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miércoles, 14 de mayo de 2014

- DESMONTANDO MITOS (y VI) -

Las nuevas ideas y conceptos suelen tardar muchos años en calar en cualquier sociedad. Demasiados años en los que coexisten esos nuevos conceptos mezclados con los antiguos creando divisiones que pueden llegar a ser profundas. Para hacernos una idea sin salirnos del contexto en el que se ha desarrollado esta serie de artículos, sólo decir que en todo el Antiguo Testamento no se encuentra una sola mención al concepto de premio o castigo en la otra vida(1) y sólo en la tardía época de los Macabeos aflora tímidamente este concepto. Cuando se producía un fallecimiento, los autores bíblicos suele usar el eufemismo "Se durmió con sus padres" o una expresión parecida. Sin embargo, ya en vida de Jesús estaba casi totalmente extendida esa creencia en el pueblo judío. Tardó el concepto en penetrar casi del todo aquellas mentes.

Ahora presumimos de ser muy avanzados y de captar los avances tecnológicos y sociales al vuelo pero me temo que, en general, esto no pasa de ser una mera presunción. La mentalidad generada por dichos avances tarda generaciones enteras en modificarse y, cuando lo consigue, nos asombramos al ver que existen inmensas masas sociales aun ancladas en las ideas del pasado.

Pues bien; exactamente eso es lo que ha ocurrido con las ideas del Cristianismo. Dos mil años después de la venida de Jesús al mundo es ahora cuando, a nivel social, nos empezamos a dar cuenta de la trascendencia del Mensaje que nos dejó. Dos mil años de guerras de religión, de castigos en nombre de la misma, de inquisiciones, excomuniones por desviarse de la línea doctrinal impuesta, definición de dogmas que en muchos casos estaban encaminados al blindaje de la jerarquía; y un largo etcétera que hasta pueden escandalizarnos vistos desde la perspectiva del ser humano actual. Dos mil años sin ver, o sin querer ver, que el Mensaje no incluía guerras, imposiciones, exclusiones ni tormentos; tan sólo el Amor estaba incluido porque el mismo Amor era el Mensaje.

En estos mismos días en los que escribo esta serie, muchas almas aferradas al pasado se llaman a escándalo ante las expresiones de libertad del Papa. Expresiones de libertad ya esbozadas desde el breve reinado de Benedicto XVI, ese inmenso Teólogo aun felizmente vivo y lúcido, pero que ahora Francisco ha tenido el valor de empezar a exponer para escándalo de timoratos y esperanza feliz de los demás. Quiera Dios que esos timoratos abandonen pronto sus posturas arriscadas y se unan al alegre canto de libertad que nos ofrece la vida si seguimos el mensaje.

Termino ya esta serie de artículos. Y la termino con un par de fragmentos de mi Retablo de Resurreción. Perdonad la autocita. Aquí tenéis el breve Romance de la Libertad y su réplica:

"Nadie pretenda imponer sus criterios caprichosos, que ya no hay amos ni esclavos sino cristianos dichosos. Se acabe la prepotencia, se acabe la tiranía, terminen los sinsabores, acabe la hipocresía, concluyan los malos tratos y la sucia villanía de cobardes insensatos que asesinan la alegría de sentirse Hijos de Dios.

Caminemos por la senda de la igualdad sin reparos y del respeto hacia todos. Nadie quiera prevalencia: No admito ningún tirano ni admito a los opresores; no admito la fuerza bruta ni admito a quien no valore el trabajo que, por ellos, realizan sus servidores; el que corta iniciativas; quien se rinde ante los celos; quien envidia facultades y desea mal por ello. No admito a quien quiera ser el primero en el reparto; no admito a aquel que se encumbra sin méritos y trepando sobre mentiras sociales y sobre prestigios falsos. Que Dios confunda a los malos y que no oculten sus rostros y no admito el matrimonio en el que uno de sus miembros quiera ser dueño del otro. Que ya no hay amos ni esclavos, que no hay dueños ni señores; sólo siervos de un Amor que nuestras almas redime y nuestras vidas trasciende: el Amor de los Amores.
"

"Que no venga ningún necio con burdas imposiciones ni cobardes tradiciones de obediencias ancestrales, orígenes de los males de una humanidad esclava que ni decide ni piensa. La libertad, esa intensa llama que Dios nos ha dado; ese Dios que se ha inmolado para darnos esa inmensa sensación de ser amados. Sin dejar de ser un Hombre, nos ha enseñado el camino de la Libertad sagrada; puedo elegir mi destino al ser la criatura amada de quien nos da regalada la chispa de lo Divino: la Libertad deseada.

Gustosamente aceptamos las normas de convivencia, pero también repudiamos que fuercen nuestras conciencias -creyendo ser nuestros amos- quienes con más diligencia por ser quienes más amamos, nos impongan exigencias abusando que les damos nuestras vidas y vivencias.

Que nadie abuse de nadie ni le imponga sus criterios; que sólo el amor decida, que se destierre el desprecio. Que nunca habite en mi casa ni duerma bajo mi techo quien quiera tener esclavos, hasta que no rectifique y pida perdón por ello y pueda ser admitido a calentarse en el fuego que sólo Dios ilumina. Que sólo Dios es mi Dueño.
"

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(1)Para ser sinceros, salvo en el caso de la pitonisa de Endor (I Sam. 1:28) ni siquiera hay alusiones a esa otra vida tras la muerte del cuerpo.

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