las pirámides descubiertas en América sería una tarea imposible, pero vamos a ir más al norte para encontrarnos con algunos de los más importantes de estos monumentos. Méjico está lleno de pirámides, algunas de ellas erigidas en honor de ese dios blanco civilizador del que hablamos antes. Al norte de la península de Yucatán se encuentran las espléndidas ruinas de Chichén  Itzá  donde  se  puede admirar la pirámide conocida como El Castillo por el nombre que le dieron los primeros españoles que la vieron, aunque en realidad se trata de la pirámide de Kukulcán, como así llamaban al dios blanco los mayas de la región. Esta bellísima pirámide, construida hacia los siglos X-XI después de Cristo, tiene la curiosa peculiaridad de que el número de sus escalones es de trescientos sesenta y cuatro, lo que sumado al zócalo de su base, nos da la cifra de los trescientos sesenta y cinco días del año, lo que sugiere algún mensaje de tipo esotérico a los que eran tan aficionados los sacerdotes. Sin salirnos de esta península, llena de pirámides de todas clases, debemos también citar a la de Uxmal, ciudad que tuvo sus problemas con la civilización maya y que fue una de las causas más importantes de la desunión política de esta civilización, lo que a medio plazo fue su ruina.



Chichén Itzá. Pirámide de Kukulkán o El Castillo

Y, acercándonos tan sólo a veinticuatro kilómetros de Ciudad de Méjico, la capital, tenemos las imponentes ruinas de Teotihuacán, donde hay otra pirámide que también lleva el nombre del dios blanco, aunque esta vez en azteca: Quetzalcoatl que significa serpiente con plumas o pájaro serpiente. Este personaje, del que sí se tiene una certeza histórica de su biografía, aunque no de su origen, daría de por sí tema para más de una conferencia y, por lo complejo de su figura, se sale de esta mera exposición de pirámides fuera de Egipto. La pirámide erigida en su honor es pequeña y no está bien conservada, aunque posee unos relieves muy interesantes en su zócalo y, muy cerca de ella, se encuentran las dos joyas principales de Teotihuacán: las pirámides del Sol y de la Luna.

La ciudad de Teotihuacán florece entre los años 250 antes de Cristo, cuando la civilización original olmeca estaba ya en ruinas, de la mano de los zapotecas, herederos directos de los anteriores y, por los avatares del destino, es destruida y vuelta a reconstruir por los toltecas, hasta que una pequeña tribu de chichimecas muy belicosos, oriundos de Azlán, la destruyen definitivamente a principios del siglo VIII después de Cristo. La elegante pirámide de la Luna, primera en construirse, data del año 50 después de Cristo y tiene una base rectangular de ciento cincuenta por ciento veinte metros, siendo su altura de unos cuarenta y cinco metros. La del Sol, construida hacia el año 200 después de Cristo, es mucho mayor puesto que mide doscientos veintidós por doscientos veinticinco metros de base y tiene una altura de sesenta y tres metros; aunque es también escalonada, los diferentes niveles que la componen tienen sus caras inclinadas y no verticales como la mayoría de las pirámides americanas.


Teotihuacán. Pirámide del Sol.



Teotihuacán. Pirámide de la Luna con la del Sol al fondo.

Tenemos que hacer constar que los nombres de las pirámides del Sol y de la Luna, son posteriores a la conquista de América; en realidad no sabemos cuáles fueron sus verdaderos nombres ni a qué dios o dioses fueron dedicadas. Sin embargo, la más pequeña de las pirámides de Teotihuacán, como ya hemos dicho, sí tiene un nombre conocido: el del dios blanco civilizador Quetzalcoatl, personaje histórico de la época olmeca quien, durante su reinado prohibió los sacrificios humanos aunque, cuando desaparece de la Historia a su marcha o a su muerte, todos los pueblos americanos volvieron a tan atroces costumbres. Bastante razón tenían los hombres del Renacimiento al considerarlos degenerados.

 Pirámide de Quetzalcoatl.



Pirámide de Quetzalcoatl. Detalle del relieve del zócalo.

Aunque en Tenochtitlán, lo que hoy es Ciudad de Méjico, también se construyeron pirámides muy importantes, lo que nos ha llegado hasta nuestros días sólo son ruinas. Pero no resisto a leerles un fragmento transcrito de la espeluznante crónica de la inauguración de un templo, datado en una época tan tardía como 1486, tan sólo treinta y cinco años antes de la llegada de Cortés:

Veinte mil prisioneros aguardaban el momento de subir las 116 gradas del magnífico templo en forma de pirámide erigido en honor del dios nacional azteca Huitzilopochtli, "el sol triunfante del mediodía", en la ciudad de Tenochtilán. Su destino era ser sacrificados en honor de este gran dios solar de la guerra. En la cima del templo, la víctima era acostada en la superficie plana de una piedra. Cuatro sacerdotes sujetaban sus brazos y piernas, mientras que un quinto le abría el pecho con un cuchillo de pedernal, arrancándole el corazón para ofrecerlo al dios.”

Y, para no salir de Méjico pensando sólo en sangre de sacrificios, una curiosa anécdota final ocurrida a unos ciento veinte kilómetros de Tenochtitlán, al lado de Puebla existen una majestuosas ruinas que se conocen con el nombre de Cholula y que, por ser muy antiguas, los conquistadores españoles se encontraron allí con sólo un montículo de tierra sobre el que edificaron el santuario de Nuestra Señora de los Remedios, advocación de gran fervor popular hoy día en la zona. Pues bien, por azares del destino y algún que otro desprendimiento de tierras, a principios del siglo XX se descubrió que el tal montículo era una pirámide; y no una pirámide cualquiera, sino un conjunto de ellas construidas unas encima de otras que formaban la mayor pirámide del mundo descubierta hasta entonces. Con una base cuadrada de cuatrocientos metros de lado y una altura de sesenta y cinco metros,  es  toda  una curiosidad porque está llena de templos que se abandonaban y rellenaban de tierra y adobe para construir otros encima de los más antiguos, en un período de tiempo que abarca desde el 200 al 800 de nuestra Era y que, finalmente, como ya hemos dicho, fue rematada por un barroco templo cristiano.



Puebla. Pirámide de Cholula y Santuario de los Remedios.



Puebla. Cartel publicitario con la Pirámide de Cholula y el Santuario de los Remedios.
Al fondo, las fumarolas del volcán Popocatepetl.

Pero América no sólo mira al océano Atlántico, sino que al oeste está bañada por el Pacífico y si, de alguna manera influyó o se dejó influir por las civilizaciones atlánticas ¿por qué no pensar también en algún intercambio cultural a través del Pacífico? El propio Heyerdahl, ya citado cuando hablamos de las pirámides canarias, demostró que fue posible hacerlo con las embarcaciones de la época cuando realizó el viaje de la Kon-Tiki y sabemos que existía algún tipo de comercio de jade y de otras cosas entre ambas riberas del océano que se cortó bruscamente hacia el siglo III. No son demasiados indicios, ni mucho menos pruebas irrefutables pero, de nuevo, las pirámides o las construcciones piramidales acuden en nuestra ayuda para arrojar algo de luz.

Fijémonos, por ejemplo, en la pirámide de los nichos de Tajín, en Méjico y, sin prejuicios, comparémosla con la de igual nombre que existe en Angkor Thom, Camboya, en el sureste asiático y redescubierta en 1912. Sabiendo, como sabemos, que sus fechas de construcción son muy parecidas -hacia el siglo II después de Cristo- no podemos evitar asignarles un parentesco muy cercano.




Dos vistas de la Pirámide de nichos en Tajín, Méjico.




Dos vistas de la Pirámide de nichos en Angkor Thom, Camboya.


Para terminar con las relaciones de América a través del Pacífico me vuelvo a referir a Asia; esta vez viendo la pirámide, también camboyana, de Baskey-Changkrom, cerca de Angkor ¿Quién le niega el parecido con la del Templo IV de Tikal?



Pirámide de Baskey-Changkrom, Camboya.



Tikal, Méjico. Pirámide del Templo IV.

Estas similitudes a ambos lados del Pacífico nos servirán como introducción para la quinta y última entrega de esta serie.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué chulo todo

Anónimo dijo...

¡ Trabajazo !

Anónimo dijo...

Excelente trabajo. Continúe así. Abrazos.

Anónimo dijo...

Tikal no esta en Mexico, esta en Guatemala.