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martes, 3 de junio de 2014

- REFLEXIONES DE UN REPUBLICANO -

Si me callo reviento, palabra.

Nací y moriré republicano. Moviéndome por esos mundos de Dios he visto repúblicas que me han dado envidia. Y también otras que me han dado asco, espanto y náuseas ¿Quién no envidia a Francia, Estados Unidos, Austria, Alemania...? Son repúblicas, pero son repúblicas serias y no la farfolla española de 1931 y sus espantosas consecuencias, por no hablar del esperpento barato de la Primera con sus cantones aldeanos catetos.

Tuve la suerte de no vivir la mierda de la Segunda República Española. Para empezar, un fascista asqueroso como Lerroux(1), tan analfabeto como casi todos sus compinches, confundió el color degradado del pendón de los Comuneros, rojo carmesí en su origen, con el ridículo morado que destruye la estética del trapo que dicen los representa; grave ofensa para los ojos y para la cultura de la que se jactaban poseer aquellos imbéciles(2). Pero se trataba de eliminar hasta una bandera que no sé qué daño podía hacerles.

No me olvido de su predecesor, el inefable Manuel Azaña que se ganó a pulso el título de Héroe de Casas Viejas con la orden a la Guardia Civil de: "Tiros y a la barriga". Y que, al final de toda la que había armado él mismo, pronunció el famoso discurso de "Paz, piedad, perdón" mientras el oro del Banco de España y muchas obras de arte de El Prado viajaban al extranjero para asegurar a él y a sus secuaces un lujoso futuro sin dar golpe.

Pero no puedo dejarme atrás el resto de los residuos de la sentina española, que eran legión. La revolución de Asturias de 1934 fue sofocada por el Ejército por órdenes del Gobierno republicano y allí murieron un montón de republicanos. A partir de ahí el patrimonio artístico de la Iglesia sufrió un golpe del que jamás se recuperaría(3). El patrimonio civil tampoco salió indemne de saqueos y destrozos a manos de las "cultísimas" hordas de desocupados que salían a la calle con el beneplácito de los dirigentes republicanos y la vuelta de espaldas de la Policía. Los asesinatos de los considerados enemigos de la República se contaban por decenas o centenares al día; enemigos de la República cuya calificación de tales quedaba en manos de los más burros de entre los más analfabetos: A veces bastaba con no tener callos en las manos para ganarse un tiro en la nuca con lo que, aparte de matar a sacerdotes y terratenientes, también los médicos caían como moscas.

Tampoco quiero dejar de citar a los actores secundarios. Un tal Santiago Carrillo también se ganó su irónico título de Duque de Paracuellos no precisamente por nada heroico, sino por hacer matar a miles de presos de las checas de Madrid; aparte de su especial predilección por ver apagar cigarrillos en los pechos de las monjas cautivas en sus inmundas cárceles. Como también es conocida su afición de cortar dedos de los recién fusilados si llevaban anillos de valor. Un angelito.

Así el asunto acabó como todos sabemos. La Segunda República Española encarceló, torturó y mató alegremente desde 1931 hasta 1939 a todo quien quiso. Su fin propició otra larga serie de represiones bajo el Gobierno de Franco que se irían suavizando con el tiempo, dejando los fusilamientos masivos en 1942 pero continuando con los trabajos forzados (pagados, eso sí, cosa que no hacían los republicanos) los encarcelamientos y las palizas indiscriminadas.

Vuelvo al principio. Nací y moriré republicano -y a mucha honra- pero no entiendo ni entenderé que la república sea sinónimo de matanzas, hordas de asesinos sueltos, ignorancia generalizada, fragmentación de España, ataques a la Iglesia(4), saqueos masivos destrucción del patrimonio, fomento de odios locales y venganzas personales disfrazadas de justicia republicana.

Ya sabéis, supuestos republicanos. Cambiad la Constitución si queréis y haced una república al estilo de las civilizadas. Una república que respete las libertades individuales; la libre circulación de bienes, capitales y servicios; el acceso a la verdadera cultura y no adoctrinamiento sectario; la unión de todos los pueblos de España y, en definitiva, lo mismo de lo que disfrutamos hasta la llegada de ese indeseable llamado Zapatero que resucitó los fantasmas de un pasado vegonzoso por todas partes. Haced esa república erradicando el actual choriceo y contaréis conmigo, pero no la vuelta a un pasado indigno de ser revivido.

Ya termino con un tema no menor.

No se os ocurra tocar mi bandera. No se os pase por la imaginación que yo me vaya a inclinar ante ese colorido trapo de fregar retretes que sólo representa lo que acabo de comentar más arriba. Dejad en paz la bandera española y, a lo más, exigid que se cambie el escudo por otro que sea de vuestro agrado, pero que no denigre a España.

Ante todo lo expuesto y en la actuales circunstancias, este republicano de corazón que firma lo que antecede, se quita el sombrero para decir de corazón:

¡VIVA ESPAÑA!

¡VIVA EL REY DE ESPAÑA!

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(1)Gran republicano este sinvergüenza de Alejandro Lerroux. De su famosa frase: "Levantemos los velos de nuestras novicias y elevémoslas a la categoría de madres" a los sobornos que aceptó de Strauss y Perl y que dieron lugar a la palabra estraperlo, hasta su muerte felizmente acaecida en 1949 y de la que su esquela mortuoria decía: "Falleció bajo el manto de la Virgen del Pilar..."

(2)Casi tan analfabetos como algún profesor universitario de la Complutense con coleta.

(3)Lo que olvidan muchos es que todo lo que no ardió en los saqueos e incendios, acabó en manos de anticuarios y mercaderes que hicieron su agosto. Aparte de las joyas que, esas sí, fueron robadas de forma inmediata por los saqueadores e incendiarios.

(4)Al Islam ni tocarlo, naturalmente. No tienen huevos para ello.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo.

Revera dijo...

Tienes toda la razón. Algunas personas adoctrinadas y adoctrinadores nos toman por su rebaño.Slds